viernes, 18 de abril de 2014

Desde la fe / La humanidad de Dios



Tan humano sólo Dios:
“Tengo sed”

Compartida por Milton Tejada en el culto de las 7 Palabras de Jesús sobre la cruz / 16 de Abril, 2014

Jn 19:28:
Sabiendo que ya todo estaba consumado, dijo: Tengo sed.

Para quien lo dude: Jesús fue un hombre como tú, como yo… conoció de nuestros sufrimientos físicos, de nuestras carencias. La sed extrema es una de ellas (anécdota de Carlos Ariel). Y era natural. Había perdido mucha sangre. Caminó sangrando bajo el sol de la tarde, cargando un pesado madero. Los clavos, en ese momento, habían traspasado sus manos y sus pies (Salmo 22:16; Isaías 53:4). Un cuerpo deshidratado, la boca y los labios secos, la lengua pegada al paladar. Es también el cumplimiento de las Escrituras que en el Salmo 69:21 dice: Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.

¿Puedes imaginar a Jesús con sus labios resquebrajados, su garganta tan seca que apenas podía tragar y con voz tan ronca que apenas podía hablar? Sin embargo, soportó esta agonía por largas horas en silencio, y lo pudo haber soportado hasta la muerte, que estaba tan próxima. ¿Pero, por qué se mantuvo callado y es al momento casi de la muerte, cuando  clama: «¡Tengo sed!»?  

¿Quizás nos hemos preguntado, por qué no hizo algo para evitar esto? ¿No podía, El que había convertido el agua en vino? ¿Porque tenía que soportar esta sed? A estas preguntas, quisiera añadir algunas más:   ¿Por qué se cansó Jesús en Samaria, tal como lo relata Juan 4:6? ¿Por qué se perturbó en Nazaret como dice Marcos 6:6 y se enojó en el templo con los mercaderes como nos relata Juan 2:15?  ¿Por qué se quedó dormido en el bote en el mar de Galilea (Marcos 4:38) y frente a la tumba de Lázaro lloró, Juan 11:35? 

Cada uno de estos momentos, cuando se cansó, se durmió, se enojó, cuando lloró, y muchos más relatados en las Escrituras, nos muestran la humanidad de Jesús, Dios quería que todos nosotros supiéramos que su único Hijo había venido a esta tierra como hombre, a pasar por cada una de estas cosas.

Jesús no tenía que sufrir sed, al menos no al grado que la tuvo, porque horas antes le habían ofrecido de beber, pero Él lo había rechazado. En Marcos 15:22-24  nos dice que antes de clavarle los clavos le ofrecieron de beber un vino mezclado con mirra, Mateo 27:34 dice que el vino estaba mezclado con Hiel. 

Tanto la mirra como la hiel tienen propiedad para sedar y adormecer lo sentidos y al Señor se lo ofrecieron, como era costumbre en ese tiempo darle esto a los crucificados,  Pero Jesús lo rechazó, no quiso pasar por ese momento de la cruz ni aturdido ni adormecido, sino que eligió hacer lo que su padre esperaba que El hiciera: pasar y vivir el sufrimiento en toda su fuerza.

Jesús soportó todos estos sufrimientos, porque El sabía que tú y yo habríamos de sufrirlos también.   Dios sabía que nosotros también nos cansaríamos, nos enojaríamos, nos perturbaríamos, que tendríamos sueño y hambre, que pasaríamos por dolor, El dolor de cuerpo, dolor de alma…. Dolor demasiado agudo para cualquier droga.  Sabía que estaríamos sediento, si no de sed de agua, al menos de sed de la verdad.  EL ENTIENDE por todo lo que pasamos, porque Él lo pasó también.

Y como El lo entiende, podemos venir a El, a sus brazos.  El ya ha estado donde tú estás y sabe cómo te sientes. El entiende la situación por la que estamos pasando y no sólo se conduele de nuestras necesidades, sino que responde generosamente y sin reprocharnos. 

Hebreos 4:15-16, nos dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado, Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”

A través de esta palabra: Tengo sed. Jesús nos está diciendo en esta noche, a ti y a mí: Yo soy esa persona que esperas, te entiendo perfectamente, he estado en tu lugar porque he sufrido hasta el extremo: PUEDES CONFIAR EN MI, PUEDES CONFIAR EN MI.

Y es ese hombre cansado, ese hombre-Dios que desde la cruz hoy podría estarnos indicando otra sed distinta, quizás tan o más apremiante que esa sed física que padecía en ese momento.

Jesús hoy tiene sed de hombres y mujeres comprometidos…

Jesús hoy tiene sed de una Iglesia que no pone la cara para otro lado cuando se encuentra con el dolor, con el descarriado, con la necesidad de predicar su evangelio…

Jesús hoy tiene sed de una sociedad más justa, más solidaria, menos violenta, más fraterna…

Jesús hoy tiene sed de familias que le tengan a Él como centro de sus vidas, y que sean capaces de irradiar amor a su alrededor…

Es paradójico, pero El que tiene tanta sed, es también el agua viva… bebamos de esta fuente que hoy se nos muestra en la cruz y les aseguro que nosotros jamás volveremos a tener sed.

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