Y nosotros, qué
Hemos visto como esta pareja de Nazaret decide obedecer a Dios.
Circunstancias difíciles para gente ordinaria, que al decir SI a Dios se
convierte en gente extraordinaria.
A veces decirle que SI a Dios no es nada fácil.
Puede que tu situación sea desesperada.
Puede también que, como cristiano reciente o de muchos años, te hayas
acomodado y te cueste trabajo “salir del cascarón”, extender tus fronteras,
predicar el evangelio, ser un instrumento como José y María para que el Señor
pueda nacer en muchos corazones, muchas puedan aceptar a Jesús como su Salvador
y Señor.
Puede que, como hombre, tengas la tentación de rehuir tu llamado. Que no
comprendas lo que pasa con tu familia (como no comprendía José lo que pasaba
con María), con tu esposa, con tus hijos… que las tentaciones de la vida te
quieran llevar a manos del enemigo.
Puede que, como mujer, tú te encuentres con tantas disyuntivas todos los
días, con tantas dificultades: una madre soltera, una novia cuyo novio quiere
ir más allá de lo permitido, un padre que no es responsable de sus hijos,
situaciones de violencia, de abandono, de dificultad… Tú, como María, no la tienen
fácil.
Hombre, mujer, no importa tu edad… Dios quiere establecer una alianza
contigo, quiere que tú sirvas de instrumento de bendición para muchos, que
Jesús pueda hacerse presente en tu familia y en República Dominicana a través
de ti, de los tuyos… que puedas proclamar como Josué: “Yo y mi casa serviremos
al Señor”.
SIN EMBARGO, Dios quiere que nos comprometamos. No nos obliga. Quiere
una respuesta libre de nuestra parte.
En ese sentido, María y José, José y María tenían un común denominador, un elemento común: su disposición a
obedecer la voz de Dios y a hacerlo sin tardanza.
¿Estás dispuesto tú a obedecer la voz de Dios y a hacerlo sin tardanza?
¿Estás dispuesto a arriesgarte a lo que dirán “las malas lenguas” porque
vives predicando el evangelio y
abandonas viejas costumbres y comodidades?
¿Estás dispuesto, hombre, mujer, joven… a entender que la cultura del
Reino de Dios no siempre es la cultura de nuestra sociedad y que muchas cosas
las hacemos, como cristianos, en contra de la corriente dominante, pero nuestro
auxilio y gozo están en el Señor?
Si eres como José o como María, un hombre o una mujer común y corriente,
te doy una buena noticia: es a esos a los que Dios elige para que su nombre sea
glorificado. Una única condición: la obediencia.
Ponte de pie en tu vida y haz un compromiso: “Yo
y mi casa serviremos al Señor”
Que Dios les bendiga…
#GRATAVIDA
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