No puedo dirigir solo, yo te necesito
Estamos en el tercer día de retiro. Este es el sexto y último retiro de este peregrinaje. Alan Fadling explica las raíces del estrés. En medio de las dificultades, no debo olvidar que EL puede echar fuera el temor.
Samuel Luna traduce para nosotros.
Una de las oportunidades de un líder espiritual, es identificar qué pasa en el momento. Y a veces lo que pasa en el momento requiere un actuar diferente a lo que teníamos planificado. Cuando construimos tiempo para seguir el patrón de Jesús, nuestro discernimiento es mayor.
Anoche algunos tuvieron problemas, dificultades, sueños... un momento distinto a lo que pensábamos tener.
No podemos dirigir solos
Como líderes no podemos dirigir solos, necesitamos el cuerpo. Jesús es la cabeza del cuerpo, yo no soy la cabeza. Este es un tema crítico. Yo sirvo bajo el gran pastor, que es Jesús.
El es suficientemente sabio, fuerte, para pastorearnos. Es el buen Pastor, es mi Pastor. Estoy permitiendo que El me pastoree?
Tengo la oportunidad de que me guíe, me alimente, me de descanso... cuando estoy acongojado con todas las responsabilidades del ministerio puedo olvidar que El es mi pastor y entonces el ministerio se convierte en un lugar de preocupación, de tensión... En el primer retiro hablamos de la importancia de la comunidad. Que la Iglesia es el cuerpo. Como líderes, somos parte del cuerpo.
Soy su servidor, les necesito. Es un giro de ser un pastor solitario, viviendo a distancia de las personas, a un pastor junto a las personas. Busqué formas para dejarles saber que les necesitaba: su amistad, su alianza, sus oraciones, de la misma manera que ellos necesitan mi oración por ellos... necesito que ellos me bendigan y yo bendecirles.
La distancia parece más fácil, más segura, pero no es mejor. Lo mejor: yo te necesito, tú me necesitas. Somos parte de un cuerpo.
Este estar cerca es la mejor forma de hacer discípulos. Una clase, un evento, es bueno... pero hacer discípulo significa compartir la vida juntos.
Cuando eres un pastor bien ocupado, planificando muchas cosas, tienes poco tiempo para las personas. Una relación estrecha se hace difícil. Pero Jesús la tuvo con algunos -no es posible con todos-. Pedro, Jacobo, Juan... quién es tu Pedro, tu Juan, tu Jacob?
Con cuáles dos o tres personas comparte tu peregrinaje?
Con quiénes compartes tu hambre y tu necesidad? Con quiénes compartes lo que vas aprendiendo de Jesús?
Estar a solas, en silencio, no es natural para mi. Es un peregrinaje al que estamos llamados. La vida cambia cuando me doy cuenta de que te necesito, de que me necesitas, y juntos necesitamos a Jesús.
Conocer sus luchas, sus necesidades... no sólo trabajar juntos o estar ocupados para Jesús. Esto es insuficiente. Hay que compartir a Jesús. Gozar el tiempo juntos, escuchar las escrituras juntos. Preguntarnos uno al otro: cómo te ha hablado Dios, qué te ha dicho... YO TE NECESITO.
viernes, 31 de mayo de 2013
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