Tan humano sólo Dios:
“Tengo
sed”
Compartida
por Milton Tejada en el culto de las 7 Palabras de Jesús sobre la cruz / 16 de
Abril, 2014
Jn
19:28:
Sabiendo que ya todo estaba consumado,
dijo: Tengo sed.
Para quien lo
dude: Jesús fue un hombre como tú, como
yo… conoció de nuestros sufrimientos físicos, de nuestras carencias. La sed
extrema es una de ellas (anécdota de Carlos Ariel). Y era natural. Había
perdido mucha sangre. Caminó sangrando bajo el sol de la tarde, cargando un
pesado madero. Los clavos, en ese momento, habían traspasado sus manos y sus
pies (Salmo 22:16; Isaías 53:4). Un cuerpo deshidratado, la boca y los labios
secos, la lengua pegada al paladar. Es también el cumplimiento de las
Escrituras que en el Salmo 69:21 dice: Me
pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.
¿Puedes imaginar a Jesús con sus labios resquebrajados, su garganta tan seca
que apenas podía tragar y con voz tan ronca que apenas podía hablar? Sin
embargo, soportó esta agonía por largas horas en silencio, y lo pudo haber
soportado hasta la muerte, que estaba tan próxima. ¿Pero, por qué se mantuvo
callado y es al momento casi de la muerte, cuando clama: «¡Tengo sed!»?
¿Quizás nos hemos preguntado, por qué no hizo algo
para evitar esto? ¿No podía, El que había convertido el agua en vino? ¿Porque
tenía que soportar esta sed? A estas preguntas, quisiera añadir algunas
más: ¿Por qué se cansó Jesús en Samaria, tal como lo relata Juan 4:6? ¿Por
qué se perturbó en Nazaret
como dice Marcos 6:6 y se enojó en
el templo con los mercaderes como nos relata Juan 2:15? ¿Por qué se quedó dormido en el bote en el mar de Galilea (Marcos 4:38)
y frente a la tumba de Lázaro lloró, Juan 11:35?
Cada uno de estos momentos, cuando se cansó, se
durmió, se enojó, cuando lloró, y muchos más relatados en las Escrituras, nos
muestran la humanidad de Jesús,
Dios quería que todos
nosotros supiéramos que su único Hijo había venido a esta tierra como hombre,
a pasar por cada una de estas cosas.
Jesús no tenía que sufrir sed, al menos no al
grado que la tuvo, porque horas antes le habían ofrecido de beber, pero Él lo
había rechazado. En Marcos 15:22-24 nos
dice que antes de clavarle los clavos le ofrecieron de beber un vino mezclado
con mirra, Mateo 27:34 dice que el vino estaba mezclado con Hiel.
Tanto la mirra como la hiel tienen propiedad para
sedar y adormecer lo sentidos y al Señor se lo ofrecieron, como era costumbre
en ese tiempo darle esto a los crucificados,
Pero Jesús lo rechazó, no quiso pasar por ese momento de la cruz ni
aturdido ni adormecido, sino que eligió hacer lo que su padre esperaba que El
hiciera: pasar y vivir el sufrimiento en toda su fuerza.
Jesús soportó todos estos sufrimientos, porque El
sabía que tú y yo habríamos de sufrirlos también. Dios sabía que nosotros también nos
cansaríamos, nos enojaríamos, nos perturbaríamos, que tendríamos sueño y
hambre, que pasaríamos por dolor, El dolor de cuerpo, dolor de alma…. Dolor
demasiado agudo para cualquier droga.
Sabía que estaríamos sediento, si no de sed de agua, al menos de sed de
la verdad. EL ENTIENDE por todo lo que pasamos, porque Él lo pasó también.
Y como El lo entiende, podemos venir a El, a sus brazos. El ya ha estado donde tú estás y sabe cómo te
sientes. El entiende la situación por la que estamos pasando y no sólo se
conduele de nuestras necesidades, sino que responde generosamente y sin
reprocharnos.
Hebreos 4:15-16, nos dice:
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado, Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
A través de esta palabra: Tengo sed. Jesús nos está diciendo
en esta noche, a ti y a mí: Yo soy esa persona que esperas, te entiendo
perfectamente, he estado en tu lugar porque he sufrido hasta el extremo: PUEDES
CONFIAR EN MI, PUEDES CONFIAR EN MI.
Y es ese hombre cansado, ese hombre-Dios que desde
la cruz hoy podría estarnos indicando otra sed distinta, quizás tan o más
apremiante que esa sed física que padecía en ese momento.
Jesús hoy tiene sed de hombres y mujeres
comprometidos…
Jesús hoy tiene sed de una Iglesia que no pone la
cara para otro lado cuando se encuentra con el dolor, con el descarriado, con
la necesidad de predicar su evangelio…
Jesús hoy tiene sed de una sociedad más justa, más
solidaria, menos violenta, más fraterna…
Jesús hoy tiene sed de familias que le tengan a Él
como centro de sus vidas, y que sean capaces de irradiar amor a su alrededor…
Es paradójico, pero El que tiene tanta sed, es
también el agua viva… bebamos de esta fuente que hoy se nos muestra en la cruz
y les aseguro que nosotros jamás volveremos a tener sed.
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