domingo, 31 de marzo de 2013

Del Pastor / Unidad y diversidad

Diversidad y amor
Me da gracia cuando algunos hermanos se pasan a una congregación diferente de la que se convirtieron y ahora ven el cristianismo y la Biblia desde otra perspectiva, generalmente haciendo énfasis en una determinada doctrina, enseñanza o forma de culto.
Piensan que tienen la verdad absoluta, que los demás están equivocados o que les “falta algo”, se colocan “por encima” de los demás y creen que deben “convertir” a sus antiguos hermanos…aun a sus líderes y pastores, a su nueva forma de ver las cosas. 
Lo peor, es que a veces esta actitud se convierte en arrogancia y orgullo.
Pido a Dios que nos de humildad, y capacidad de ver la diversidad dentro de la unidad.
Entendamos que la Iglesia de Jesucristo no inició conmigo. Que antes de yo convertirme YA existía Su Iglesia. Y que yo soy fruto de ESA Iglesia: Pentecostales, Fundamentalistas, Carismáticos, Metodistas, Iglesias Históricas, Arminianos, Calvinistas, etc.
Amamos, respetamos y apreciamos a nuestros hermanos, dentro de la diversidad y los énfasis de cada uno. Somos el Cuerpo de Cristo!

sábado, 30 de marzo de 2013

Jesús en la cruz / "Dios mío, Dios mío..."


CUARTA PALABRA
Por Ana Ysabel Acosta de Tejada
28 de Marzo, 2013 – 7:00 pm

Mateo 27 relata: "45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.  46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.

Este clamor del Señor Jesús provino precisamente de aquellas tinieblas porque fue en ese justo momento, en la hora sexta, cuando lo cubre la oscuridad que carga todos los pecados de la humanidad; El mismo fue hecho pecado.

Nuestro Señor Jesús se encontraba en ese momento en la parte más oscura de Su camino, había pisado ya el sendero de dolor durante horas, y la obra estaba casi consumada. Este es Su doloroso lamento procedente de lo más profundo del abismo de la miseria: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"

Cuando leemos en los Evangelios las circunstancias que rodearon la muerte de nuestro Señor Jesucristo, salta a la vista la intensidad de sus sufrimientos, físicos y emocionales. Había sido físicamente masacrado por los soldados romanos en el camino hacia la cruz y se había encontrado de frente con la maldad y crueldad humana en toda su extensión.

El salmo 22, escrito 1,000 años antes de Cristo y donde se describe su crucifixión antes de que este método fuera inventado, dice en sus versículos iniciales 1 “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 2¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?”.

Las palabras que encabezan este Salmo fueron las mismas repetidas literalmente por nuestro Señor Jesucristo, un poco antes de su muerte, y expresan uno de los más grandes misterios de toda la Biblia. Al Espíritu Santo le pareció necesario revelarnos que Cristo fue desamparado por su Padre en el momento más terrible de todo su ministerio.

No se trataba simplemente de una sensación de abandono, como la que quizás hemos experimentados en ocasiones, sobre todo cuando estamos atravesando por un fuerte período de aflicción y no percibimos la presencia de Dios en nuestras vidas. En el caso de Cristo cuando estaba en la cruz, el abandono no fue una mera sensación, su abandono fue real. De hecho, esta es la única ocasión que registran las Escrituras en que Cristo no se dirige a Dios llamándole Padre, sino que le llama “Dios”.

La razón de este abandono es claramente revelada en las Escrituras. Dice el profeta Habacuc que “Dios es muy limpio de ojos para ver el mal (1:13)”; y en esa hora sexta Cristo estaba cargando con el pecado de Su pueblo. En una dimensión que nosotros no podemos entender, Cristo fue hecho pecado, para que nosotros pudiésemos ser justificados. El Dios, absolutamente santo y justo no podía por tanto tener con Él la comunión deleitosa que siempre habían tenido desde toda la eternidad y por eso se aparto de El.

“Todo nosotros nos descarriamos como ovejas, dice en Isaías 53, cada cual se apartó por su camino; más Jehová a cargo en él el pecado de todos nosotros” (Is. 53:6). Esa es la esencia del mensaje del evangelio, que Aquel “que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2Cor. 5:21).

Esto es difícil de entender para nosotros porque el pecado con frecuencia lo tomamos con mucha ligereza. Pero para Dios el pecado es algo tan serio que para redimir al pecador, alguien adecuado tenía que asumir la culpa y pagar por ella y eso fue lo que hizo Jesús.

Ese clamor de Cristo en la cruz, Dios mío….., que se había expresado en el Salmo 22 no fue una expresión de duda, sino de agonía. Cristo sabía por qué había sido desamparado; Él sabía de antemano que eso iba a suceder, y aún así, por amor a nosotros, a ti y a mí, decidió voluntariamente pasar por ese valle de sombra de muerte.

Él sabía que había venido a morir, pero sabía también que la muerte no tendría sobre él la última palabra. Por eso clama a Dios, a pesar del desamparo, y apela al hecho de que seguía siendo su Dios: dos veces le llamo “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”

Esto parece paradójico; si se sentía desamparado ¿por qué clamó a Dios? Clamó porque la fe de Cristo como Hombre aún se mantenía intacta. El mero hecho de citar este Salmo en esa hora de agonía, era una prueba de eso. El Señor Jesús conocía todas las escrituras y sabía que este salmo 22 concluye con un canto de victoria, no con un grito de frustración como inicia.

Así que este no es un grito de duda, sino el clamor de Alguien que está atravesando por el más intenso sufrimiento que hombre alguno haya experimentado jamás. Por eso continúa librando esta batalla en oración, clamando a ese mismo Dios que lo había desamparado.

Y Su oración fue respondida. Al tercer día se levantó victorioso de la tumba y hoy está sentado a la diestra de Dios intercediendo por nosotros.

Este relato tan breve y dramático nos inspira a acciones muy concretas:
- Algo que pensar: nos da una oportunidad para entender el sentido de la cruz como la culminación del plan de Dios para reconciliarnos con el.
- Algo que sentir: una oportunidad para quebrantarnos, arrepentirnos y aferrarnos a la salvación que Jesús obtuvo para nosotros con tanto dolor.
- Algo que hacer: comenzar o continuar una vida de amor al prójimo y santidad, siguiendo la voluntad de Dios y rechazando el pecado.
- Algo que creer: fortalecernos en la fe de que Jesús es el hijo de Dios y su sacrificio es suficiente para ponernos en paz con Dios.
- Algo que decir: aprovechar cada oportunidad para animar a los que no creen a que se aferren a la salvación que Jesús nos ofrece.

El fue desamparado para que tú y yo nunca seamos abandonados en nuestros pecados, sino perdonados, salvados y restaurados por el amor de Dios para siempre.

Dios les bendiga mucho.

viernes, 29 de marzo de 2013

Jesús en la Cruz / Estarás conmigo...

Segunda Palabra:

“Hoy estarás conmigo en el paraíso”

Ramón Jiménez
28 de Marzo, 2013

La Biblia registra en Marcos 15:27-28:
“27Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda.28 Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos.”

La referencia que se hace es a Isaías 53:12: “por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”

A este punto, Jesús ha sido azotado, insultado, escupido, humillado.  Ahora es clavado en la cruz entre dos ladrones.  Como si no bastase con el maltrato físico; como si no fuese suficiente con todo el dolor espiritual y emocional de pasar por aquel momento, Jesús también debe ser tenido por un delincuente más.  Es la observación que podría hacer cualquier espectador aquella tarde: la muerte de cruz estaba reservada sólo para los más bajos miembros de la sociedad, y Él estaba rodeado por dos tales miembros, dos criminales (ladrones, insurgentes, malhechores).

Su desamparo, la inevitabilidad de su muerte física, eran compartidos por estos dos insurgentes crucificados a su lado.Y uno de ellos, en medio de su desesperación, se suma a los ataques contra Jesús:
Lucas 23:39 NVI “39 Uno de los criminales allí colgados empezó a insultarlo:  —¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!”

Este hombre quizás piense que con ofenderlo, con tentar su orgullo humano, hará que Jesús se conmueva y obre en beneficio de ambos.  Pero su aparente “arenga” o motivación esconde una carga terrible de pecado:
·         Cuestiona la identidad de Jesús (“Si eres el Cristo…”)
·         Pretende escapar a su justo destino final y ser salvado inmerecidamente de su condena.  Se considera digno de una segunda oportunidad, de librarse de un castigo ya acordado por su faltas, minimizando éstas

En cambio, la actitud del otro criminal es muy diferente:
Lucas 23:40-42 NVI “40 Pero el otro criminal lo reprendió:  —¿Ni siquiera temor de Dios tienes, aunque sufres la misma condena? 41 En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; éste, en cambio, no ha hecho nada malo.  42 Luego dijo:  —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.”

Este hombre reconoce la deidad de Jesús.  Sabe que Él es Dios.  Le reprocha al primer delincuente su maldad.  Le recuerda que la condena de ellos dos es merecida por sus delitos, en tanto hace justicia a Jesús, declarando que Él, a diferencia de ellos, no merece esa muerte.  Y le pide a Jesús que le recuerde cuando venga en su reino – lo cual, dadas las circunstancias, claramente no sucederá en esta vida que para ellos está a punto de terminar
Este hombre sabe quién es Jesús.  Escuchó su mensaje.  Conoció su plan.  Quizá no reaccionó a tiempo, pero en los últimos minutos de su vida, puso su mirada en lo eterno y supo reconocer y apelar correctamente al único que podía cambiar su destino en esa eternidad venidera.

Jesús, que ha guardado silencio a lo largo de este intercambio de moribundos, lo rompe para sellar con esperanza cierta el arrepentimiento y la fe de este hombre:
Lucas 23:43 RV60 “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” [NVI “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”]

De cierto.  No es una ilusión, es una certeza, una verdad segura.  Hoy.  No hay ya más castigo.  No hay más condenación.  No hay un lugar intermedio para pagar la deuda pendiente.  La sangre del único justo que vivió es pago total y suficiente por cualquier maldad pasada.  Aunque nuestro concepto de justicia no comprende tan gran amor, en Su generosidad, la oferta de Dios es la misma sin importar que la aceptemos en la mañana, al mediodía o en la última hora de nuestras vidas

La escena en el Gólgota que mueve a Jesús a hablar por segunda vez es un espejo para nosotros.  Un retrato claro, sincero, desgarrador, de nuestra situación de pecado y nuestra necesidad de salvación.  Muchas veces somos como el primer criminal.  Quizá para la sociedad nuestro pecado no amerita ser exhibido en una cruz y recibir el rechazo y desprecio de todos, pero para Dios es conocido,  y es abominable; sin embargo, lo justificamos, evadimos nuestro compromiso y las consecuencias, y aún podemos culpar o cuestionar a Dios en nuestra hora de dificultad.

El segundo criminal nos da un ejemplo perfecto de la conciencia que deberíamos tener de nuestra necesidad y del plan de salvación de Jesús.   Necesitamos entender que Él es Dios.  Que sólo Él es bueno.  Que en nuestra vida hemos fallado, hemos pecado, y nuestro destino natural es recibir las terribles consecuencias de esta maldad.  Pero también saber que nos espera algo más que esta vida, y que ese hombre que murió entre criminales es Rey y Señor de un reino de amor eterno, Rey y Señor tan poderoso que, sin importar nuestro pasado, puede recibirnos en ese reino de amor y perdón porque pagó el precio en la cruz

“Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.  El hombre que hizo esta promesa moriría pocas horas después.  Pero para quienes pueden reconocer que Él es Dios, que se hizo hombre, que murió pero resucitó; y que la maldad y pecado propios son realmente grandes, pero sólo necesitan ser lavados con esa sangre bendita para ser perdonados; esa promesa de pasar la eternidad en la presencia de Dios sigue vigente hoy.

jueves, 28 de marzo de 2013

De Prensa / Fe y convivencia social


Las 7 Palabras:

Iglesia Cristiana afirma fe lleva a mejor convivencia social

Rafael y Rocío Montalvo
La Iglesia Cristiana que lidera el Pastor Rafael Montalvo celebró el culto de las 7 Palabras de Jesús sobre la Cruz,  donde catorce predicadores y predicadoras llamaron al pueblo dominicano a buscar de los caminos de Jesús con la certeza de que es posible una mejor convivencia familiar y social.

Montalvo, al dirigirse a los asistentes a los dos cultos que celebró la Iglesia este jueves, señaló que para los cristianos evangélicos la muerte y resurrección de Cristo representan la gran oportunidad del único y verdadero cambio y transformación del ser humano y de la sociedad. “Gracias a Su obra en la cruz podemos obtener perdón de pecados, amistad con Dios, reconciliación con el hermano, poder liberador, esperanza y vida eterna”, expresó el pastor Montalvo.

Explicó que aunque esta semana es importante para los cristianos evangélicos, es decir, aquellos que hemos tenido un encuentro personal con Jesús, “la muerte y resurrección de Cristo son eventos de suma importancia todo el tiempo, los 365 días del año.  Por esta razón, el sacrificio de Jesús, no lo recordamos solamente en esta semana, sino los 365 días del año”.

Los cultos se celebraron a las 4.30 y a las 7:00 pm, con la asistencia de cientos de personas.

El periodista Milton Tejada, uno de los líderes de esta iglesia, pidió a la sociedad dominicana no tener miedo y “no tirar la toalla ante los múltiples problemas que nos aquejan. La pobreza extrema de muchos hogares, la desintegración familiar, la dependencia de las drogas, la corrupción pública y privada, la inseguridad en nuestras calles, la carencia de un salario digno y justo, el desempleo, la violencia doméstica… son algunos de los múltiples fantasmas que quieren hacernos creer que estamos solos y que buscan llenarnos de miedo y arrodillarnos”, dijo.

Y añadió: “Yo les pido que digamos que NO, que no nos arrodillaremos ante los problemas, que sólo tenemos rodillas para bajar nuestro rostro ante nuestro Padre Dios y, al igual que Jesús, clamar con absoluta confianza en El: En tus manos encomiendo mi espíritu”.

De su parte, Ramón Jiménez, ingeniero de sistema y quien trabaja con los hombres en esta iglesia afirmó que la promesa de Jesús de que “estarás conmigo en el paraíso” sigue vigente hoy para quienes pueden reconocer que Él es Dios, que se hizo hombre, que murió pero resucitó, y que el ser humano sólo requiere reconocer que falla, que es pecador.

Ana Ysabel Acosta, abogada que trabaja en el sector empresarial, al comentar la cuarta palabra (“Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado), señaló que tenemos algo que hacer y es comenzar a vivir o continuar viviendo una vida de amor al prójimo, siguiendo la voluntad de Dios y animar a otros que no creen a que se aferren al Dios que nos anunció Jesús.

La Iglesia Cristiana se reúne cada domingo a las 9 y 11 am y a las 6 pm y se organiza en pequeños grupos en toda la ciudad de Santo Domingo.


martes, 26 de marzo de 2013

Desde la fe / Las 7 palabras de Jesús



 EL PRECIO MÁXIMO
La muerte por crucifixión era algo horrible: un tipo de muerte lento y desesperado, con una constante batalla entre la necesidad de respirar y el fortísimo dolor que causaban los clavos que atravesaban la carne de la víctima. En estas circunstancias, el Señor nos habló siete veces.

Fueron sus  ÚLTIMAS 7 PALABRAS en las que reflexionaremos como Iglesia Cristiana.
Te invitamos. Jueves 28. A las 4:30  y a las 7:30 pm. En el Liceo Unión Panamericana, en la Paseo de los Periodistas, casi frente al Listín Diario. ¡Te esperamos!. Invita a tus amigos, a tu familia, a tus relacionados…Jesús nos revela en la cruz mucho del sentido de su vida y de su muerte.

Nuestro pastor, Rafael Montalvo, junto a catorce hermanos: Modesto Cedano, Lourdes Dicló, Ramón Jiménez, Martha Roa, Juan Méndez, Ingrid Martínez, Francisco Cedano, Socorro Morales, Pedro Ramírez, Loren Montalvo, Rafael Luna, Ana Ysabel Acosta, Joel Montalvo y Milton Tejada estarán desde el púlpito llevando un mensaje de Dios para tu vida, la de tu familia y la de la sociedad dominicana de hoy en día.

Aquí un breve resumen de estas últimas palabras de nuestro Señor.

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23:34). Le pidió a Dios que perdonara a los mismos que le habían condenado injustamente, que lo habían humillado e incluso a quienes le clavaron en la cruz. Que perdonara a quienes no merecían ese perdón, como tú y como yo.

“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23:43). Ambos ladrones, al principio, se burlaban de Jesús, pero uno de ellos cambió de manera de pensar y le pidió que se acordara de él en su reino y recibió el don gratuito de la vida eterna. ¿Había hecho algo para merecer un don así? ¡Por supuesto que no! Todo lo que hizo fue cambiar de manera de pensar y depositar toda su fe en Jesús. Tú también puedes hacerlo.

“Mujer, he ahí tu hijo… He ahí tu madre” (Jn 19:26-27). Jesús cumplió con su papel de hijo mayor de María, arregló las cosas para que alguien cuidara de ella en el futuro. En la cruz, Jesús honraba a sus padres, la Palabra de Dios se cumple y se vive hasta el final.

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27:46). Las tinieblas cubrían la tierra, símbolo de separación entre Jesús y Dios. Tomó sobre sí el castigo que nosotros merecíamos por el pecado. Cargó con nuestras culpas, a pesar de ser perfecto. Es el momento más significativo de toda nuestra historia: Dios hace posible la reconciliación con El a través de la muerte de su hijo.

“Tengo sed” (Jn 19:28). Su lengua estaba hinchada y reseca. Necesitaba tomar agua y lanzó este reclamo. Al hacerlo, cumplió una profecía que hiciera David siglos antes (Salm 69:21), dándonos ejemplo de que nuestro propósito es cumplir lo previsto por Dios para nuestras vidas.


“Consumado es” (Jn 19:30). Jesús proclama, en medio del dolor, su victoria. Es una expresión de contenido legal. La práctica común dictaba que, cuando se condenaba a un hombre por un crimen, se escribiera su castigo en un rollo. Entonces se recogía el rollo y se clavaba sobre su celda en la prisión. Cuando terminaba de cumplir su sentencia, se bajaba el rollo y se escribían en él las palabras “Consumado”: nunca más se castigaría a aquel hombre por ese crimen: había hecho una restitución total. Esa es la restitución que Jesús hizo por ti y por mi, por nuestros pecados.


“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23:46). Jesús pone su vida en manos de su Padre. No fueron los líderes religiosos judíos, ni Pilato, ni la multitud, ni siquiera los guardias, quienes le arrebataron la vida. El la entregó voluntariamente. La entregó por ti y por mí.

(Adaptado de la Biblia de los  Cumplidores de Promesas).


domingo, 24 de marzo de 2013

Desde la fe / ¿Qué te impide?


  A ti, ¿Qué te impide?”

(Elaborado por nosotros, MT, siguiendo un estudio preparado por Carlos Kelly)

Me gustaría que leyeras la Palabra en Hechos 8:26-39.
En el relato intervienen tres personajes. El ángel, el eunuco etíope y Felipe.
Bien, para lo que necesitamos en este momento podemos decir sencillamente que el ángel es uno de esos seres celestiales que Dios ha usado como mensajero en múltiples ocasiones. Felipe era uno de eso varones esforzados de la iglesia que gozaba de un buen testimonio y era lleno del Espíritu Santo. Finalmente el etíope era un hombre natural de etiopia, funcionario de la reina de aquel país y que había hecho votos como eunuco para no casarse. Además este hombre, que no era judío, estaba por alguna razón, seriamente identificado con el Dios de Israel.
Cosas muy interesante podemos aprender de la vida religiosa del etíope. En primer lugar, era un hombre que tenía indudable interés en las cosas de Dios. Si te fijas, fue a Jerusalén a adorar y en el camino leía las escrituras. En segundo lugar, un hombre que hacía un espacio para Dios en su vida, aun desenvolviéndose en un ambiente de riquezas pues estaba sobre todos los tesoros de su reina. Sus trabajos y sus tesoros no eran todo para él. En tercer lugar, insistía en su búsqueda de Dios; pues ya iba de regreso a su tierra (verso 28) y seguía leyendo las escrituras.

Tú y el etíope

¿Somos como este etíope? ¿Qué señales hay en tu vida y en mi vida que pueden confirmarnos que esto ocurre hoy en nuestras vidas? He aquí algunos “tips”:
·         Es necesario que reduzcamos la distancia del dicho al hecho y que nuestro interés por Dios motive acciones en nuestras vidas.
·         Es necesario que dediquemos tiempo para buscar de Dios y que explotemos los recursos que pueda haber disponibles para que nuestro interés sea satisfecho.
·         Podemos mostrar un real interés, una evidencia de que las cosas de Dios son muy importantes para nosotros y de que estamos dispuestos a insistir hasta llegar al conocimiento de Dios en señales como estas: la lectura de la Biblia,  la participación en las células, la visita a la iglesia, la consulta a líderes y a personas en quienes apreciamos una huella de Dios, la oración

Ten la misma actitud del etíope: ruega que te enseñen, que te acompañen (Hechos 8:31).

En él yo veo sinceridad, pues reconoce que a pesar de todo su esfuerzo y de cumplir un ritual religioso (vino desde una distancia de más de 400 kilómetros ¡y no había vehículos de motor!). Muchas personas hoy se conforman con el hecho de pertenecer a una religión y se pasan la vida cumpliendo rituales, pero sin conocer a Dios y sin entender que Dios tiene para ellos y sin experimentar la realidad de ser un hijo de Dios.

Veo también su diligencia. No solo reconoció que no entendía lo que leía, sino que aprovechó la primera oportunidad que tuvo y rogó a Felipe que le explicara. ¡Qué diferente el panorama de hoy para muchos! ¡Parece que hay que rogarles para que nos permitan explicarle la Palabra de Dios, conozcan a Dios y se salven! ¿Será tu caso? Espero que no… el llamado es a esforzarnos.

El pasaje que lee el etíope y que no entiende hace referencia a un acontecimiento que celebramos en esta llamada Semana Santa:

Como oveja a la muerte fue llevado;
Y como cordero mudo delante del que lo trasquila,
Así no abrió su boca.
En su humillación no se le hizo justicia;
Mas su generación, ¿quién la contará?
Porque fue quitada de la tierra su vida (Hechos 8:32-33).

No entendía, como muchas veces no entendemos nosotros, como muchas veces no entienden aquellos a los que predicamos. Y entra Felipe en acción:

“Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús” (Hechos 8:35).

Anunciar el Evangelio no es una opción para un cristiano, es un mandato.
Algunos pasajes de la Escritura pueden ilustrarnos sobre lo que Felipe le explicó al eunuco.
·         Isaías 53:5-8: Dios promete un salvador que habría de sufrir por nosotros.
·         Juan 3:16-18: Es el cumplimiento de esa profecía porque Dios nos ama.
·         2 corintios 5:18-21: Dios se acercó a nosotros y ahora espera que nos reconciliemos con El.
·         Mateo 28: 18 20: Dios espera que creamos y confesemos nuestra fe al bautizarnos en las aguas.

¿Que hizo el etíope al entender todo esto? Hombre diligente e interesado seriamente en conocer  a Dios, buscó la primera oportunidad para confesar su fe y abrazar el evangelio que fue su salvación. Preguntó: ¿Qué impide que esto sea realidad en mí hoy? Y en ese mismo momento pudo ser bautizado. ¡Qué alegría para él!

“Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?” (Hechos 8:36).

A ti
¿Qué te impide creer y ser bautizado?
¿Qué te impide crecer en la vida cristiana?
¿Qué te impide predicar el evangelio?
¿Qué te impide servir con todas tus fuerzas al Señor?
¿Qué te impide una vida de intimidad con El?
No permitas que nada te impida o detenga…

¡Qué Dios te bendiga!

jueves, 21 de marzo de 2013

Tierra Adentro / Tía Fanny y el Síndrome de Down

La tía Fanny, Síndrome de Down y “Fe y Luz”

“Rosa Ellín no es solo una de mis mayores alegrías, sino una gracia de Dios para mí, es mi inspiración, será siempre mi niña”, expresa la Tía Fanny al hablar de su hija con Síndrome de Down.

Tía Fanny (blusa azul), junto a Tía Altagracia.
En este banco de esperanza y siendo una llama encendida está la tía Fanny, nacida en el seno de una familia que se distinguió por sus valores sociales y su lucha contra la tiranía trujillista, ella se inclinó al servicio bajo motivaciones religiosas. Marcada con el nacimiento de Rosa Ellín, una niña con síndrome de Down, que nació a los ocho meses, pesando 2 libras y media, con un soplo en el corazón y otros problemas de salud.  Los médicos diagnosticaron que no pasaría de los 3 años de vida. Actualmente, sin embargo, tiene cumplidos 45 años.
Al voluntariado la llevó la desesperación, frustración, la tristeza de ver que la hija amada no responde a los criterios de éxito que parece marcar la sociedad, pasando en momentos por la depresión, pero encontró luz y ganas de luchar y la alegría de ayudar. Funda, junto a otros padres y madres, la comunidad “Fe y Luz”, en donde, dice: “he hecho de todo”.
Hoy, casi ciega y con 75 años de edad y dificultades en su movilidad, sigue siendo la bujía inspiradora de un movimiento formado por decenas de jóvenes voluntarios que dirigen las pequeñas comunidades de Fe y Luz a lo largo de toda la geografía nacional. Estos jóvenes han sido modelados para entender lo que es amar a personas especiales, valorarlas, tomarlas en cuenta, celebrar con ellos…en una sociedad que les margina.
“Rosa Ellín no es solo una de mis mayores alegrías, sino una gracia de Dios para mí, es mi inspiración, será siempre mi niña”, expresa la Tía Fanny.

lunes, 11 de marzo de 2013

Desde mi estudio / El anabautismo

Murray / Separación Iglesia(s)-Estado
Me permito sintetizar un comentario de Carlos Martínez García acerca de la obra de Stuart Murray: Anabautismo al desnudo: convicciones básicas de una fe radical  (Herald Press, Harrisonburg, Virginia). En esta obra, según indica Martínez García, se trata de la relación de los cristianos con el Estado, la cual ha sido trabajada bajo diversas concepciones a través de la historia.
En el siglo XIV, protestantes y católicos compartían la convicción de que era necesaria una fe oficial y excluyente de las demás.
La realidad ha desvanecido los sueños y proyecciones de quienes creyeron que sería posible edificar naciones cristianas, y que para hacerlo la unión de Iglesia(s)-Estado extendería un tipo de cristianismo que daría por resultado sociedades enteramente católicas o protestantes. Pero lo que sucedió a partir del siglo XVI fue un proceso de diversificación en todos los órdenes, que puso no solamente en duda, en el terreno de las ideas, el modelo de régimen de Cristiandad sino que en los paradigmas políticos concretos la simbiosis poder político/poder eclesial fue retrocediendo y su lugar lo tomó la separación Iglesia(s)-Estado.

Stuart Murray eligió el título de su libro para reflejar que hay un núcleo identitario del anabautismo que comparten varias tradiciones cristianas, y que se puede ser, o se es, anabautista sin necesariamente pertenecer a algunas de sus expresiones eclesiásticas históricas. El anabautismo está presente, sobre todo, en movimientos que nacieron y se desarrollaron a contra corriente de las iglesias oficiales y/o anquilosadas. El redescubrimiento de una fe personal, pero no individualista, y una ética que se desprende de ella, ha gestado múltiples movimientos que forman parte de la extensa historia de iglesias de creyentes.

Los principios básicos del anabautismo que Murray propone, después de haberle quitado distintos ropajes que le adicionan algunos de sus desarrollos históricos, como es el caso de los menonitas, son siete y los resume de la siguiente manera.

1. Jesús es nuestro ejemplo, maestro, amigo, salvador y Señor. Es la fuente de nuestras vidas, el punto central para nuestra fe y estilo de vida por medio del cual entendemos la iglesia, y nuestro compromiso con la sociedad. Nos comprometemos a seguirle y adorarle.

2. Jesús es el punto central de la revelación de Dios. Nos comprometemos con una lectura Cristo céntrica y con la comunidad de fe como el lugar primario desde dónde interpretamos las Escrituras y discernimos su aplicación para el discipulado.

3. La cultura occidental está lentamente saliendo de la Cristiandad. La Iglesia y el Estado formaban una unión que presidía la sociedad y asumía que todo era cristiano. Cualquiera pudieran haber sido sus contribuciones positivas a la formación de valores e instituciones, la Cristiandad distorsionó seriamente el Evangelio, marginó a Jesús y debilitó a las iglesias para llevar adelante su misión. Al reflexionar sobre esto, nos comprometemos a aprender de la experiencia y perspectivas de movimientos como el del anabautismo que rechazó las suposiciones de la Cristiandad como estándar, buscando alternativas de pensamiento y conducta.

4. La frecuente vinculación de la Iglesia con el status, la riqueza y la fuerza no es apropiada para los seguidores de Jesús, dañan nuestro testimonio. Estamos comprometidos a ser buenas nuevas a los pobres, los marginados y los perseguidos, conscientes de que este discipulado genera oposición y a veces puede resultar en sufrimiento y martirio.

5. Las iglesias son llamadas a ser comunidades comprometidas con el discipulado y la misión. Lugares donde se fomenta amistad, el compromiso mutuo y una adoración multifacética. Al comer juntos y compartir la Cena del Señor, afirmamos la esperanza y buscamos juntos el Reino de Dios. Nos comprometemos a desarrollar este tipo de iglesias en donde se valoran a los jóvenes, ancianos; donde el liderazgo es abierto al diálogo y los roles se asignan según los dones y no el género. El bautismo es para creyentes.

6. La espiritualidad y lo economía están mutuamente relacionados. En una sociedad individualista y consumista, en un mundo donde la injusticia es moneda común, nos comprometemos a buscar formas que reflejen la sencillez, el cuidado por la creación y el trabajo por la justicia.

7. La paz es central al Evangelio. Como seguidores de Cristo en un mundo dividido y violento, nos comprometemos a buscar alternativas no-violentas y a aprender cómo vivir en paz unos con otros como individuos, iglesias, sociedad y naciones.

Los anabautistas, comenta certeramente Murray, identificaron el “giro de la Cristiandad” en el siglo cuarto “como el tiempo cuando Jesús comenzó a ser marginado. Fue entonces cuando el emperador romano, Constantino I, adoptó la fe cristiana y decidió reemplazar el paganismo con el cristianismo como la fe imperial”. El giro, la subversión del cristianismo la llama Jacques Ellul en un libro del mismo título, consistió en que un hecho político condujo a una nueva convicción doctrinal. El cristianismo antes perseguido se transformó en una empresa político/religiosa perseguidora.

La fe cristiana, liberada de la  Cautividad del Régimen de Cristiandad , tiene la oportunidad de hacer misión al estilo de Jesús, misión sin conquista, en la que es respetada la dignidad humana.

Para tener más pistas sobre esta misión liberada del yugo del poder, el libro de Stuart Murray nos ofrece estimulantes pistas, concluye Martínez García su comentario.
Ver el comentario completo en: http://www.protestantedigital.com/ES/Magacin/articulo/5411/El-anabautismo-al-desnudo

domingo, 10 de marzo de 2013

Del Pastor / Para que el Reino crezca


Ganar a los perdidos
Dios nos llama a evangelizar. La encomienda es a predicar el Evangelio. Ganar para Cristo a aquellos que NO conocen a Dios. Ir a un mundo perdido sin Cristo y presentarle el Único medio de salvación: Jesucristo. El llamado es a extender el Reino de Dios.
De modo que cuando llevamos personas ya salvas a nuestra Iglesia, el Reino de Dios no crece. Solo se mueve la sartén y se cambian de lugar los alimentos. Las ovejas pasan de un lugar a otro. Pero no hay multiplicación de ovejas. No hay crecimiento.
Cuando “predicamos” a los cristianos, cuando queremos “ganar” a los ganados, cuando conquistamos a los conquistados, el Reino de Dios permanece igual. Y me pregunto ¿Habrá alguna recompensa cuando logramos esos “traslados”?
¡El Reino de Dios crece cuando ganamos a los perdidos! “Ganar” al creyente es fácil. Lo difícil es, como vemos en el apóstol Pablo, mediante oración, ayuno, predicación, inversión de tiempo, recursos, etc. logramos, con la intervención directa de Dios, que alguien sea trasladado de las tinieblas a la luz. ¡Eso SÍ tiene recompensas eternas! ¡Invirtamos nuestros mejores esfuerzos en ganar a los perdidos! ¡Extendamos el Reino de Dios! ¡Prediquemos y alcancemos a aquellos que no conocen a Cristo!

sábado, 9 de marzo de 2013

Del Pastor / Empatía


En lugar del otro

Cada cual está en lo suyo...Al ver el FB puedo ver tantas situaciones y emociones diferentes! Gozo, tristeza, dolor, despecho, amor, trivialidades, etc. Cada uno está en lo suyo...cada uno está viviendo su momento. Así es el mundo. Así somos los seres humanos.

No todos estamos en el mismo momento, en la misma situación...Pero qué buena es la empatía! Sentir y valorar lo del otro...ponernos en el lugar de los demás e identificarnos con su situación y emociones...

Así es Dios!! Y así nos llama a ser a nosotros!! Gozarnos con los que se gozan y llorar con los que lloran...Este es uno de los valores de los seres humanos y en especial de los cristianos.

Que Dios nos bendiga y nos guarde en este día!! PAZ!

jueves, 7 de marzo de 2013

Del Pastor / RIP


"Descansa en Paz" / RIP
Me imagino que por una mezcla de ingenuidad, ignorancia y tradición religiosa un cristiano nacido de nuevo dice estas palabras. Pues como sabemos, la Biblia es clara de hacia dónde vamos y qué estamos haciendo cuando morimos en Cristo. "Es ganancia", "Presentes al Señor", "Muchísimo mejor", "Hoy estarás conmigo en el Paraíso"...
Cuando una persona no muere en Cristo, no sabemos de su destino eterno, ni podemos hacer alguna afirmación contundente, en el sentido de que se salvó o no se salvó, pues Dios es misericordioso y puede salvar un alma en los últimos segundos de su vida.
De modo que cuando un cristiano dice "Descansa en Paz", ¿está orando por esa alma para que encuentre el descanso eterno? ¿Está expresando un deseo?

lunes, 4 de marzo de 2013

Desde la fe / No se quedó en la multitud


Jesús o la multitud

Yolanda Tamayo
Cuando en mí se debaten ciertos asuntos ante los cuales me cuesta saber qué decisión tomar, siempre pienso: ¿Qué haría Jesús si estuviese en mi lugar?
Reflexionar sobre ello hace que mis dudas se esclarezcan, vislumbrando con una precisión santa lo que debo hacer y cómo llevarlo a cabo.
Decidir ver lo que nos acontece desde los ojos de Dios hace que aquello que nos rodea se simplifique, y aunque a priori parece que en realidad es un complicado procedimiento, compruebas lo acertado que es dejarse llevar por las indicaciones divinas.
Hacer la voluntad de Dios debiera ser nuestra prioridad. Una máxima diaria en la vida cristiana. Pero… siempre ha resultado mucho más sencillo seguir a la multitud que posicionarse en un lugar apartado, lejos de la muchedumbre.
La multitud te lleva, te rodea, te hace sentir protegido.
Nadar contra corriente te envuelve de soledad, te rodea de obstáculos y acabas neciamente barajando la posibilidad de un eterno abandono.
Jesús no se quedó en medio de ninguna multitud. Después de saciar estómagos, de sanar heridas, de devolver vista a los ciegos y resucitar a muertos, Él volvía a quedarse siempre a solas con el Padre. Abandonaba la multitud y buscaba un apartado lugar donde tener intimidad con Dios.
Las aglomeraciones llegan a asfixiar. El gentío empequeñece y coarta.
Quienes deseamos ser liberados de las ataduras terrenales sabemos positivamente que pasar tiempo con Jesús redunda en una vida abundante. Él ofrece claridad absoluta a nuestras dudas, un albor que nos hace resplandecer en medio de la oscuridad.
Encontrarse a solas con Dios es la mejor manera de descubrirnos, de conocernos, de vernos en nuestra total complejidad y contemplar lo insignificantes y frágiles que en realidad somos.
Jesús buscaba momentos de soledad en los que disfrutar de la presencia del Padre. Nosotros necesitamos hacer lo mismo. Yo necesito esa cercanía. Encontrar la razón por la que ha de vivir el alma mía y ver a través de Dios aquello que no puedo percibir con mis humanos y torpes ojos.
Siempre existirán quienes nos indiquen otras sendas, personas que fingiendo hacer un favor nos muestren un sendero menos abrupto. Cuando fundamentas tu vida en Dios, sabes que el sendero no es fácil, que todo lo que te espera está salpicado de un desconcertante aislamiento, pero mientras lo transitas descubres que en verdad no estás solo, que Él está cerca de ti y que te ha prometido que nunca te dejará ni te abandonará.
A veces se buscan multitudes para no sentirse excluidos, para no encontrarse a uno mismo. En realidad la multitud crea muchos solitarios, gente que rodeada de gente no encuentra un roce tierno, una mano amiga, una sonrisa de complicidad.
Con Dios todo es distinto. Nadie queda vacío cuando encuentra a Dios. Los corazones se llenan, los ojos se abren, las manos se tornan dadivosas, los pensamientos se transforman, las vidas son llenas de una forma que aún después de tantos años me sigue pareciendo sorprendente.

Tomado de Protestante Digital 2013