Ganar
a los perdidos
Dios
nos llama a evangelizar. La encomienda es a predicar el Evangelio. Ganar para
Cristo a aquellos que NO conocen a Dios. Ir a un mundo perdido sin Cristo y
presentarle el Único medio de salvación: Jesucristo. El llamado es a extender
el Reino de Dios.
De
modo que cuando llevamos personas ya
salvas a nuestra Iglesia, el Reino de Dios no crece. Solo se mueve la
sartén y se cambian de lugar los alimentos. Las ovejas pasan de un lugar a
otro. Pero no hay multiplicación de ovejas. No hay crecimiento.
Cuando
“predicamos” a los cristianos, cuando queremos “ganar” a los ganados, cuando
conquistamos a los conquistados, el Reino de Dios permanece igual. Y me
pregunto ¿Habrá alguna recompensa cuando logramos esos “traslados”?
¡El Reino de Dios crece cuando ganamos
a los perdidos!
“Ganar” al creyente es fácil. Lo difícil es, como vemos en el apóstol Pablo,
mediante oración, ayuno, predicación, inversión de tiempo, recursos, etc.
logramos, con la intervención directa de Dios, que alguien sea trasladado de
las tinieblas a la luz. ¡Eso SÍ tiene recompensas eternas! ¡Invirtamos nuestros mejores esfuerzos en
ganar a los perdidos! ¡Extendamos el Reino de Dios! ¡Prediquemos y
alcancemos a aquellos que no conocen a Cristo!
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