domingo, 15 de julio de 2007

Mi opinión / El Código del Menor


Los menores son capaces de delitos mayores

No soy abogado. Soy de una especie de hombre en extinción que se llamó a si mismo “filósofo” y, como tal, tengo obsesión sobre los por qué de las cosas, el sentido del quehacer humano, de nuestras prácticas, planteamientos, costumbres, ritos… de modo tal que “nada humano me es ajeno”.

En junio pasado leí un editorial del periódico Hoy que externaba su preocupación por el incremento de la participación de menores de edad en actos delictivos (“Preocupante” – Hoy – 12 de Junio, 2007) y que se hace eco de declaraciones del Jefe de la Policía, Bernardo Santana Páez, quien afirmó que en nuestro país menores son responsables (la negrita es nuestra) de un 30% de los delitos que se cometen.

Siempre hemos entendido que la minoría de edad es una referencia arbitraria, basada en premisas que no toman en cuenta el desarrollo mental del individuo, su capacidad para actuar con el debido discernimiento”, señala el editorial.

E indica que el Código del Menor crea en los menores la sensación de inmunidad ante la ley y la Justicia. Más allá de la “sensación”, todo indica que hay una realidad: parecería que un delito cometido por un menor –no importa su gravedad- es también un delito menor…

Este es un supuesto inaceptable. Viene a cuento una reflexión hecha por Wenceslao Calvo (ACPress Noticias – España) en torno a que en España algunos menores han sido hallados culpables de asesinatos, más propios de sicarios mafiosos o psicópatas sin conciencia que de personas que todavía no han alcanzado la mayoría de edad.

Calvo nos deja pensando sobre qué sentido tiene el Código del Menor (su reflexión vale para España y para República Dominicana).

Y es que la Ley del menor sería perfecta si siempre se diera esta hipótesis: que un menor es capaz de cometer delitos menores, de la misma manera que un mayor es capaz de perpetrar delitos mayores. Es decir, si hubiera una equivalencia entre la edad y la gravedad del delito, de modo que los menores de edad serían potencialmente sujetos de trastadas y gamberradas propias de la edad”, señala Calvo.

Y añade: “Pero desgraciadamente las cosas no son tan sencillas, porque la maldad humana, que parece ir en aumento, también comienza a despertarse cada vez en época más temprana, de manera que nos encontramos con menores que son protagonistas de delitos propios de mayores. Y aquí es donde la Ley del menor entra en una contradicción, porque ¿cómo aplicar una condena menor a alguien que ha cometido un crimen mayor, aunque sea menor? (las negritas son de Calvo). La capacidad de cometer un crimen mayor es indicio de que, en algún sentido, ya no estamos ante un menor, aunque cronológicamente lo sea. Y si lo tratamos como a tal, la que sale perjudicada es la justicia”.

El supuesto es de que los menores sólo cometen delitos menores es falso. Muchos menores –de edad- son capaces de delitos mayores y su deuda con la sociedad, por lo tanto, es mayor, pero además son alentados por la sensación (o realidad) de impunidad.

Sólo pido una cosa: reflexiones mayores para problemas mayores.

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