Milton Tejada C.
Desde Jarabacoa, este
es el segundo de un conjunto de artículos en que me propongo reflexionar a
partir del sometimiento de un recurso de amparo hecho por la Iglesia contra la
campaña de Profamilia sobre los derechos sexuales y reproductivos. Este recurso
fue rechazado por una corte dominicana.
Cuando
utilizo una expresión como la que encabeza esta entrega (debajo de la sotana,
un hombre) no me refiero a las
tentaciones “de la carne”, al deseo por una mujer que puede tener un hombre
normal y corriente y a lo cual en la Iglesia Católica se le puso un “alto” a
partir de la edad media (un alto al deseo es imposible, más bien se dictó una
norma que no creo tenga sustento en la Biblia. En torno a este aspecto pueden
leer un artículo que escribí a propósito del “escándalo” del Padre Alberto y la
evolución del tema del celibato y el gozo sexual en la iglesia – Ver:http://red-formando.blogspot.com/2009/07/desde-mi-fe-celibato-y-gozo-sexual-1.html).
Me refiero a que hay otros
aspectos que son tan humanos que es natural que muchos vayan por esos senderos,
como es el caso de querer constituir una
sociedad según concibe la Iglesia que ha de ser, con sus parámetros (que no
siempre son los parámetros del Reino de Dios)… una “voluntad política” que puede refugiarse en una voz moral. Esta
reflexión sobre el agustinismo político se
hace hoy más difícil por las declaraciones del Cardenal Nicolás de Jesús López
Rodríguez al referirse a la sentencia en el caso Pro-Familia (o se hace más
fácil?).
López
Rodríguez expresó (transcribo): que vivimos en “un mundo de farsantes, de
comediantes y perversos. El que quiera
vivir con otro macho que se vaya por su cuenta, pero que un estado se
ridiculice, se pervierta, dando categoría de matrimonio a dos hombres o dos
mujeres, jamás lo aceptaré, eso es una vagabundería”. En el fondo, existe la creencia de que es posible modelar el Estado a
imagen y semejanza de las creencias cristianas… obviando que desde el punto
de vista teológico el reino de Dios entra en el terreno de la esperanza, la
cual se caracteriza por “el ya sí, pero todavía no” (Nietzche sólo diría:
“voluntad de poder”).
Virtudes
Alvarez lo señaló a su manera la semana pasada al afirmar que “si venimos al
mundo con el mandato divino de ser felices, el ciudadano Nicolás de Jesús López Rodríguez está a
tiempo de serlo. Tiene derecho! Debería plantearse lo que su rol en la iglesia
no le ha permitido: ser activista
político”, y añadía: “también desde el compromiso partidario se puede hacer
profesión de fe. A Dios se le sirve desde cualquier tribuna. Piénselo,
Monseñor”.
En
lo particular, soy partidario de la
separación de Iglesia y Estado. Un Estado laico, proclaman algunos teóricos
de las ciencias políticas. Por eso, cuando se discutía el tema de si los
pastores evangélicos deberían tener la potestad de ejercer en un matrimonio
civil, me opuse (entiendo el razonamiento de que se debe ser equitativo ante la
Ley, pero entiendo que la Ley debe modificarse para proceder a la separación de
Iglesia y Estado y derogar el Concordato). En este sentido, vean mi artículo
“Por un Estado laico”, en: http://red-formando.blogspot.com/2009/06/desde-mi-fe-por-un-estado-laico.html).
En
este artículo también señalaba que “los
evangélicos parecen ignorar que es parte de su “atractivo mercadológico” la
independencia del poder estatal, la capacidad de poder ejercer un papel
profético centrado en lo que constituye la máxima autoridad de los cristianos:
la Palabra de Dios, la Biblia…”.
El agustinismo
Hemos
planteado que tempranamente el constantinismo cooptó a la Iglesia para sus
fines de cohesión social, utilizando su sistema de creencia para consolidar el
dominio político. Hay que decir, además, que bajo esta concepción los césares o reyes llegaban a incursionar
en la vida interna de la Iglesia, nombraban obispos y papas, convocaban
concilios, establecían normas…
Sin
embargo, el cesaropapismo es un fenómeno propio de Oriente, en donde primaba
una concepción monista del mundo y de una autoridad única que radicaba en
emperadores. La historia sigue su curso,
y en Occidente, con mayor tendencia a una concepción dualista de la vida, sin
negar la influencia y hasta dominio del Estado en los asuntos de la
Iglesia, se abrieron paso intentos de agustinismo político: predominio de la
Iglesia sobre el Estado.No es el imperio el que tiene potestad sobre la
iglesia, sino la iglesia sobre el imperio (las palabras utilizadas:
sacerdotium e imperium).
No
quiero hacer la historia muy detallada. Basta con decir que el marco donde se
define esta concepción es la decadencia del imperio carolingio. El ojo
de este cambio es Roma, el papado. La Iglesia de Roma tratará de sacar partido
de la debilidad del poder político para obtener supremacía. Luego de la
muerte de Carlos Magno su imperio se debilita y hasta se fracciona (Francia,
Alemania, Italia). En el año 822 la Iglesia de Francia impone como rey a Luis
El Piadoso, el cual confiesa públicamente sus pecados ante la nobleza,
acrecentando el poder eclesial. El agustinismo, sin embargo, nunca fue una
realidad consolidada (a diferencia del constantinismo). Los reyes siempre opusieron resistencia.
El
nombre de “agustinismo” viene de una distorsión de uno de los libros de Agustín
de Hipona, “La Ciudad de Dios”, en la que planteaba que en la dinámica del mundo se dan dos ciudades, la del bien y la del
mal, pero Agustín planteaba esto como realidades existenciales (o
espirituales). En cambio, la Iglesia tomó este planteamiento e identificó “ciudad de Dios” consigo misma,
y “ciudad del diablo” con el Estado. La primera, lógicamente, debería tener
predominio sobre la segunda.
En el fondo, el anhelo de
poder político e incluso de poder sobre el poder político visible de un lado, y
del otro la utilización de la Iglesia como instrumento de dominio y cohesión
social estarían en tensión casi permanente desde ese momento. O, como decimos
en el título, debajo de la sotana un hombre, pero un hombre político.
La
lógica de los palacios, hoteles, embajadores, puede “encantarme”. Es la
tendencia de mi corazón. Como iglesia que crece aprendemos a entrar en lugares más sofisticados y nos apegamos y terminamos por identificar la situación de
comodidad con un mandato de Jesús, pero
la lógica de Jesús es otra: ir al encuentro del que necesita, del pobre, del
distinto… pero de esto trataré en otra ocasión.
De
esta tensión que he descrito no ha estado libre la iglesia y la sociedad en
República Dominicana. Es parte de lo que seguiremos tratando. Gracias.
2 comentarios:
Debo , Sr.Milton darle las gracias por compartir con todos sus conocimientos, opiniones y pareceres con respecto a estos temas, muy buen articulo. Le felicito , muy bueno ..MUY BUENO. SIN DESPERDICIO.
WAO... DE VERDAD ME GUSTO MUCHO, TODO EN SU LUGAR.CLARO Y FACIL DE ENTENDER..
REITERO, FELICIDADES POR TAN BUEN ARTICULO.
Att: Manuel Grullon.
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