“A ti,
¿Qué te impide?”
(Elaborado
por nosotros, MT, siguiendo un estudio preparado por Carlos Kelly)
Me
gustaría que leyeras la Palabra en Hechos 8:26-39.
En
el relato intervienen tres personajes. El ángel, el eunuco etíope y Felipe.
Bien,
para lo que necesitamos en este momento podemos decir sencillamente que el ángel
es uno de esos seres celestiales que Dios ha usado como mensajero en múltiples
ocasiones. Felipe era uno de eso varones esforzados de la iglesia que gozaba de
un buen testimonio y era lleno del Espíritu Santo. Finalmente el etíope era un
hombre natural de etiopia, funcionario de la reina de aquel país y que había
hecho votos como eunuco para no casarse. Además este hombre, que no era judío,
estaba por alguna razón, seriamente identificado con el Dios de Israel.
Cosas
muy interesante podemos aprender de la vida religiosa del etíope. En primer
lugar, era un hombre que tenía indudable interés en las cosas de Dios. Si
te fijas, fue a Jerusalén a adorar y en el camino leía las escrituras. En
segundo lugar, un hombre que hacía un espacio para Dios en su vida, aun desenvolviéndose
en un ambiente de riquezas pues estaba sobre todos los tesoros de su reina. Sus
trabajos y sus tesoros no eran todo para él. En tercer lugar, insistía en su
búsqueda de Dios; pues ya iba de regreso a su tierra (verso 28) y
seguía leyendo las escrituras.
Tú y
el etíope
¿Somos
como este etíope? ¿Qué señales hay en tu vida y en mi vida que pueden
confirmarnos que esto ocurre hoy en nuestras vidas? He aquí algunos “tips”:
·
Es
necesario que reduzcamos la distancia
del dicho al hecho y que nuestro interés por Dios motive acciones en
nuestras vidas.
·
Es
necesario que dediquemos tiempo para
buscar de Dios y que explotemos los recursos que pueda haber disponibles
para que nuestro interés sea satisfecho.
·
Podemos
mostrar un real interés, una
evidencia de que las cosas de Dios son muy importantes para nosotros y de que
estamos dispuestos a insistir hasta llegar al conocimiento de Dios en señales
como estas: la lectura de la
Biblia, la
participación en las células, la visita a la iglesia, la consulta a líderes y a
personas en quienes apreciamos una huella de Dios, la oración
Ten
la misma actitud del etíope: ruega que te enseñen, que te acompañen (Hechos
8:31).
En
él yo veo sinceridad,
pues reconoce que a pesar de todo su esfuerzo y de cumplir un ritual religioso
(vino desde una distancia de más de 400 kilómetros ¡y no había vehículos de
motor!). Muchas personas hoy se conforman con el hecho de pertenecer a una
religión y se pasan la vida cumpliendo rituales, pero sin conocer a Dios y sin
entender que Dios tiene para ellos y sin experimentar la realidad de ser un
hijo de Dios.
Veo
también su
diligencia. No solo reconoció que no entendía lo que leía, sino que
aprovechó la primera oportunidad que tuvo y rogó a Felipe que le explicara. ¡Qué
diferente el panorama de hoy para muchos! ¡Parece que hay que rogarles para que
nos permitan explicarle la Palabra de Dios, conozcan a Dios y se salven! ¿Será
tu caso? Espero que no… el llamado es a esforzarnos.
El
pasaje que lee el etíope y que no entiende hace referencia a un acontecimiento
que celebramos en esta llamada Semana Santa:
Como oveja a la
muerte fue llevado;
Y como cordero
mudo delante del que lo trasquila,
Así no abrió su
boca.
En su humillación
no se le hizo justicia;
Mas su
generación, ¿quién la contará?
Porque fue
quitada de la tierra su vida (Hechos 8:32-33).
No
entendía, como muchas veces no entendemos nosotros, como muchas veces no
entienden aquellos a los que predicamos. Y entra Felipe en acción:
“Entonces Felipe,
abriendo su boca, y comenzando desde
esta escritura, le anunció el evangelio
de Jesús” (Hechos 8:35).
Anunciar
el Evangelio no es una opción para un cristiano, es un mandato.
Algunos
pasajes de la Escritura pueden ilustrarnos sobre lo que Felipe le explicó al eunuco.
·
Isaías
53:5-8: Dios promete un salvador que habría de sufrir por nosotros.
·
Juan
3:16-18: Es el cumplimiento de esa profecía porque Dios nos ama.
·
2
corintios 5:18-21: Dios se acercó a nosotros y ahora espera que nos
reconciliemos con El.
·
Mateo
28: 18 20: Dios espera que creamos y confesemos nuestra fe al bautizarnos en
las aguas.
¿Que
hizo el etíope al entender todo esto? Hombre diligente e interesado seriamente
en conocer a Dios, buscó la primera
oportunidad para confesar su fe y abrazar el evangelio que fue su salvación. Preguntó:
¿Qué impide que
esto sea realidad en mí hoy? Y en ese mismo momento pudo ser
bautizado. ¡Qué alegría para él!
“Y yendo por el
camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide
que yo sea bautizado?” (Hechos 8:36).
A ti
¿Qué
te impide creer y ser bautizado?
¿Qué
te impide crecer en la vida cristiana?
¿Qué
te impide predicar el evangelio?
¿Qué
te impide servir con todas tus fuerzas al Señor?
¿Qué
te impide una vida de intimidad con El?
No permitas que nada te impida o detenga…
¡Qué Dios te bendiga!