martes, 9 de abril de 2013

Del Pastor / Qué nos enseña Jesús sobre la oración

Lecciones previas al Padre Nuestro.

El pasado domingo 7 de abril (2013) el Pastor Rafael Montalvo nos habló del contexto en que se produce la petición de un discípulo a Jesús: enséñanos a orar. Este contexto implica algunas lecciones previas que podemos aprender y que aquí organizamos a partir de la prédica del Pastor Montalvo. Empieza leyendo Mat. 6:9-15

Primero. Jesús vivió una vida de oración. La vida del Hijo del Hombre aquí en la tierra se caracterizó por la comunión que tuvo con su Padre mediante la oración. Dedicaba noches enteras exclusivamente a ella, y ese buen hábito no pasó desapercibido a sus seguidores. Reconociendo el valor de ese ejercicio espiritual, uno de ellos le pidió que los enseñara “a orar, como Juan también enseñó a sus discípulos” (Mc 1:35; Luc 4:42; Luc. 5:15, 16; Mt.14:22,23; Mc 6:31; Luc. 11:1 (Además, en Lucas: 3:21; 5:16; 6:12; 9:18; 9:28-29…).

Segundo. Los discípulos vieron los resultados de esta vida de oración de Jesús. El les dio un ejemplo. Ejemplo inspirador. Ellos le veían. Y esto motivó a los discípulos a pedirles que les enseñara a orar. Esto también implica la humildad del discípulo. Porque si piensa que lo sabe todo, no pide que se le enseñe.

Tercero. Orar es parte de una vida cristiana. “Cuando ores…”. No hay cuestionamientos acerca de la oración. Si debemos hacerlo o no. Se da por sentado de que lo vamos a hacer. De que lo haremos. Pasar tiempo con Dios es un privilegio de los hijos de Dios. Ahí encontramos comunión, compañerismo, recibimos palabras, revelación, fortaleza, dirección, paz, etc.

Cuarto. La oración es vital (si no están en mí, no pueden dar frutos). Es una de las formas de mantenernos conectados con Dios el Padre. Es una de las formas de mantener nuestras vidas ardientes, sintonizadas con Dios. Mantener nuestros corazones con la pasión por Dios. Nos ayuda a mantener la vida limpia, confesando nuestros pecados.

Quinto. El modelo para orar no son los religiosos. No son esas personas que públicamente se conocen orando. Ellos NO son nuestros modelos.No son los ejemplos a seguir. Jesús los cataloga como hipócritas.

Sexto. La mejor forma (no la única) de orar es buscando privacidad. Ejs: Jesús se iba a un lugar desierto, las mujeres en Filipos iban fuera de la ciudad, al rio, Pedro subió a la azotea a orar, los discípulos oraban en un aposento alto, etc. (Daniel, David, Moisés). Encontramos a Dios, al Padre en la soledad, en lo privado, donde nadie nos ve. ¡Ahí le encontramos! Estamos llamados a salir del ruido, de la multitud, de las distracciones. El llamado es a buscar un lugar de intimidad, un lugar tranquilo, aislado y pasar tiempo con nuestro Dios. “Entra en tu aposento y cierra la puerta…está en lo secreto”. Buscamos un lugar privado, sin distracciones.

Séptimo. Al orar, no te canses. Muchas veces en el Reino de Dios hay un tiempo de espera donde no vemos frutos, no vemos resultados, que a veces nos puede llevar a desmayar, a desalentarnos, a abandonar lo que estamos haciendo. ¡No desmayes! ¡Sigue haciendo lo que es correcto porque a su tiempo segarás, si no desmayas! ¡Sigue orando por tu familia! ¡Sigue orando por sanidad! ¡Sigue orando por recursos! ¡Sigue orando por esa situación! ¡Tu Padre que VE en lo secreto te recompensará en público! ¡A su tiempo recibirás respuesta a tus peticiones!

Octavo. Los gentiles tampoco son un buen modelo para orar (no se trata de religiosos). Hay quienes oran para escucharse a sí mismos. Hablan mucho (y no necesariamente por esto serán escuchados). No porque hablemos bonito o usemos palabras rebuscadas seremos mejores escuchados. No porque hablemos mucho Dios nos va a hacer más caso. O porque repitamos la misma frase muchas veces (10 Padre Nuestro ó 5 Ave María). Recibir de Dios, ser escuchados por Dios no tiene que ver con hablar mucho o repetir mucho. Esta es una de las diferencias entre rezar y orar. Rezar implica repetir. Orar implica hablar, conversar.

Noveno. Cuidado con las posturas religiosas que dan más poder a la forma que al fondo! Formas que nos colocan como más espirituales que los demás…son una tentación para imitar, para dejarnos llevar por esa corriente. Ej: si no decimos “en el nombre del Padre, del Hijo y del E.S.” no leemos la Palabra de Dios….o ponerse de pies, o arrodillarse…etc. Estas cosas no son malas en sí mismas, pero podemos hacer patrones, modelos religiosos, adjudicándoles poder e importancia a la forma más que al fondo. Deteniéndonos y viviendo por la forma y no por el fondo.

Décimo. Recuerda que nuestro Padre Dios SABE cuáles son nuestras necesidades. El conoce lo que necesito. Él sabe perfectamente cuál es mi condición. Sabe cuáles son mis carencias. Él sabe cuáles son las cosas que están en mi corazón que me están inquietando. El conoce las cargas que tengo en mi mente y mi corazón. Él sabe…ANTES de que yo le pida…Él ha visto mi vida…mis cargas, mis luchas, mi dolor, mi sufrimiento…ANTES de que yo vaya delante de El a derramar mi corazón. A pedirle por mi situación.

Undécimo. Finalmente, recuerda que regimos nuestras vidas por los principios de la Palabra de Dios. Principio de pedir y recibir. Principios en la Biblia. Principios en lo natural, humano. “El que se humilla…el que da…el que siembra…etc. Leyes, principios que se cumplen y que Dios ha establecido. Aunque Él tiene la potestad para cambiarlos…caminar sobre las aguas…hacer bien por Su soberanía y misericordia…

El próximo domingo 14 de abril continuaremos viendo los diversos aspectos del Padre Nuestro. Que Dios les bendiga!

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