miércoles, 17 de abril de 2013

Del Pastor / Padre Nuestro que estás en el cielo



Padre Nuestro que estás en el Cielo
Pastor Rafael Montalvo /
Iglesia Cristiana
(Entrega 2).

Esta es la primera parte de la prédica de nuestro pastor Rafael Montalvo el pasado domingo 14. Abordó la primera frase del “Padre Nuestro” que es una invocación, así como la segunda que es la primera petición (santificado sea tu nombre).

Padre
Quiénes pueden orar y a quién oran
Queda en claro inmediatamente que no todos tienen el privilegio de dirigirse a Dios de esta manera. Esa es la prerrogativa exclusiva de los que están “en Cristo” (Jn. 1:12; Ro. 8:14–17; Gá. 4:6; 2 Co. 6:18; 1 Jn. 3:1, 2). Es decir, de los hijos de Dios.
Naturalmente, hay un sentido en que Dios puede ser llamado correctamente Padre de todos los hombres. El los creó a todos, y da el mantenimiento a todos (Mal. 2:10; Sal. 36:6).
Pero se hace claro que esta oración modelo es para los creyentes en el Señor Jesucristo y para ellos solamente. Solo un hijo de Dios, alguien que ha nacido de nuevo, puede llamar a Dios “Padre”.
De modo que una oración como el Padrenuestro no puede ser pronunciada por una persona cualquiera, sino sólo por los hijos de Dios. Cristo enseñó esta oración a sus discípulos. Personas comprometidas con el evangelio, con el pacto y con las promesas, y con él mismo como Mesías y Rey.
Nadie que no comparta este mismo compromiso puede citar el Padrenuestro sin que resulte un mero rito y un contrasentido. O sea, nadie puede llamar a Dios Padre nuestro si no ha nacido como hijo suyo por obra del Espíritu Santo.
“Padre” es, además, una palabra que indica intimidad. Dios está cercano. Nos recibe en su familia y nos escucha como a hijos suyos. Es una palabra que sugiere la plena confianza con la que el creyente puede acercarse a Dios. También revela nuestra condición de hijos, de intimidad, de cercanía con nosotros. ¡Al Dios creador, grande, excelso, majestuoso…le podemos llamar: Padre!
Por eso nos acercamos con confianza, con seguridad. Vamos a donde nuestro Padre que nos ama, que nos comprende, que nos ayuda y que tiene todo lo mejor para nosotros.
Gracias a Jesús podemos tener esta cercanía e intimidad con el Padre. Éramos enemigos de Dios, extraños, descarriados, estábamos lejos de Dios…pero Jesús nos ha acercado! Sin Jesús y Su sacrificio en la cruz, esto NO hubiera sido posible.
Por otro lado, aquí se nos enseña a quién hay que orar, sólo a Dios, no a los ángeles ni a los santos. La oración se dirige al Padre, no a Maria, no a Pedro, no a Pablo...Solo al Padre.

Nuestro
No soy un hijo único. Aunque me conoce y me trata de manera individual, personal, soy parte de una familia. Esto ya insinúa que hemos de pedir, no sólo por nosotros mismos, sino por nuestros hermanos. Tengo muchos hermanos…con diferentes características, diferentes dones, habilidades, trasfondos, formas de hacer los cultos…dentro de la misma Iglesia local, fuera de la Iglesia local: pentecostales, bautistas, metodistas, carismáticos, etc. No somos iguales, pero somos familia. Y pasaremos la eternidad juntos como familia.
Porque son diferentes a mi no son herejes, no son falsos. Es verdad que no voy a “estudiar” (carrera, profesión) ni voy a hacer lo mismo que mi hermano, soy diferente. Si considero que tiene algunos errores o estilo de vida diferente, pero no por eso deja de ser mi hermano. Tenemos el mismo fundamento.
Por otro lado, esto no quiere decir que TODOS somos hermanos. TODO el mundo. TODA la raza humana. Hay falsos, hay herejes, personas que están en el error.
Cuando oro, no lo hago solo por mí, sino por TODA mi familia en la fe. Hay un sentido de cuerpo, de familia, de comunidad.

Que estás en el cielo
El Padre no está en la naturaleza, el Padre no es la creación, no somos todos. Él está en el Cielo. Por encima de todos nosotros. Aunque El llena TODO, está por encima de todo.Él no está en una esfera humana. No es igual a nosotros. Está en otra dimensión. Él es el Padre, Creador, Todopoderoso, Majestuoso…que está en el cielo.
La frase inicial de la oración define a AQUEL a quien estamos orando: Padre nuestro que estás en los cielos.
“Que estás en los cielos”. Porque allí manifiesta de modo especial Su gloria, ya que los cielos son Su trono (Sal. 103:19), el cual es para los creyentes un trono de gracia; por eso hemos de dirigir nuestras oraciones a aquel lugar.
Por ser Padre, nos acercamos a Él confiadamente; por ser Celeste, del cielo, nos acercamos a Él reverentemente.
“Padre nuestro que estás en el cielo”. Esta hermosa frase indica simultáneamente la proximidad y la trascendencia de Dios, su cercanía y su majestad.
Padre nuestro que estás en los cielos. En la primera parte de esta cláusula expresamos la cercanía de Dios con respecto a nosotros; en la segunda, su lejanía de nosotros. (Eclesiastés 5:2; Isaías 66:1). La primera parte expresa una familiaridad santa y amorosa; la segunda, una grandiosa reverencia.
El no es igual a nosotros. Él está en el cielo.
Tenemos intimidad con el Padre. Sin embargo, esta intimidad no debe ser exagerada.
La frase que estás en los cielos indica que este Padre nuestro habita en otra esfera diferente de la que nosotros conocemos. Él no está sujeto al tiempo y al espacio. Es Dios eterno, el Dios trascendente, omnisciente, omnipresente, omnipotente, único y sublime, alejado de toda capacidad nuestra de entenderle. Sus pensamientos no son los nuestros. Él no está sujeto a nuestras limitaciones y debilidades, sino que vive en absoluta santidad.
Por lo tanto, está tan cerca de nosotros que nos entiende a la perfección y ve aun nuestros pensamientos más íntimos (v. 4); pero, a la vez, está tan lejos de nuestra comprensión que Su persona trasciende a toda nuestra imaginación.
Su proximidad significa que podemos acercarnos a él en oración con plena confianza, como el niño a su padre; su trascendencia implica que debemos hacerlo con reverencia, humildad, devoción y sumo respeto.
Nuestro temor a Dios nunca debe impedir que nos acerquemos a Su trono con confianza; nuestra confianza nunca debe significar que nos acerquemos con irreverencia o con excesiva ligereza.

(Continuará).

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