lunes, 11 de marzo de 2013

Desde mi estudio / El anabautismo

Murray / Separación Iglesia(s)-Estado
Me permito sintetizar un comentario de Carlos Martínez García acerca de la obra de Stuart Murray: Anabautismo al desnudo: convicciones básicas de una fe radical  (Herald Press, Harrisonburg, Virginia). En esta obra, según indica Martínez García, se trata de la relación de los cristianos con el Estado, la cual ha sido trabajada bajo diversas concepciones a través de la historia.
En el siglo XIV, protestantes y católicos compartían la convicción de que era necesaria una fe oficial y excluyente de las demás.
La realidad ha desvanecido los sueños y proyecciones de quienes creyeron que sería posible edificar naciones cristianas, y que para hacerlo la unión de Iglesia(s)-Estado extendería un tipo de cristianismo que daría por resultado sociedades enteramente católicas o protestantes. Pero lo que sucedió a partir del siglo XVI fue un proceso de diversificación en todos los órdenes, que puso no solamente en duda, en el terreno de las ideas, el modelo de régimen de Cristiandad sino que en los paradigmas políticos concretos la simbiosis poder político/poder eclesial fue retrocediendo y su lugar lo tomó la separación Iglesia(s)-Estado.

Stuart Murray eligió el título de su libro para reflejar que hay un núcleo identitario del anabautismo que comparten varias tradiciones cristianas, y que se puede ser, o se es, anabautista sin necesariamente pertenecer a algunas de sus expresiones eclesiásticas históricas. El anabautismo está presente, sobre todo, en movimientos que nacieron y se desarrollaron a contra corriente de las iglesias oficiales y/o anquilosadas. El redescubrimiento de una fe personal, pero no individualista, y una ética que se desprende de ella, ha gestado múltiples movimientos que forman parte de la extensa historia de iglesias de creyentes.

Los principios básicos del anabautismo que Murray propone, después de haberle quitado distintos ropajes que le adicionan algunos de sus desarrollos históricos, como es el caso de los menonitas, son siete y los resume de la siguiente manera.

1. Jesús es nuestro ejemplo, maestro, amigo, salvador y Señor. Es la fuente de nuestras vidas, el punto central para nuestra fe y estilo de vida por medio del cual entendemos la iglesia, y nuestro compromiso con la sociedad. Nos comprometemos a seguirle y adorarle.

2. Jesús es el punto central de la revelación de Dios. Nos comprometemos con una lectura Cristo céntrica y con la comunidad de fe como el lugar primario desde dónde interpretamos las Escrituras y discernimos su aplicación para el discipulado.

3. La cultura occidental está lentamente saliendo de la Cristiandad. La Iglesia y el Estado formaban una unión que presidía la sociedad y asumía que todo era cristiano. Cualquiera pudieran haber sido sus contribuciones positivas a la formación de valores e instituciones, la Cristiandad distorsionó seriamente el Evangelio, marginó a Jesús y debilitó a las iglesias para llevar adelante su misión. Al reflexionar sobre esto, nos comprometemos a aprender de la experiencia y perspectivas de movimientos como el del anabautismo que rechazó las suposiciones de la Cristiandad como estándar, buscando alternativas de pensamiento y conducta.

4. La frecuente vinculación de la Iglesia con el status, la riqueza y la fuerza no es apropiada para los seguidores de Jesús, dañan nuestro testimonio. Estamos comprometidos a ser buenas nuevas a los pobres, los marginados y los perseguidos, conscientes de que este discipulado genera oposición y a veces puede resultar en sufrimiento y martirio.

5. Las iglesias son llamadas a ser comunidades comprometidas con el discipulado y la misión. Lugares donde se fomenta amistad, el compromiso mutuo y una adoración multifacética. Al comer juntos y compartir la Cena del Señor, afirmamos la esperanza y buscamos juntos el Reino de Dios. Nos comprometemos a desarrollar este tipo de iglesias en donde se valoran a los jóvenes, ancianos; donde el liderazgo es abierto al diálogo y los roles se asignan según los dones y no el género. El bautismo es para creyentes.

6. La espiritualidad y lo economía están mutuamente relacionados. En una sociedad individualista y consumista, en un mundo donde la injusticia es moneda común, nos comprometemos a buscar formas que reflejen la sencillez, el cuidado por la creación y el trabajo por la justicia.

7. La paz es central al Evangelio. Como seguidores de Cristo en un mundo dividido y violento, nos comprometemos a buscar alternativas no-violentas y a aprender cómo vivir en paz unos con otros como individuos, iglesias, sociedad y naciones.

Los anabautistas, comenta certeramente Murray, identificaron el “giro de la Cristiandad” en el siglo cuarto “como el tiempo cuando Jesús comenzó a ser marginado. Fue entonces cuando el emperador romano, Constantino I, adoptó la fe cristiana y decidió reemplazar el paganismo con el cristianismo como la fe imperial”. El giro, la subversión del cristianismo la llama Jacques Ellul en un libro del mismo título, consistió en que un hecho político condujo a una nueva convicción doctrinal. El cristianismo antes perseguido se transformó en una empresa político/religiosa perseguidora.

La fe cristiana, liberada de la  Cautividad del Régimen de Cristiandad , tiene la oportunidad de hacer misión al estilo de Jesús, misión sin conquista, en la que es respetada la dignidad humana.

Para tener más pistas sobre esta misión liberada del yugo del poder, el libro de Stuart Murray nos ofrece estimulantes pistas, concluye Martínez García su comentario.
Ver el comentario completo en: http://www.protestantedigital.com/ES/Magacin/articulo/5411/El-anabautismo-al-desnudo

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