viernes, 7 de febrero de 2014

Biblia / Mensaje 1 Tesalonicenses


EL MENSAJE DE 1 TESALONICENSES
Mantener la esperanza

1.       La Iglesia de Tesalónica estaba compuesta por cristianos que acababan de venir a Cristo gracias al ministerio de Pablo. La historia de la fundación de esta Iglesia la encontramos en Hechos 17.
2.       El principal problema abordado en esta carta es que no habían entendido ni mucho menos lo que era la segunda venida de Jesucristo. SE SENTÍAN CONFUSOS. Algunos incluso lo esperaban YA y habían dejado de trabajar.
3.       En los primeros tres capítulos de la carta Pablo les habla al corazón, parte de su relación con ellos y les da consejos prácticos de cómo comportarse en medio de las presiones que le rodeaban (así debemos hacer en nuestra entrega en la predicación: hablar al corazón y hablar a la cabeza).
4.       El fundamento de esta Iglesia: “Damos siempre gracias a Dios por todos ustedes, haciendo mención de ustedes en nuestras oraciones. Nos acordamos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro, de la obra de su FE, del trabajo de su AMOR y de la perseverancia de su ESPERANZA…”. 1 Tes 1:2.
5.       Este verso nos  permite entender perfectamente los tres primeros capítulos de esta carta.

6.       El capítulo cuatro y cinco puede llamarse la sección práctica de la epístola, frente a problemas que confrontaba la Iglesia. Exhorta, por ejemplo, a vivir limpiamente, en pureza, en medio de una sociedad saturada por desviaciones sexuales (nada parecido a la nuestra?). El, Pablo, les había enseñado cómo vivir agradando a Dios. Y la raíz de este agradar a Dios es la fe (sin fe es imposible agradar a Dios), pero no una vida que se consigue en base a nuestros propios esfuerzos.  Nos lo describe en 1 Tes 5:3-9.

3 La voluntad de Dios es que sean *santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; 4 que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo[a] de una manera santa y honrosa, 5 sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los *paganos, que no conocen a Dios; 6 y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya les hemos dicho y advertido. 7 Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad; 8 por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, quien les da a ustedes su Espíritu Santo.

9 En cuanto al amor fraternal, no necesitan que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. 10 En efecto, ustedes aman a todos los hermanos que viven en Macedonia. No obstante, hermanos, les animamos a amarse aún más, 11 a procurar vivir en paz con todos, a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos. Así les he mandado, 12 para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes, y no tengan que depender de nadie.

7.       Pero también aquí se inicia el tratamiento de la cuestión que preocupaba y dividía a los tesalonicenses. Posiblemente fruto de un malentendido.  En 1 Tes 4:13-17 y en el capítulo 5 tratamos un tema crucial: la venida del Señor.
Nos dice, en síntesis:
Que vendrá por su pueblo;
Que hay diversos grupos vinculados a la resurrección;
Que no tienen motivo para abandonar su esperanza en torno a qué pasará con los que ya han muerto en Cristo;
Que no sabemos ni nos toca discutir sobre día y hora (vendrá como ladrón en la noche), pero que debemos estar alertas y en nuestro sano juicio.
Reitera los temas de la fe y del amor (la coraza de la fe y del amor, dice) y el “casco de la esperanza de salvación”.
Reitera una gran esperanza:   Dios no nos destinó a sufrir el castigo sino a recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.10 Él murió por nosotros para que, en la vida o en la muerte,[a] vivamos junto con él (1 Tes 5:9-10).

No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. Los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación; pues Dios no nos destinó a sufrir el castigo sino a recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.10 Él murió por nosotros para que, en la vida o en la muerte,[a] vivamos junto con él. 11 Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.

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