martes, 26 de marzo de 2013

Desde la fe / Las 7 palabras de Jesús



 EL PRECIO MÁXIMO
La muerte por crucifixión era algo horrible: un tipo de muerte lento y desesperado, con una constante batalla entre la necesidad de respirar y el fortísimo dolor que causaban los clavos que atravesaban la carne de la víctima. En estas circunstancias, el Señor nos habló siete veces.

Fueron sus  ÚLTIMAS 7 PALABRAS en las que reflexionaremos como Iglesia Cristiana.
Te invitamos. Jueves 28. A las 4:30  y a las 7:30 pm. En el Liceo Unión Panamericana, en la Paseo de los Periodistas, casi frente al Listín Diario. ¡Te esperamos!. Invita a tus amigos, a tu familia, a tus relacionados…Jesús nos revela en la cruz mucho del sentido de su vida y de su muerte.

Nuestro pastor, Rafael Montalvo, junto a catorce hermanos: Modesto Cedano, Lourdes Dicló, Ramón Jiménez, Martha Roa, Juan Méndez, Ingrid Martínez, Francisco Cedano, Socorro Morales, Pedro Ramírez, Loren Montalvo, Rafael Luna, Ana Ysabel Acosta, Joel Montalvo y Milton Tejada estarán desde el púlpito llevando un mensaje de Dios para tu vida, la de tu familia y la de la sociedad dominicana de hoy en día.

Aquí un breve resumen de estas últimas palabras de nuestro Señor.

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23:34). Le pidió a Dios que perdonara a los mismos que le habían condenado injustamente, que lo habían humillado e incluso a quienes le clavaron en la cruz. Que perdonara a quienes no merecían ese perdón, como tú y como yo.

“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23:43). Ambos ladrones, al principio, se burlaban de Jesús, pero uno de ellos cambió de manera de pensar y le pidió que se acordara de él en su reino y recibió el don gratuito de la vida eterna. ¿Había hecho algo para merecer un don así? ¡Por supuesto que no! Todo lo que hizo fue cambiar de manera de pensar y depositar toda su fe en Jesús. Tú también puedes hacerlo.

“Mujer, he ahí tu hijo… He ahí tu madre” (Jn 19:26-27). Jesús cumplió con su papel de hijo mayor de María, arregló las cosas para que alguien cuidara de ella en el futuro. En la cruz, Jesús honraba a sus padres, la Palabra de Dios se cumple y se vive hasta el final.

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27:46). Las tinieblas cubrían la tierra, símbolo de separación entre Jesús y Dios. Tomó sobre sí el castigo que nosotros merecíamos por el pecado. Cargó con nuestras culpas, a pesar de ser perfecto. Es el momento más significativo de toda nuestra historia: Dios hace posible la reconciliación con El a través de la muerte de su hijo.

“Tengo sed” (Jn 19:28). Su lengua estaba hinchada y reseca. Necesitaba tomar agua y lanzó este reclamo. Al hacerlo, cumplió una profecía que hiciera David siglos antes (Salm 69:21), dándonos ejemplo de que nuestro propósito es cumplir lo previsto por Dios para nuestras vidas.


“Consumado es” (Jn 19:30). Jesús proclama, en medio del dolor, su victoria. Es una expresión de contenido legal. La práctica común dictaba que, cuando se condenaba a un hombre por un crimen, se escribiera su castigo en un rollo. Entonces se recogía el rollo y se clavaba sobre su celda en la prisión. Cuando terminaba de cumplir su sentencia, se bajaba el rollo y se escribían en él las palabras “Consumado”: nunca más se castigaría a aquel hombre por ese crimen: había hecho una restitución total. Esa es la restitución que Jesús hizo por ti y por mi, por nuestros pecados.


“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23:46). Jesús pone su vida en manos de su Padre. No fueron los líderes religiosos judíos, ni Pilato, ni la multitud, ni siquiera los guardias, quienes le arrebataron la vida. El la entregó voluntariamente. La entregó por ti y por mí.

(Adaptado de la Biblia de los  Cumplidores de Promesas).


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