miércoles, 6 de junio de 2007

Mi opinión / Los evangélicos y el concordato en RD


Una reflexión para tomar en cuenta


Milton Tejada C. /
Periodista


Diversos grupos evangélicos han demandado de la Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana que anule el Concordato entre el Estado y la Iglesia Católica por considerarlo inconstitucional, puesto que no favorece la libertad de cultos. Hace unos meses, la demanda de algunas iglesias evangélicas se centraba en la petición de que se les permitiera ejercer como “ministros del matrimonio”, dando validez legal al acto de fe de la unión conyugal en la iglesia, mediante la presencia de un pastor o pastora.

Creo que las iglesias tienen un papel político y social que jugar.

Como profesionales de la comunicación nos preocupamos por la reputación de las instituciones. Definimos reputación como la imagen que tiene una determinada institución, empresa u organización en el medio social en que se desenvuelve y que es labrada en el tiempo (es decir, la reputación es “sedimento” del quehacer y de la intervención social de las instituciones). En ese sentido, las iglesias evangélicas deberían reflexionar sobre:

  • Los límites de su demanda de anulación del Concordato. Jesús no pidió al Poder Romano que le permitiera que sus seguidores –sus apóstoles- pudieran juzgar tal cual lo hacía el Sanedrín. Tampoco pidió Jesús la anulación del Sanedrín. Y esta institución judía tenía poder político-social, una comunicación franca con el poder político estatal y poder económico. ¿Cuál fue su destino? “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
  • Al pedir poder ejercer como jueces civiles están los evangélicos solicitando que se les permita igual condición que los sacerdotes católicos. Parece un sentido humano de equidad, de igualdad. Sin embargo, el matrimonio cristiano tiene la virtud de centrarse en lo que debe ser: un acto de fe. En el momento en que pastores y pastoras evangélicos se les atribuya la potestad de “casar”, abren espacio para el ámbito del matrimonio como un acto “social”, “político”…
  • Parecen ignorar los evangélicos que es parte de su “atractivo mercadológico” la independencia del poder estatal, la capacidad de poder ejercer un papel profético centrado en lo que constituye la máxima autoridad de los cristianos: la Palabra de Dios, la Biblia…
  • Hay algunos elementos de reputación que muchas iglesias evangélicas (porque es un universo difícil de percibir como unitario) debieran cuidar más. Por ejemplo, la preparación de sus pastores y pastoras. La sabiduría viene de Dios, es cierto, pero Dios ha colocado a disposición de hombres y mujeres instrumentos para el conocimiento que les permitan hacer avanzar a sus iglesias. Claro, tampoco estamos a favor de un elitismo, que considere que el llamado de pastor(a) es para los preparados(as)… Los “pescadores de hombres” provienen de cualquier condición social y económica, porque el Señor quiere gloriarse en ellos.

Que no se nos mal interprete. Este es un pequeño llamado a la reflexión y sé bien que existen puntos de vistas distintos. Además, "todo punto de vista es la vista desde un punto...".

1 comentario:

Franklin Veloz dijo...

Muy buena exposición y apoyo tus razones. Cuál es la necesidad de querer igualarnos, de tener esa ligadura y atadura con el estado, la historia desde Constantino hasta nuestra época nos ha enseñado que sea católico, protestante o cualquier otra "religión" que hace alianza con el estado o entra en contubernio (Como diaria mi Suegra) se corrompe.