miércoles, 26 de junio de 2013

En mis 54 / Gracias!



La buena carrera
No lo merezco… gracias!
Hoy cumplo 54 años.
Podría afirmar que me he ganado el cariño de mis amigos y hermanos, de mi esposa e hijos, pero no. No me lo he ganado, me lo dan de gratis. Y doy gracias.
Podría indicar que en base al trabajo tesonero dispongo de lo que necesito para vivir y, junto a Ysabel, mi esposa, suplimos a nuestra familia. Pero no. Es cierto que trabajamos con afán, pero Dios nos abre puertas, provee…
Podría creer que al esforzarme por vivir en obediencia a Dios él me privilegia, pero no. Me privilegia porque quiere, porque si, por su Gracia…independientemente de lo que haga, soy su hijo.
Por eso…
Gracias, especialmente, a ti Jesús, que me sacaste de la amargura y me diste una nueva dirección a mis cuarenta, hoy un poquito distantes. Vivo para ti y es de mucho gozo para mi compartir contigo, caminar contigo, trabajar contigo… Y que me consideres ciudadano del Reino.
Gracias a mis padres (él, ya fallecido), por su ejemplo, tanto en los valores familiares como en esa incondicional rectitud y apego a la justicia social que exhibían los Tejada y que costó a varios de ellos estar en las cárceles de Trujillo. Mi madre, a sus ochenta años, sigue siendo un ejemplo en muchos aspectos para mi vida.
Gracias a mi esposa, Ana Ysabel. Al iniciar nuestra relación hace unos trece años, alguien le preguntó qué veía en mí. Y ella contestó: “potencial”. Gracias, Ysa, por confiar, pero sobre todo por amarme. Por caminar junto a mí en los senderos de la fe. Por brindar cariño a borbotones a mis hijos, por tu generosidad, tu pasión, tu entrega… gracias!
Gracias a mis hijos, Carlos, Juan, Luis, Laura… cada día recibo de su amor, cada día me permiten estar un poquito en sus vidas, compartir sus logros, sus ansiedades, sus etapas, tan distintos entre si, que son un verdadero tesoro inapreciable…
Gracias a los amigos, a quienes les debo, como dice AC, la ternura, el apretón de manos, el abrazo. Ojalá pueda ser recíproco con ustedes, lo intento y siempre lo intentaré.

viernes, 21 de junio de 2013

Con Jesús / Guiándote al desierto


La pregunta más importante

1 de Junio, 2013. Es un día claro y fresco en Jarabacoa. Junto a una parte de los líderes de nuestra Congregación, la Iglesia Cristiana, desaceleramos el ritmo. Es tiempo tuyo, Jesús.
Presentes: Elvis, Francisco Cedano, Yanelys Rivera, José Luis Guzmán, Karina de Guzmán, Carlos Cruz, Polonia de Cruz, Marino Mancebo, Isabel de Mancebo, Yanet de Jiménez, Marisol de León, Rafael Antonio Montalvo, Noelia de Montalvo, Amalfis de Luna, Rafael Luna, Sarah Luna, Marleni, Elvin... Nos ayuda en este proceso Alan Fadling.

Mc 10: 46-52. Bartimeo... un ciego que insiste.
Jesús te hace la misma pregunta hoy que le hizo a Bartimeo. No es una pregunta sólo a la Congregación, o a la sociedad dominicana, o al mundo, sino a ti: qué quieres que haga por ti.
Pueden venir respuestas inmediatas a tu mente, pero...  serán esas las más importantes? A veces queremos cosas tontas, cosas que van y vienen, pero también queremos cosas que importan. Creo que cuando Jesús me pregunta qué quiere que haga por ti, quiero responder con mis deseos más profundos. 
En estos momentos de soledad junto a El, cuando nos alejamos de nuestros trabajos, de nuestras responsabilidades cotidianas... es un momento para que las profundidades de nuestro corazón suban a la superficie y responder a la pregunta de Jesús: esto es lo que quiero que hagas por mi.
En estos momentos, en que estamos solos, pero una soledad junto a Jesús, El quiere disfrutar nuestra presencia y que nosotros disfrutemos su presencia... qué quieres que haga por ti?
Gozos, alegrías, todo lo que esté en tu corazón y tu mente, tráelo a la presencia de Jesús. Ahí estarás seguro. Las cosas de las que estamos orgullosos, contentos, son bienvenidas en su presencia. Nuestras preocupaciones, miedos, son bienvenidos en su presencia. El nos cita en misericordia, en gracia. El trae sanidad, frescura, refrigerio. Lo que sea que necesites, lo encuentras en su presencia.
Sólo cuando ocultas las cosas de las que te avergüenza, cuando escondes esas cosas, cuando las mantenemos fuera de su presencia, cuando creemos que El no las puede ver, no experimentamos sanidad, no experimentamos perdón, no experimentamos libertad. Y libertad es lo que el Padre quiere para nosotros.

"Tú eres mi hijo amado, en quien tengo complacensia...".
A veces en mi corazón creo que "El me amaría más si...",  y completo la frase con algo que creo que puedo hacer. No es así, El te ama no importa lo que hagas. Dios no está en una montaña rusa. El es fiel. Te ama. El Padre proclama su amor antes de que Jesús hubiese iniciado su ministerio.
En Lc 4:1, luego del bautismo, se proclama que está lleno del Espíritu Santo. Qué esperaríamos que sucediese? Pensaríamos que gozo, unción, predicación... pero Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto. Por qué? Qué le pasa a Jesús en el desierto? ES TENTADO. 
Si Jesús te pregunta, qué quiere que haga por ti? Le responderías: llevame al desierto, quiero ser tentado? NO! Sin embargo, en el desierto la palabra de amor, de complacensia, es ratificada. Las tentaciones ponen a prueba el amor del Padre en nuestras vidas (es algo de lo que la tentaciones hacen).
 Adán y Eva están en el paraíso, tienen todo lo que necesitan, son tentados, y caen.
Jesús está en el desierto, no tiene nada de lo que necesita, es tentado, y resiste. 
Creo que le ayuda el recordar las palabras de amor de su Padre, de complacencia de su Padre. El recuerda: todo lo que necesito, todo lo que quiero, viene de mi Padre. El me ama y El se complace en mi.
Una pregunta... cómo aparece la tentación en tu vida? Cuáles son los pensamientos, emociones, acciones, palabras que nos apartan de Dios, que nos distraen del Señor, que nos hacen olvidar sus palabras, que nos ama y que nos da lo que necesitamos? Cómo se ve la tentación para ti?
A veces las tentaciones se convierten en hábito. Ni pensamos en ella, simplemente suceden. No hay espacio entre ella y yo.
Cuando nos apartamos, cuando vamos a nuestro desierto, hacemos un espacio, un pequeño espacio en donde observamos nuestros pensamientos y podemos decir: NO. El Padre me ama, lo que necesito lo tengo en El.
A veces, de mala manera, ponemos en piloto automático parte de nuestras vidas. No pensamos, son hábitos. Necesito tiempo para salir de piloto automático, manejar mi vida, con el Poder del Espíritu.
Estoy seguro de que Jesús no disfrutó ser tentado. En Hebreos se habla de que Jesús sufrió la tentación. El necesitaba a su Padre, necesitaba al Espíritu, para resistir la tentación.
Algo más... el enemigo nos tienta con versiones retorcidas y vacías de lo que de hecho ya tenemos en el reino amoroso de Dios.

Con El, no por sus cosas
El Gran Mandamiento no es: toma lo que necesites de Dios. Es amar al Señor con todo tu corazón, toda tu mente, toda tu alma, todas tus fuerzas...con todo lo que tienes, ama al Señor. El Gran Mandamiento corresponde al amor de Dios: ama al que primero te amó. Sin embargo, para hacer esto a veces el Espíritu tiene que guiarnos hacia el desierto, a un lugar en donde parece que no tenemos lo que necesitamos, lo que queremos.
La tentación es pensar que porque no nos da lo que esperamos, no está complacido con nosotros. 
Lc 4: 5-8. Le muestra todos los reinos. Jesús vino a ser rey. El diablo lo sabe. Y dice: yo puedo hacer que eso suceda... LA TENTACIÓN SIEMPRE NOS APRESURA. "Lo necesito ahora! No puedo esperar! Pasará algo malo si espero!". Es la voz de la tentación. La voz del Padre es la voz de un amor sin prisa. El está haciendo cosas que no podemos imaginar.
El diablo describe los reinos del mundo con dos palabras: autoridad y esplendor... poder, belleza, majestuosidad.. Qué significa autoridad? Significa hacer la diferencia, tener un impacto. Queremos tener influencia? Qué tal el esplendor? Queremos que nuestras vidas brillen, que otros vean nuestras vidas, que nos respeten, que nos escuchen. Queremos autoridad y queremos esplendor. La pregunta es: confiaremos en que Dios nos lo dará o lo arrebataremos con nuestras propias manos ahora?
La autoridad espiritual nunca se arrebata, se recibe de Dios, pero no funciona así en este mundo. En el Reino de Dios la autoridad es dada. El esplendor es otorgado. 1 Pedro 5:6... Cuando fuere tiempo. Confía en El. El hará cosas mayores que las que espera, y hace cosas muy bien hechas. Las mejores obras de arte se toman tiempo.
Si quiero producir una obra de arte, tengo que entrenarme, aprender de un maestro, practicar y quizás un día yo pudiese producir una obra maestra. Dios es un artista maestro. Tú eres su lienzo.
Lc 4: 9-12. En lo alto del templo... El diablo acude a las Escrituras. Lo guía a Jerusalén, a lo alto del templo. En la mentalidad judía el templo es el hogar de Dios. Creen que es el lugar en donde están más cerca de Dios. Desde lo alto del templo hay un valle, una caída alta. El diablo le dice: tírate, la Biblia dice que tus ángeles te van a atrapar. Un tremendo plan de mercadeo por parte del diablo!
En cierto sentido, el diablo lo tienta a que demuestre que El le importa a Dios. Si tú le importa a Dios, tirate, que El te cuidará... Suena rídiculo, pero eso es lo que es la tentación. La tentación te dice: consigue lo que necesitas, consigue lo que quieres.

Te invito a que estes solo, no te invito a que te sientas solo, sino a que vayas y te encuentres con el Padre... en el desierto.

miércoles, 19 de junio de 2013

Subrayando / Justicia y legalidad

¡No! no es justo, aunque sea legal
Derechos Humanos, los cristianos y los pobres

Juan Simarro Fernández
Protestante Digital
No siempre hacer justicia es aplicar la ley. El auténtico concepto de justicia hemos de buscarlo otros lugares. Los cristianos lo tenemos en la propia Biblia. También nos pueden ayudar los Derechos Humanos.

Éstos, los DDHH también se ocupan del tema de la justicia, de reconocer la personalidad jurídica en todas partes, del hecho de que toda persona tenga derecho a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial. Así, el artículo 10 dice:  “Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones…”.

Yo creo que la Biblia es aún más dura. Mucho más dura. Enfoca la justicia más que a la aplicación de la ley. Así dice Dios a través de la boca del profeta Jeremías: “Haced justicia, y librad al oprimido de la mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano y a la viuda”  (Jr. 22:3). Los profetas claman por que se haga justicia a estos colectivos representantes de los marginados de la tierra en aquel momento: los oprimidos, los extranjeros, los huérfanos, las viudas. Así, Isaías también clama en la misma línea: “Buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda” . (Is. 1:17). No pensaban en las leyes, sino en el concepto de auténtica justicia.

Nosotros, hoy, cuando pedimos justicia, debemos tener cuidado porque podemos pensar que hacer justicia es simplemente aplicar la ley, cuando sabemos que hay multitud de leyes humanas que no son justas y que pueden haber sido redactadas desde el prisma de los poderosos de la tierra, de los que detentan las riquezas, de aquellos que practican la acumulación injusta de bienes.

Muchas resoluciones de justicia para con los hombres se basan en el principio, un tanto abstracto de  “dar a cada uno lo suyo”. Bajo este principio hay muchos a los que no se les podría hacer justicia porque no tienen nada. ¿Qué es lo “tuyo”, qué es lo “suyo”, qué es lo “mío”? Muchos lo pueden decir porque tienen guardadas escrituras hechas ante notario que certifican propiedades… otros no tienen nada. Algunos reciben herencias, consiguen grandes ganancias que desequilibran el mundo… otros no reciben nada de nada, ni siquiera para poder ir viviendo con la dignidad que todo ser humano debe tener. A otros se les roba o niega incluso su dignidad.

Quizás, la justicia, en lugar de rezar  “dar a cada uno lo suyo”, debería estar afirmando que hacer justicia, buscar lo justo, es dar a cada uno la posibilidad real de poder vivir en dignidad como persona y de tener los bienes suficientes y necesarios para ellos y para sus hijos, evitando las acumulaciones que desequilibran el mundo envolviéndolo en el sinsentido de lo que la Biblia llamaría  “los ricos necios”, o los  “ricos insensatos”. Así, dice Dios: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has almacenado, ¿de quién será?”. Así, muchos desequilibran el mundo practicando la insensatez y la necedad. Se necesita del juicio de otros capaces de demandar y de hacer justicia.

Para entender lo que puede significar hacer justicia en el mundo, se deberían reconsiderar asuntos como el de la propiedad privada que nunca debería ser considerada como un derecho totalmente absoluto. ¿Qué derecho tiene ningún ser humano a guardar y reservar para sí, de forma absoluta, bienes acumulados y que les sobran, cuando hay tantos otros seres humanos a los que les falta lo más imprescindible para vivir con dignidad? Así, no cabe la menor duda que la abundancia y lo sobrante de los acumuladores es lo que alimenta la escasez y el hambre de los pobres. La abundancia de unos contrasta escandalosamente con la escasez de otros. Ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres.

Faltan jueces en el mundo que, en lugar de administrar la legalidad, administren la justicia. ¿Dónde están esos jueces capaces de administrar auténtica justicia en lugar de administrar una legalidad humana que, muchas veces ni se compadece con lo auténticamente justo, con lo moral, con lo ético, con las líneas de justicia que demarca la Biblia con los valores del Reino, con los valores bíblicos en general?

Cuando no se cumplen en el mundo con los derechos humanos de alimentación, agua potable, medicinas, capacitación de las personas, estamos cayendo en la injusticia. Se necesitarían nuevos “jueces” capaces de impartir y buscar justicia, no solamente capaces de administrar legalidad. La justicia bíblica puede dar una llamada de atención a lo mío, lo tuyo o lo suyo, cuando, realmente, en estos posesivos hay sobrante, superabundancia que desequilibra el mundo, sobras que fundamentan la escasez de los pobres de la tierra que son legión. Los sobrantes de muchos, en justicia auténtica en el mundo, es más de los pobres que de los que, bajo el concepto de propiedad privada llevado a lo absoluto, almacenan y guardan abultando sus posesiones y sus cuentas corrientes.

¿Cuesta trabajo enseñar estos postulados de justicia en la iglesia hoy? ¿Se viven los valores del Reino hasta el punto de dar a los últimos, a los que han sido llevados misericordiosamente al trabajo ya al final de la jornada, pero que se les ha pagado los primeros y en plan de igualdad con los fuertes que han trabajado todo el día? ¿Se enseñan hoy estos valores bíblicos y, más aún, se practican?

Podrán basarse en la legalidad vigente, pero se violenta la justicia cuando, basándose en esa legalidad, unos tienen tanto y otros no tienen nada. Eso no es justicia, aunque sea legal. Los cristianos deben trabajar más por una justicia que supera lo legal y que no se limita a practicar una legalidad humana, sino una justicia amorosa y misericordiosa que no puede aguantar el escándalo de un mundo en donde algunos nadan en la superabundancia mientras otros lloran sumergidos en el no ser de la miseria y de la marginación social. Eso es injusto… aunque sea legal.



martes, 18 de junio de 2013

Desde la fe / Detenerme y escuchar



 Es necesario espacio y tiempo para escuchar 
Retiro con Alan Fadling
14 de Septiembre, 2012
Jarabacoa, RDominicana

 La vida cristiana es algo más que hacer cosas por Jesús.
Salmo 84
A veces vengo a un retiro y estoy sobretrabajado, pero Jesús nos invita a que vengamos a este lugar a solas, para disfrutar de su presencia, para ser llenos hasta que rebosemos
1¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!
2Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón
y mi carne cantan al Dios vivo.
3Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus
polluelos, Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios
mío.
4Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán.
5Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están
tus caminos.
6Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena
los estanques.
7Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.
8Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración; Escucha, oh Dios de Jacob.
9Mira, oh Dios, escudo nuestro, Y pon los ojos en el rostro de tu ungido.
10Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes
estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad.
11Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y gloria dará Jehová. No
quitará el bien a los que andan en integridad.
12Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía.
Una pregunta... mientras nos escuchábamos leer. Qué sucedía en ti...?
Estamos en momentos diferentes. Es muy personal.
Cuando me acerco a las Escrituras a veces busco algo, en lugar de simplemente escuchar lo que Dios está haciendo. Dejar que el Señor simplemente nos enseñe (no tanto buscar qué puedo aprender o enseñar, dejar que él enseñe... él haga).
Los mejores líderes son líderes que escuchan. Escuchan a Dios. Escuchan a miembros del equipo de liderazgo y escuchan a aquellos a quienes servimos. A veces estoy tentando de pensar que lo más importante es hablar. Claro que hablamos, enseñamos, aconsejamos, animamos.... pero lo haremos de modo más efectivo si escuchamos.

Es una gran oportunidad. Jesús escuchaba al Padre, hacía tiempo para escuchar.
La idea de detenernos para escuchar es difícil, es un reto, es una disciplina, pero es una disciplina fructífera.
Mantente conectado. Si lo haces, tu vida será fructífera. Tu liderazgo va a ser fructífero. Yo me ocupo con facilidad, me apresuro, me distraigo y pierdo al Señor de la lista... lo saco de mi lista. El mismo pasaje que habla de la vid y los pámpanos, habla de alguien que cuida la vid, el Padre. Él es quien cuida de nuestras vidas. Nos ayuda a mantenernos conectados. Es bueno recordar esta verdad.
Nos enseñan sobre comunicación, pero no nos enseñan a escuchar. Es muy tentador ser el consejero, el maestro, el hombre sabio. Resiste esta tentación. Escucha. Escucha las Escrituras. Escucha a Dios en oración. Escucha a la gente. Dale tu atención. Es una disciplina poderosa. Te cambiará a ti y a otros.
Hay que aprender a detenerse y disfrutar. Uno de los secretos del liderazgo es cuando nos detenemos y pensamos quién ha sido Dios. Nuestro lugar seguro. Nuestro rey dirigiéndonos. Y disfrutamos esto. Celebramos esto.
De qué morada nos habla el salmista?  Pensaba en Jerusalén, en un lugar...hoy, dónde está su morada, dónde vive? En el NT habla de nuestro cuerpo siendo su templo. Jesús está morando en los que te rodean. Cada uno de nosotros es su morada. Esto es hermoso, bello. Poder ver esto en otra persona es un gran regalo a nosotros y al otro.

martes, 11 de junio de 2013

Otra óptica / Nacer de nuevo

Nacer de nuevo como un proceso
 Alan Fadling

¿Cómo puede verse el nuevo nacimiento y crecimiento en Cristo?
Juan 3:3: “Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios”.
Gálatas 4:19: “Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros

El proceso de nacer es una metáfora útil cuando se piensa en la conversión y crecimiento cristiano. Nacer no es un evento, más bien es un proceso. Lo que pasa el día que un bebe nace ha estado tomando forma por nueve meses. Y lo que pasa ese día en su nacimiento, continua desarrollándose por años y décadas venideras. El nacimiento espiritual no es diferente. Aquellos que tienen la oportunidad de nacer en una nueva vida van a experimentar dolores de parto en oración hasta que Cristo sea formado en el pueblo de Dios por el que se preocupan. De esta formación es de la que se trata.

Y ¿qué significa que Pablo ora apasionadamente y dolorosamente por sus queridos hijos en quienes Cristo aún no está totalmente formado?

Me pregunto si lo que llamamos "conversión" en la tradición evangélica (el momento en que una persona ora para recibir a Cristo), se parece más a la concepción que al nacimiento de la metáfora. En otras palabras, ¿podríamos pensar en ser "nacido de nuevo" más como un proceso de concepción, desarrollo y nacimiento, en lugar del evento de nacer? Más y más evidencia apunta a la conversión como un proceso.

Juan 1:12-13: “Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.”

Se nos dice que recibir a Cristo y creer en su nombre nos da el derecho de empezar a ser hijos de Dios, no sólo a ser hijos de Dios. ¿Esta afirmación bíblica implica un sentido de proceso? ¿Podemos pensar de nuevo en todo el proceso de gestación/parto y no sólo en el  hecho del nacimiento? ¿Sería posible que cuando Cristo este completamente formado en nosotros (Gálatas 4:19) podremos verdaderamente decir como Pablo que "Ya yo no vivo, pero Cristo vive en mi (Gálatas 2:20)?"
El proceso por el que Cristo se forma en nosotros es un proceso paciente de la obra de Dios a través de muchos medios al transcurrir el tiempo.