sábado, 17 de julio de 2021

José y la barriga de María

 JOSÉ: UN HOMBRE DISPUESTO A LA OBEDIENCIA

José y María era gente común y corriente, gente como tú y como yo.

Te digo esto porque a veces pensamos que seguir a Jesús es para gente extraordinaria. Personas fuera de serie.

Mateo, el primero de los evangelios, nos cuenta la historia desde la perspectiva de José. ¿Cómo fue posible que un hombre tan común como José, carpintero, aparentemente iletrado, fuera el canal que Dios utilizó para que Jesús se hiciese uno de nosotros?

Por Lucas sabemos que María, después de recibir la comunicación de Dios y aceptar la propuesta del Señor, marcha a Ain-Karim, donde permanece los últimos tres meses del embarazo de su prima Isabel. Cuando regresa a Nazaret, José “cae en la cuenta” de la situación en la que se encuentra María: estaba embarazada.

Pero… casi siempre hay un pero… José y María estaban sólo desposados, que es como decir “comprometidos”. Los desposorios duraban un año y no podían tener relaciones sexuales. No las habían tenido.

¿Tú, que eres hombre casado, cómo te hubieras sentido si la que es hoy tu esposa saliera embarazada cuando era tu novia sin tú haberle puesto un dedo encima?

¡La situación no era fácil!

Sin lugar a dudas, José se sintió profundamente perturbado y perplejo. Probablemente confundido. TENÍA QUE TOMAR UNA DECISIÓN. Y tenía tres posibilidades:

1.        Recibir a María como esposa y reconocer como hijo al engendrado en ella;

2.       Denunciarla como adúltera ante los tribunales que, según la ley, deberán condenarla a morir lapidada (es decir, a pedradas), aunque esto se aplicaba cada vez menos;

3.       Darle un libelo (un documento), rescindiendo el contrato o compromiso matrimonial (los esponsales tenían valor jurídico de matrimonio). Este fue el camino por el que optó José, desde su mente humana. 

Leemos Mat 2:18-25:

18 Y el nacimiento de Jesucristo fue como sigue. Estando su madre María desposada con José, antes de que se consumara el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo.

19 Y José su marido, siendo un hombre justo y no queriendo difamarla, quiso abandonarla en secreto.

20 Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo.

21 Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados.

22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo:

23 HE AQUI, LA VIRGEN CONCEBIRA Y DARA A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRAN POR NOMBRE EMMANUEL, que traducido significa: DIOS CON NOSOTROS.

24 Y cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer;

25 y la conservó virgen hasta que dio a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús.

José, hermanos, era un hombre que amaba a esta mujer, María. La amaba tanto que tomó un camino en que preservaba su dignidad de varón, pero también en que preservaba la vida de María. El no comprendía lo que consideraba una “infidelidad” de María. Su decisión: el divorcio en secreto.

No quería infamarla (RV)

No quería denunciarla públicamente (Dios habla hoy)

No quería acusarla delante de todo el pueblo (Traducción en lenguaje actual).

En definitiva

No quería exponerla a la vergüenza pública (NVI).

 

Dios se le aparece en sueños a José para indicarle la actitud a seguir: tomar a María como esposa y aceptar la paternidad legal del que habría de nacer.

Dios le notifica que lo engendrado en María es obra del Espíritu Santo. José puede sentirse tranquilo, María no le ha sido infiel. Y él, José, tiene algunas cosas que cumplir. Entre ellas, velará por su sustento, garantizará su seguridad y al que nacerá le pondrá por nombre Jesús.

José llamará a este hijo Jesús. El que José imponga el nombre al que va a nacer de María indica los derechos y deberes que José va a asumir respecto de él. Le corresponden por la paternidad legal al tomar a María como legítima esposa.

En definitiva: José, un hombre dispuesto a la obediencia.

 

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viernes, 9 de julio de 2021

José, María y nosotros

Y nosotros, qué

 

Hemos visto como esta pareja de Nazaret decide obedecer a Dios. Circunstancias difíciles para gente ordinaria, que al decir SI a Dios se convierte en gente extraordinaria.

 

A veces decirle que SI a Dios no es nada fácil.

 

Puede que tu situación sea desesperada.

 

Puede también que, como cristiano reciente o de muchos años, te hayas acomodado y te cueste trabajo “salir del cascarón”, extender tus fronteras, predicar el evangelio, ser un instrumento como José y María para que el Señor pueda nacer en muchos corazones, muchas puedan aceptar a Jesús como su Salvador y Señor.

 

Puede que, como hombre, tengas la tentación de rehuir tu llamado. Que no comprendas lo que pasa con tu familia (como no comprendía José lo que pasaba con María), con tu esposa, con tus hijos… que las tentaciones de la vida te quieran llevar a manos del enemigo.

 

Puede que, como mujer, tú te encuentres con tantas disyuntivas todos los días, con tantas dificultades: una madre soltera, una novia cuyo novio quiere ir más allá de lo permitido, un padre que no es responsable de sus hijos, situaciones de violencia, de abandono, de dificultad… Tú, como María, no la tienen fácil.

 

Hombre, mujer, no importa tu edad… Dios quiere establecer una alianza contigo, quiere que tú sirvas de instrumento de bendición para muchos, que Jesús pueda hacerse presente en tu familia y en República Dominicana a través de ti, de los tuyos… que puedas proclamar como Josué: “Yo y mi casa serviremos al Señor”.

 

SIN EMBARGO, Dios quiere que nos comprometamos. No nos obliga. Quiere una respuesta libre de nuestra parte.

 

En ese sentido, María y José, José y María tenían un común denominador, un elemento común: su disposición a obedecer la voz de Dios y a hacerlo sin tardanza.

 

¿Estás dispuesto tú a obedecer la voz de Dios y a hacerlo sin tardanza?

 

¿Estás dispuesto a arriesgarte a lo que dirán “las malas lenguas” porque vives predicando el evangelio y  abandonas viejas costumbres y comodidades?

 

¿Estás dispuesto, hombre, mujer, joven… a entender que la cultura del Reino de Dios no siempre es la cultura de nuestra sociedad y que muchas cosas las hacemos, como cristianos, en contra de la corriente dominante, pero nuestro auxilio y gozo están en el Señor?

 

Si eres como José o como María, un hombre o una mujer común y corriente, te doy una buena noticia: es a esos a los que Dios elige para que su nombre sea glorificado. Una única condición: la obediencia.

 

Ponte de pie en tu vida y haz un compromiso: “Yo y mi casa serviremos al Señor”

Que Dios les bendiga…

 

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María: una testigo privilegiada

María, mujer de silencio y obediencia

                                                                                                                                                      Por: Ana Ysabel Acosta


En la comunidad cristiana está claro algo: que María es la madre de Jesús de Nazaret, y que Jesús es el Hijo de Dios que se hizo hombre a través de María. El evangelio de Lucas 1:26-38 (NVI): nos relata el nacimiento de Jesús:

 

26 A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, 27 a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. 28 El ángel se acercó a ella y le dijo:

—¡Te saludo,[d] tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.

29 Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.

30 No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. 31 Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, 33 y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.

34 —¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?[e]

35 —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. 36 También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. 37 Porque para Dios no hay nada imposible.

38 Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho.

Con esto, el ángel la dejó.

María es una testigo privilegiada no sólo de la vida de Jesús, sino del sentido de esa vida para el pueblo de Israel. Una mujer de la que nos habla el evangelista Lucas diciendo: "María por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón" (2, 19), y vuelve a repetir: "Su Madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón" (2, 51).

 

Pero… qué más podemos decir de María?

 

1.                  Una mujer pobre, mujer de pueblo

Dios fue enteramente libre para escoger a la madre de su Hijo. ¿A qué mujer escoge Dios, de entre tantas mujeres, para Madre de su Hijo hecho hombre?

 

Elige a una mujer judía. María pertenece al pueblo judío, un pueblo pequeño y pobre (Lc. 2,1-7).

Elige a una mujer de una región, Galilea, despreciada por los de la capital (Jn. 7,52), de un pueblito pequeño, más bien un caserío, del que se dice "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn. 3,46). Es una mujer campesina, no  una princesa ni una persona importante. María ni siquiera es la prometida de un sacerdote judío (y había 7,200 sacerdotes judíos en aquella nación tan pequeña), ni de un doctor (escriba), ni siquiera de un piadoso fariseo.  Es la prometida de un hombre sencillo llamado José, sobre el cual Milton nos habló.

 

Una Señal de su pobreza: da a luz a su hijo en un establo (Lc. 2,7-19). Al presentar la ofrenda en el templo, presenta la ofrenda de los pobres. Jesús, incluso, es despreciado por ser hijo de una mujer de pueblo. Dicen de él de una manera despectiva: es “el hijo de María" (Mc. 6,1-6).

 

2.                 Una mujer oprimida.

No olvidemos que María era judía.

Los judíos eran sometidos económica y militarmente por los romanos. Esta era una sociedad extremadamente machista, que veía a la mujer como inferior en todo al varón.

Las hijas no tenían los mismos derechos que sus hermanos varones, pero sí los mismos deberes.

El poder de un padre sobre una hija era absoluto y la podía casar con quien él quisiera,  entonces la mujer pasaba a estar bajo el poder del esposo como objeto para su placer y como instrumento de fecundidad para la familia.

En lo religioso, la mujer estaba equiparada a los esclavos (paganos) y niños (menores).

En la sinagoga, era impensable que una mujer leyese las Escrituras.

Un judío varón daba gracias a Dios diariamente “porque no me hiciste mujer”.

 

3.                 Una mujer creyente, una mujer de fe,

¿Entendió María de qué se trataba cuando el angel del Señor le habló e interpeló diciéndole:

“Mira, vas a concebir, darás a luz un hijo y le pondrás de nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David su antepasado; reinará para siempre en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,31-33). LAS ESCRITURAS REFLEJAN QUE ELLA SÍ ENTENDIÓ.

 

Lo que Dios le propone depende de su libre consentimiento. Dios no la obliga. Y es para inmediato, sin excusas, sin dilaciones. O lo tomas, o lo dejas.

 

Dios le está diciendo que va a tener un hijo. Ella no sabe cómo, pues es solo la prometida de José y no ha tenido relación sexual. Sin embargo, María ha escuchado a Dios en su corazón. Se ha fiado de El. Libremente ha dicho "SI" a Dios con toda su vida: "Cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc. 1,38).

 

Fe que es al mismo tiempo confianza: creer, fiarse del otro; que es amor: entrega total de la vida, desinteresada, generosa; que es también cumplimiento fiel de la voluntad de Dios.

 

Si algo distingue la fe de María es la de ser una fe puesta continuamente a prueba por la realidad de la vida.

 

4.                María, mujer obediente y solidaria

María de Nazaret se enteró por el ángel (Lc. 1,26-38) de dos cosas: 1ª que Dios estaba con ella y le pedía que fuese la madre de su Hijo; 2ª que "su pariente Isabel, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y la que decían que era estéril está ya de seis meses: para Dios no hay nada imposible" (Lc. 1,36-37)

 

¿Cuál es la respuesta María?

 

En primer lugar, a la propuesta de Dios, ella da su consentimiento cuando dice: "Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho" (Lucas 1,38).

En segundo lugar, a la noticia del embarazo de su pariente, ponerse en camino inmediatamente para ir a ayudarla.

No permanece pasiva, encerrada en su mundo de jovencita embarazada que necesita atención, cuidados, mimos.

María sale de su mundo, de sí misma y viaja " a toda prisa a la montaña, a la provincia de Judea" (Lc. 1,39), lejos, a más de 120 km de Nazaret para ayudar a Isabel. Su pariente es ya entrada en años, estéril hasta ahora, primeriza y en el sexto mes de embarazo (Lc. 1,36-40.56)

 

Mujer solidaria que se mantiene al tanto de todo el ministerio de su hijo hasta estar al pie de la cruz cuando muere. Este es un maravilloso modelo de solidaridad que como mujeres estamos llamadas a imitar entre nosotras.

 

5.                 Una mujer valiente que lo arriesga todo por el Señor

María, antes de anunciarle que sería madre, era una mujer viviendo en una cultura difícil y conociendo las consecuencias, libremente se arriesgó y asumió sus responsabilidades, mostrando así un corazón que se esfuerza y es valiente.

 

Ante Dios: dio su SI al Señor consciente de lo que se le pedía (Lc. 1, 34-38)

Ante la sociedad: Se arriesgó a ser criticada (Mt. 1,18), acusada de adúltera e incluso lapidada.

Ante la historia: respondió a Dios con su yo humano, femenino, en la misión más importante encomendada por Dios a una persona (Lc. 1,31-33. 38; Jn.19,25).

 

Me impresiona profundamente como mujer, como madre, como esposa el cantico de Maria, el Magníficat, cuando declara:

 

" Entonces María dijo:

    Engrandece mi alma al Señor;

47 Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.

48 Porque ha mirado la bajeza de su sierva;

Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.

49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso;

Santo es su nombre,

50 Y su misericordia es de generación en generación

A los que le temen.

51 Hizo proezas con su brazo;

Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.

52 Quitó de los tronos a los poderosos,

Y exaltó a los humildes.

53 A los hambrientos colmó de bienes,

Y a los ricos envió vacíos.

54 Socorrió a Israel su siervo,

Acordándose de la misericordia

55 De la cual habló a nuestros padres,

Para con Abraham y su descendencia para siempre (Lc. 1,46-55)

 

 

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José: un hombre común y corriente

La actitud de José

24 Y cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer;

25 y la conservó virgen hasta que dio a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús.

 

José acepta con prontitud la misión para la que Dios le tenía destinado.

Se mostró con ello hombre «justo»» en el más riguroso sentido de la palabra.

El relato de Mateo concluye diciendo que «sin haber tenido relaciones conyugales, ella dio a luz un hijo al que José puso el nombre de Jesús» (1, 25).

Quiero que entiendan que José era un hombre común y corriente como tú y como yo, que fue utilizado por Dios como canal de bendición para todos, pues se constituyó en el padre legal de Jesús y, probablemente, en ejemplo de padre terrenal para Jesús. Y esto fue posible porque Dios es soberano, pero también porque José:

 

1.        Era hombre justo. Es decir, un hombre dispuesto a obedecer la voluntad de Dios. Lo hizo al despertar del sueño en que el ángel le reveló que el hijo de María era obra del Espíritu Santo, pero también lo hizo cuando el ángel del Señor se le aparece también en sueños y le ordena que huya con el niño y su madre (Mt 2:31), y cuando ya muerto Herodes, un nuevo aviso del ángel del Señor le pide volver a Israel (Mt 2:19-21).

 

2.       Era un carpintero (“téknon”). Un simple técnico como mucho de nosotros. No un teólogo extraordinario y mucho menos un predicador. Uno como cualquiera de los que me leen.

 

3.       Era un hombre lleno de amor, que a pesar de su perturbación por lo que creía que era una infidelidad de María, buscaba preservar su vida, porque colocaba el amor por ella por encima de su confusión y, a lo mejor, de su frustración y desencanto y quién sabe si también de su ira. Además, ese amor fue el que garantizó que el niño Jesús sobreviviera, porque obedeció pronto y huyó para salvarle la vida.

 

4.       Era un hombre pronto para cumplir la voluntad de Dios en su vida. “Y cuando despertó, hizo como el ángel le había mandado”. No tardó. Inmediatamente.  En otras dos ocasiones el Ángel del Señor le da una orden: “levántate, coge al niño y a su madre”… y la respuesta fue: “José se levantó, cogió al niño y a su madre..”. Es decir, cumplió sin tardanza.

 

  1. Finalmente, no era un hombre aprovechado. Pudo pretender tener relaciones sexuales con ellas al saber su condición y saber que, como quiera, reconocería a Jesús como su hijo. Pero no. Esperó. La escritura dice: “y la conservó virgen hasta que dio a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús”.

Breve vida la de José, pero lo suficiente para dejarnos un maravilloso ejemplo de silencio, humildad y pobreza, de abnegación y sacrificio, de fe y obediencia ejemplar. Y, sin duda, de amor entrañable a Jesús y María.

 

En Mateo, la figura de José destaca sobre la de María. La historia es vista desde la perspectiva del hombre, de José. Es, por lo tanto, una historia que nosotros los hombres debemos leer y meditar con mucho cuidado.

 

Bendiciones para cada hombre común y corriente, pero dispuesto en su corazón a obedecer a Dios con todas sus fuerzas, todo su cuerpo y toda su alma.

 

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domingo, 4 de julio de 2021

ADOLESCENTES / 1

 

CRIANZA DE ADOLESCENTES

La edad del mando y control de los niños termina, aproximadamente, a los 10 años. Después de ahí _no puedes obligar a tu hijo o hija a que haga nada_. ¿Y entonces?

Muchos padres queremos obligar -como si pudiéramos- a nuestros hijos adolescentes a tomar las decisiones correctas. Nos negamos a que tomen sus decisiones y más aún: a que se equivoquen.

No podemos hacer que triunfe, no podemos hacer que él comparta nuestros valores educacionales o de fe. La decisión real, la decisión final es suya, y las consecuencias tienen que ser suyas también.

Es lo que puedes hacer: _dejar que sea responsable de esas consecuencias_, responsable por sí mismo, de sus decisiones. Yo no tengo el poder o la habilidad para lograr que _haga_ nada.

Dios también nos dio la libertad y la habilidad de tomar nuestras propias decisiones, aun las malas decisiones.

Y otro punto que luego reflexionaremos: la importancia del fracaso.

Lo que sí puedes hacer: darles herramientas para decidir.

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viernes, 2 de julio de 2021

Integridad desde el corazón

 

 UNA PERSONA ÍNTEGRA

 Cuando eres íntegro  no necesariamente hace lo que te gusta, pero te gusta lo que Dios te pide que hagas . Agustín de Hipona decía: dame lo que mandas y manda lo que quieras. Es decir: la integridad se hace posible en Cristo, con la fuerza del Espíritu Santo. Con nuestras propias fuerzas, fallamos. Y tenemos que levantarnos.

 Si eres una persona íntegra, puede que peques.

 El ser una persona íntegra no te exonera de tu naturaleza pecadora. Puede que peques, puede que te equivoques, pero Dios mira tu corazón, valora tus intenciones, mira tu sinceridad. Un ejemplo, Abimelec iba a tomar a Sarah por mujer, pues Abraham había dicho que era “su hermana”. Iba a “meter la pata”, porque Sarah era mujer casada. Abraham era su marido. Ese meter la “pata” era la consecuencia de un engaño o, en todo caso, de un “mal entendido”.

 Gn 20:6-7:

Y le dijo Dios a Abimelec en sueños: “ Yo también sé que con  integridad de tu corazón  has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases. Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás ”.

  Condiciones y bendiciones del hombre íntegro :

 1.       El hombre íntegro guarda la Palabra de Dios y Dios le fortalece en sus camino:

1 Rey 9:4-5:  Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre,  en integridad de corazón y en equidad , haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel .

 2.     Al hombre íntegro Dios le exalta y le protege del mal :

Job 2:3-4:  ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que  todavía retiene su integridad , aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?

Salm 25: 19-22:  Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, 20 Y con odio violento me aborrecen. Guarda mi alma, y líbrame; No sea yo avergonzado, porque en ti confié.  Integridad y rectitud me guarden, Porque en ti he esperado. Redime, oh Dios, a Israel De todas sus angustias .

 3.     El hombre íntegro vive sin nada que reprocharse en su corazón, paz profunda :

Job 27: 6-10:  Hasta que muera, no quitaré de mí  mi integridad. Mi justicia tengo asida, y no la cederé; No me reprochará mi corazón en todos mis días .

 4.     El hombre íntegro morará en la casa del Padre y no resbalará jamás :

 Salm 15:1-5:

Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?

¿Quién morará en tu monte santo?

El que  anda en integridad y hace justicia,

Y habla verdad en su corazón.

El que no calumnia con su lengua,

Ni hace mal a su prójimo,

Ni admite reproche alguno contra su vecino.

Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado,

Pero honra a los que temen a Jehová.

El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia;

Quien su dinero no dio a usura,

Ni contra el inocente admitió cohecho.

El que hace estas cosas, no resbalará jamás

 

 Otros textos que nos hablan de la integridad :

Salm 78:72

Y los apacentó  conforme a la integridad de su corazón , Los pastoreó con la pericia de sus manos.

 

Salm 84:11

No quitará el bien  a los que andan en integridad .

 

Prov 10:9

El que  camina en integridad anda confiado; Mas el que  pervierte sus caminos será quebrantado.

 

Prov 28:6

Mejor es el pobre que  camina en su integridad, Que el de perversos caminos y rico.

 

Prov 28:18

El que en integridad camina será salvo ;

 

Tito 2:6-8

Exhorta asimismo a los jóvenes a  que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras;  en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable , de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.

 

2 Samuel 22:26-27 y Salm 18:26

Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, Y  recto para con el hombre íntegro.

 

Salm 19:13-14

Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces  seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

 

1 Cro 12:34

De Zabulón cincuenta mil, que salían a campaña prontos para la guerra, con toda clase de armas de guerra, dispuestos a pelear  sin doblez de corazón .

 

Hoy, más que nunca, nuestra integridad está en la balanza.