La idea es que si hablamos mucho, seremos oídos. La línea de pensamiento es que mientras más hablamos, más Dios nos oye.
- ¿Qué debo hacer para que Dios me oiga? ¿Cuál es la forma correcta de orar de manera que Dios me escuche? O más bien ¿Cuál es el corazón correcto, actitud correcta, la vida correcta para que Dios nos escuche?
- Dios oye al contrito y humillado, está cerca del humilde, oye a Sus hijos, oye cuando pedimos de acuerdo a Su voluntad. Dios oye cuando nos hemos arrepentido de nuestros pecados. Oye cuando no tenemos deudas con los demás (ofensas, rencor, amargura, falta de perdón, etc.). Dios oye cuando permanecemos en Su Palabra y Sus Palabras permanecen en nosotros.
- ¿Me está escuchando Dios de manera regular? ¿Me siento escuchado? ¿Estoy obteniendo respuestas de Dios de manera regular? Como Jesús: “Padre, yo sé que siempre me oyes”.
Rafael Montalvo
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