sábado, 20 de abril de 2013

Del Pastor / Santificado sea tu nombre


Santificado sea tu nombre…
Pastor Rafael Montalvo
Iglesia Cristiana
(Entrega 3).



¿Qué significa que Su Nombre sea santificado? ¿Acaso no es Su Nombre santo?Y esto ¿qué quiere decir? ¿Acaso puede Dios ser más santo de lo que ya es? ¿En qué, pues, consiste nuestra santificación del nombre de Dios? ¿Y por qué es necesaria?
 Objetivamente, es imposible aumentar la santidad de Dios. No podemos santificar su nombre, en el sentido de que no podemos hacerlo más santo de lo que es. Pero subjetivamente, sí. Es decir, Él puede ser más grande a nuestros ojos.

Nombre

Santificado sea Tu Nombre. En la antigüedad el nombre generalmente era considerado como una expresión de la naturaleza misma de la persona. El nombre estaba ligado al carácter, ocupación, función de la persona. Así lo vemos, por ejemplo, en Mat 1:20.
Esto era así a tal punto, que con frecuencia, cuando los hechos respecto de un hombre sufrían algún cambio importante, se le daba un nuevo nombre. Ejs: Jacob-Israel; Simón-Pedro, etc.

De modo que el nombre se identificaba con la persona. Esto es especialmente válido con respecto a los nombres de Dios (Jehová mi proveedor, mi sanador, mi salvador, mi paz, etc.).

Cuando hablamos del Nombre de Dios estamos hablando de Dios mismo. Contemplamos a Dios mismo. Consideramos su «nombre»; es decir, su personalidad, su ser, todo lo que él es en sí, todo lo que le hace distinto de los demás.

Santificar

Por otro lado “Santificado”...La palabra santificado significa “apartado para uso sagrado o santo,” es decir, no para uso común ni profano. Santificado sea—Es decir, que sea tenido en reverencia; mirado y tratado como santo. Que se le dé a Dios el honor y la gloria que le pertenece (v. Is. 8:13, 1 P. 3:15).
 Santificar algo es apartarlo como cosa sagrada, considerarlo con respeto y santo temor. Ej: Este piano es santo, quiere decir que está separado, destinado para Dios. No se le puede dar otros usos.
 Cuando santificamos el nombre de Dios, no lo cogemos de relajo, no lo usamos de manera indiscriminada. Sino que tratamos con suma reverencia la realidad de su persona. La engrandecemos, no en el sentido de hacerla objetivamente mayor de lo que ya es, sino en el sentido de hacerla más grande ante nuestros propios ojos.

Por eso, santificar el Nombre de Dios es reverenciar a Dios mismo, honrarlo, glorificarlo y exaltarlo. Para hacer esto, se necesita más que un conocimiento puramente intelectual del sentido de los nombres divinos. Ciertamente significa humildad de espíritu, gratitud del corazón, estudio fervoroso de las obras de Dios hasta que la observación se convierte en un arrebato de asombro y adoración.
 Le exaltamos. Deseamos que nuestro Creador sea glorificado y honrado (Juan 12:28). Vaciamos nuestra mente de las muchas pequeñeces que la llenan, y damos espacio a la inmensidad de Dios. Celebramos su realidad. Le honramos, le reverenciamos y le tememos (Isaías 8:13). Le damos el homenaje que le corresponde. Nos dejamos abrumar por la gloria de su persona y la inmensidad de su obra a nuestro favor. Nos deleitamos en él.

¿Estoy santificando Su Nombre? ¿Le estoy honrando, respetando, reverenciando?

Santificado sea Tu Nombre es una expresión de reverencia que evita una confianza excesiva. Hay una tendencia de parte de algunos creyentes de tratarse con Dios con términos demasiado familiares, a veces casi irreverente, como por ejemplo, “Mi pana ful”, “mi canchanchán”, “compadre”, “el viejito”, o “el Viejo de arriba”. “Diosito lindo”, “mi papachito”, etc.
 Tal actitud dista mucho del concepto de respeto y reverencia de los profetas (Isa. 6:1–8), de Jesús y de los apóstoles (Hech. 9:3–6). Tanta era la reverencia de los judíos ante Dios que usaban con sumo cuidado su nombre, por temor de profanarlo. Esta reverencia les llevó a sustituir la palabra Jehovah o Yaveh por “Señor” (Adonai). Aun en la Septuaginta traducían el nombre “Jehovah” con el término griego kurios, que significa Señor.
 Honramos el nombre de Dios al usarlo con respeto. Si usamos el nombre de Dios ligeramente, no tomamos en cuenta la santidad de Dios.

La santidad como conducta

A causa de nuestro comportamiento, podemos traer descrédito al nombre de Dios y hacer que el nombre de Dios sea blasfemado entre los gentiles (Romanos 2:24). Pero, si de verdad somos hijos suyos, anhelaremos conocerle más y que nuestras vidas le honren. Desearemos que él crezca en nuestra apreciación y llene más cabalmente nuestra visión. En este sentido, desearemos que él sea exaltado en nuestras vidas; y no sólo en ellas, sino también en la estimación de todo ser humano.
 Ez. 36:19-23. 19 dice: Les esparcí por las naciones, y fueron dispersados por las tierras; conforme a sus caminos y conforme a sus obras les juzgué. 20Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, diciéndose de ellos: Estos son pueblo de Jehová, y de la tierra de él han salido. 21Pero he tenido dolor al ver mi santo nombre profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde fueron.
22Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. 23Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.
 *No santificamos el nombre de Dios cuando por nuestras acciones hacemos que se hable mal de Él. Cuando por nuestro testimonio, conducta, los demás irrespetan el Nombre de Dios. Cuando por nuestra causa, las personas hablan mal de Dios.
 “Santificado sea Tu Nombre”. Que se respete Tu Nombre. Que se reverencie. Que no demos ocasión de que se hable mal de Tu Nombre por nuestro mal testimonio. Que donde quiera se respete Tu Nombre.

¿Mi conducta, mis acciones hacen que se hable bien de Dios o que se hable mal de Él?

¿Debemos tolerar y escuchar chistes basados en irreverencia e irrespeto a Dios? ¿Debemos ver u oír  programas de radio o televisión donde se blasfeme Su Nombre, se burlen del Nombre de Dios, se relaje con Su Nombre? ¿Debemos ser parte de esto, ser pasivos? ¿O deseamos que Su Nombre sea reconocido, reverenciado, respetado? Ej: David se indignó con Goliat por desafiar a los ejércitos de Dios. Era una afrenta, un irrespeto a Dios. Una burla. Los Salmos (indignación)
 Ex. 20:7 (10 Mandamientos). “No tomarás el Nombre de Dios en vano”. También irrespetamos el Nombre de Dios cuando lo usamos en vano, sin importancia, sin respeto, sin reverencia, sin cuidado, con ligereza. Se profana o se toma el nombre de Dios en vano cuando los no cristianos, relajan, se burlan, hacen chistes con el nombre de Dios o las cosas sagradas.

¿Cómo uso el Nombre de Dios? ¿A la ligera o con respeto?

Santificado: alabanza y adoración

“Santificado sea”t ambién establece el principio de orar como una forma de adoración.
 Esta oración modelo es también una declaración de alabanza y dedicación a honrar el nombre santo de Dios.
 La persona que sabe lo que significa orar “Santificado sea tu nombre”, con todo gozo magnificará al Señor cada vez que contemple el azul del cielo estrellado. Alaba a Dios cuando ve Su gloria reflejada en los matices del arco iris, en las montañas llenas de árboles, en los huertos frutales, en los arroyos, en los lagos, en el mar y en los ríos, las nubes, se maravilla cuando contempla la sabiduría de Dios revelada en la construcción del cuerpo humano (Sal. 139:15, 16).
 “Santificado sea tu nombre” es también una invitación a adorar juntos…significa que quien ha sido introducido en la comunión con este tierno y amante Padre ahora invita a todos a compartir esta experiencia con él y a exaltar a este glorioso Dios.(Esto significa mucho más que sólo hacer lo sumo por luchar contra la profanación del nombre de Dios).Tiene un contenido positivo. ¡Alabanza y adoración!
 El salmista exclama: “Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre” (Sal. 34:3). Quiere que todos adoren y glorifiquen a Dios a causa de Sus hechos maravillosos.

Santificado: evangelismo

Deseamos que Su persona sea «santificada», tenida por sagrada y reverenciada por todo el mundo, empezando —claro está— por nosotros mismos. El anhelo de nuestro corazón es que Dios sea temido, amado, respetado, exaltado y adorado como merece por TODOS.

¿De qué manera podemos lograr que el mundo honre a Dios, santifique Su Nombre, adore a Dios, respete Su Nombre?

El nombre del Padre no será santificado a través del mundo a menos que se reconozca su soberanía real.
 En esta petición, oramos que el Nombre de Dios sea glorificado y santificado por todos.
 Es decir que TODOS reconozcan a Dios. Que TODOS le honren. De toda tribu, lengua y nación.

¿Cómo logramos esto?

1.        Viviendo una vida que levante el Nombre de Dios.
2.        Evangelizando. Compartiendo las Buenas Nuevas de salvación con TODOS los hombres.




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