EL MENSAJE DE
1 TESALONICENSES
Mantener la esperanza
1. La Iglesia de
Tesalónica estaba compuesta por
cristianos que acababan de venir a Cristo gracias al ministerio de Pablo.
La historia de la fundación de esta Iglesia la encontramos en Hechos 17.
2. El principal
problema abordado en esta carta es que no
habían entendido ni mucho menos lo que era la segunda venida de Jesucristo.
SE SENTÍAN CONFUSOS. Algunos incluso lo esperaban YA y habían dejado de
trabajar.
3. En los
primeros tres capítulos de la carta Pablo
les habla al corazón, parte de su relación con ellos y les da consejos prácticos
de cómo comportarse en medio de las presiones que le rodeaban (así debemos
hacer en nuestra entrega en la predicación: hablar al corazón y hablar a la
cabeza).
4. El fundamento
de esta Iglesia: “Damos siempre gracias a Dios por todos ustedes, haciendo
mención de ustedes en nuestras oraciones. Nos acordamos sin cesar delante del
Dios y Padre nuestro, de la obra de su FE,
del trabajo de su AMOR y de la
perseverancia de su ESPERANZA…”. 1
Tes 1:2.
5. Este verso
nos permite entender perfectamente los
tres primeros capítulos de esta carta.
6. El capítulo
cuatro y cinco puede llamarse la sección práctica de la epístola, frente a
problemas que confrontaba la Iglesia. Exhorta, por ejemplo, a vivir
limpiamente, en pureza, en medio de una sociedad saturada por desviaciones
sexuales (nada parecido a la nuestra?). El, Pablo, les había enseñado cómo
vivir agradando a Dios. Y la raíz de este agradar a Dios es la fe (sin fe es
imposible agradar a Dios), pero no una vida que se consigue en base a nuestros
propios esfuerzos. Nos lo describe en 1
Tes 5:3-9.
3 La voluntad
de Dios es que sean *santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; 4
que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo[a] de una manera santa y
honrosa, 5 sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los *paganos, que
no conocen a Dios; 6 y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él
en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya les hemos dicho y
advertido. 7 Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad; 8 por tanto,
el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, quien
les da a ustedes su Espíritu Santo.
9 En cuanto al
amor fraternal, no necesitan que les escribamos, porque Dios mismo les ha
enseñado a amarse unos a otros. 10 En efecto, ustedes aman a todos los hermanos
que viven en Macedonia. No obstante, hermanos, les animamos a amarse aún más,
11 a procurar vivir en paz con todos, a ocuparse de sus propias
responsabilidades y a trabajar con sus propias manos. Así les he mandado, 12
para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes,
y no tengan que depender de nadie.
7.
Pero también aquí se inicia el tratamiento de la
cuestión que preocupaba y dividía a los tesalonicenses. Posiblemente fruto de
un malentendido. En 1 Tes 4:13-17 y en el capítulo 5 tratamos un tema crucial: la venida
del Señor.
Nos
dice, en síntesis:
Que vendrá por
su pueblo;
Que hay
diversos grupos vinculados a la resurrección;
Que no tienen
motivo para abandonar su esperanza en torno a qué pasará con los que ya han
muerto en Cristo;
Que no sabemos
ni nos toca discutir sobre día y hora (vendrá como ladrón en la noche), pero
que debemos estar alertas y en nuestro sano juicio.
Reitera los
temas de la fe y del amor (la coraza de la fe y del amor, dice) y el “casco de
la esperanza de salvación”.
Reitera una
gran esperanza: Dios
no nos destinó a sufrir el castigo sino a recibir la salvación por medio de
nuestro Señor Jesucristo.10 Él murió por nosotros para que, en la vida o en la
muerte,[a] vivamos junto con él (1 Tes 5:9-10).
No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos
alerta y en nuestro sano juicio. 7 Los que
duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. 8 Nosotros
que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio,
protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de
salvación; 9 pues Dios no nos
destinó a sufrir el castigo sino a recibir la salvación por medio de nuestro
Señor Jesucristo.10 Él murió por nosotros para que, en
la vida o en la muerte,[a] vivamos
junto con él. 11 Por
eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.
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