martes, 28 de mayo de 2013

Desde mi estudio / Una Iglesia atrapada (2)

Debajo de la sotana, un hombre
Milton Tejada C.

Desde Jarabacoa, este es el segundo de un conjunto de artículos en que me propongo reflexionar a partir del sometimiento de un recurso de amparo hecho por la Iglesia contra la campaña de Profamilia sobre los derechos sexuales y reproductivos. Este recurso fue rechazado por una corte dominicana.

Cuando utilizo una expresión como la que encabeza esta entrega (debajo de la sotana, un hombre) no me refiero a las tentaciones “de la carne”, al deseo por una mujer que puede tener un hombre normal y corriente y a lo cual en la Iglesia Católica se le puso un “alto” a partir de la edad media (un alto al deseo es imposible, más bien se dictó una norma que no creo tenga sustento en la Biblia. En torno a este aspecto pueden leer un artículo que escribí a propósito del “escándalo” del Padre Alberto y la evolución del tema del celibato y el gozo sexual en la iglesia – Ver:http://red-formando.blogspot.com/2009/07/desde-mi-fe-celibato-y-gozo-sexual-1.html).
Me refiero a que hay otros aspectos que son tan humanos que es natural que muchos vayan por esos senderos, como es el caso de querer constituir una sociedad según concibe la Iglesia que ha de ser, con sus parámetros (que no siempre son los parámetros del Reino de Dios)… una “voluntad política” que puede refugiarse en una voz moral. Esta reflexión sobre el agustinismo político se hace hoy más difícil por las declaraciones del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez al referirse a la sentencia en el caso Pro-Familia (o se hace más fácil?).
López Rodríguez expresó (transcribo): que vivimos en “un mundo de farsantes, de comediantes y perversos.  El que quiera vivir con otro macho que se vaya por su cuenta, pero que un estado se ridiculice, se pervierta, dando categoría de matrimonio a dos hombres o dos mujeres, jamás lo aceptaré, eso es una vagabundería”. En el fondo, existe la creencia de que es posible modelar el Estado a imagen y semejanza de las creencias cristianas… obviando que desde el punto de vista teológico el reino de Dios entra en el terreno de la esperanza, la cual se caracteriza por “el ya sí, pero todavía no” (Nietzche sólo diría: “voluntad de poder”).
Virtudes Alvarez lo señaló a su manera la semana pasada al afirmar que “si venimos al mundo con el mandato divino de ser felices, el ciudadano  Nicolás de Jesús López Rodríguez está a tiempo de serlo. Tiene derecho! Debería plantearse lo que su rol en la iglesia no le ha permitido: ser activista político”, y añadía: “también desde el compromiso partidario se puede hacer profesión de fe. A Dios se le sirve desde cualquier tribuna. Piénselo, Monseñor”.
En lo particular, soy partidario de la separación de Iglesia y Estado. Un Estado laico, proclaman algunos teóricos de las ciencias políticas. Por eso, cuando se discutía el tema de si los pastores evangélicos deberían tener la potestad de ejercer en un matrimonio civil, me opuse (entiendo el razonamiento de que se debe ser equitativo ante la Ley, pero entiendo que la Ley debe modificarse para proceder a la separación de Iglesia y Estado y derogar el Concordato). En este sentido, vean mi artículo “Por un Estado laico”, en: http://red-formando.blogspot.com/2009/06/desde-mi-fe-por-un-estado-laico.html).
En este artículo también señalaba que “los evangélicos parecen ignorar que es parte de su “atractivo mercadológico” la independencia del poder estatal, la capacidad de poder ejercer un papel profético centrado en lo que constituye la máxima autoridad de los cristianos: la Palabra de Dios, la Biblia…”.

El agustinismo
Hemos planteado que tempranamente el constantinismo cooptó a la Iglesia para sus fines de cohesión social, utilizando su sistema de creencia para consolidar el dominio político. Hay que decir, además, que bajo esta concepción los césares o reyes llegaban a incursionar en la vida interna de la Iglesia, nombraban obispos y papas, convocaban concilios, establecían normas…
Sin embargo, el cesaropapismo es un fenómeno propio de Oriente, en donde primaba una concepción monista del mundo y de una autoridad única que radicaba en emperadores.  La historia sigue su curso, y en Occidente, con mayor tendencia a una concepción dualista de la vida, sin negar la influencia y hasta dominio del Estado en los asuntos de la Iglesia,  se abrieron paso intentos de agustinismo político: predominio de la Iglesia sobre el Estado.No es el imperio el que tiene potestad sobre la iglesia, sino la iglesia sobre el imperio (las palabras utilizadas: sacerdotium e imperium).
No quiero hacer la historia muy detallada. Basta con decir que el marco donde se define esta concepción es la decadencia del imperio carolingio.  El ojo de este cambio es Roma, el papado. La Iglesia de Roma tratará de sacar partido de la debilidad del poder político para obtener supremacía. Luego de la muerte de Carlos Magno su imperio se debilita y hasta se fracciona (Francia, Alemania, Italia). En el año 822 la Iglesia de Francia impone como rey a Luis El Piadoso, el cual confiesa públicamente sus pecados ante la nobleza, acrecentando el poder eclesial. El agustinismo, sin embargo, nunca fue una realidad consolidada (a diferencia del constantinismo). Los reyes siempre opusieron resistencia.
El nombre de “agustinismo” viene de una distorsión de uno de los libros de Agustín de Hipona, “La Ciudad de Dios”, en la que planteaba que en la dinámica del mundo se dan dos ciudades, la del bien y la del mal, pero Agustín planteaba esto como realidades existenciales (o espirituales). En cambio, la Iglesia tomó este planteamiento e identificó “ciudad de Dios” consigo misma, y “ciudad del diablo” con el Estado. La primera, lógicamente, debería tener predominio sobre la segunda.
En el fondo, el anhelo de poder político e incluso de poder sobre el poder político visible de un lado, y del otro la utilización de la Iglesia como instrumento de dominio y cohesión social estarían en tensión casi permanente desde ese momento. O, como decimos en el título, debajo de la sotana un hombre, pero un hombre político.
La lógica de los palacios, hoteles, embajadores, puede “encantarme”. Es la tendencia de mi corazón. Como iglesia que crece aprendemos a entrar en lugares más sofisticados y nos apegamos y terminamos por identificar la situación de comodidad con un mandato de Jesús,  pero la lógica de Jesús es otra: ir al encuentro del que necesita, del pobre, del distinto… pero de esto trataré en otra ocasión.
De esta tensión que he descrito no ha estado libre la iglesia y la sociedad en República Dominicana. Es parte de lo que seguiremos tratando. Gracias.


2 comentarios:

Albireo29 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Albireo29 dijo...

Debo , Sr.Milton darle las gracias por compartir con todos sus conocimientos, opiniones y pareceres con respecto a estos temas, muy buen articulo. Le felicito , muy bueno ..MUY BUENO. SIN DESPERDICIO.

WAO... DE VERDAD ME GUSTO MUCHO, TODO EN SU LUGAR.CLARO Y FACIL DE ENTENDER..

REITERO, FELICIDADES POR TAN BUEN ARTICULO.

Att: Manuel Grullon.