Ellas se sienten amadas (1)
Milton Tejada C.
Ellas se
sienten amadas por sus esposos, ellas se sienten orgullosas de ti, ellas se
sienten triste ante determinadas actitudes comportamientos tuyos… pero ¿Cuándo?
¿Qué desean ellas de nosotros, sus esposos? Una relación
de pareja es fácil, pero una relación de pareja que trascienda el momento, que
se sostenga sobre bases duraderas, que supere las dificultades y se convierta
en un “lugar” de satisfacción para ambos, de deleite… eso ya es un poquito más
difícil y requiere compromiso.
Estos
artículos no están escritos para todos, sino para nosotros, hombres y esposos.
Las mujeres, sin embargo, también sacarán provecho de leerlos.
El corazón de
las mujeres
Hace
unas semanas hice una encuesta a 35 mujeres casadas, con períodos que van desde
dos años hasta treinta y uno.
9 claves a no olvidar
¿Cuándo
te sientes amada por tu esposo? Esta fue la primera pregunta
que hicimos. Las respuestas fueron diversas. Incluso me encontré con una de ellas que,
con 17 años de matrimonio, no pudo responder porque las lágrimas la ahogaron.
No se siente amada en modo alguno por su esposo y camina hacia la ruptura de su
unión matrimonial.
Aquellas que nos dieron respuestas válidas nos
regalaron nueve claves para no olvidar.
1.
Se sienten amadas cuando actúas con respeto. Es
simple: una mujer que no se siente respetada, no se siente amada.
“Me ama cuando
me respeta y escucha, cuando dedica tiempo a parlotear conmigo”, “cuando se
preocupa por lo que pienso y siento”, “cuando me valora al tomar una decisión”,
“me ama cuando no permite que nadie me falte el respeto”… son algunas de las
expresiones de las hermanas entrevistadas.
Un diccionario
define respeto como “digna de alta consideración y estima”. Puede ser que te
encuentres en un punto de la relación en que, para ti, tu mujer no merece tu
respeto (una mujer que no se respeta a sí misma, difícilmente inspire respeto).
Si este fuera tu caso, desafíala a respetarse, a recuperar su orgullo y estima,
ponla en alto valor, que ella sea capaz de celebrarse a sí misma, de ser ella
misma y no lo que tú deseas que ella sea.
En otros
casos, te advierto que es posible que escondas en ti a un tirano que tiende al
irrespeto o un narcisista empedernido. Respetar a tu mujer cuando no te parece
digna de respeto es una forma también de desnudar tu corazón, amigo mío. Es una
manera de renunciar al afán de control que, en múltiples ocasiones, nos lleva
al jueguito de querer ser como Dios (como si de verdad pudiésemos controlar a
las personas, absurdo!).
Finalmente,
asumo que puedes ser el hombre respetuoso del que hablan algunas de mis
entrevistadas. Te felicito. Si es así, probablemente has comprendido el poder
de tus palabras y actitudes en el hecho de que tu compañera se sienta valorada,
respetada. Y, casi seguro, recibes lo mismo. Ah, una clave que nunca deberá
faltar en una relación donde prima el respeto: saber escuchar.
En definitiva, el respeto es una de las primeras
medidas del amor.
2.
Se sienten amadas cuando le brindas atención completa. ¡Cuidado! A veces los hombres funcionamos en
“piloto automático”, prestamos una atención mecánica a lo que nos rodea, a
quienes nos rodean, incluso a nuestras esposas. Y ella se da cuenta de que no
le estás atendiendo, de que atiendes sin atender. Mientras ella te habla, tú te
enfocas en el programa que tienes encendido en la televisión, o no levantas la
vista de tu computadora.
Incluso te sientes orgulloso de ser eficiente,
pues logras “atender varias cosas a la vez” (hasta se ha inventado un término
“positivo” para calificar esta habilidad y algunos psicólogos la llaman
“amplitud de campo mental”).
¿Te digo algo? La atención completa no es sólo un
deber tuyo hacia ella, tu esposa, es también un derecho de ella. Esto requiere
ciertas prácticas y, por lo tanto, debes entrenar tu mente hasta que lo
conviertas en un hábito (y mantenerte vigilante). Mírala a los ojos, párate,
detente, escúchala con atención, ella y sólo ella cuenta… ¡Cuesta!
3. Se sienten amadas cuando actúas con ternura.
Afecto, dulzura, simpatía, delicadeza,
suavidad, cariño, amor, terneza, mimo, piropo, requiebro, galantería. Y sus
antónimos: brutalidad, grosería, tosquedad. Nos dice la Palabra de Dios que
ellas deben ser tratadas como vaso frágil. No
se trata de que tengas ternura como si fuera una tarea más, un momento de
ocupación más de los numerosos que tienes, se trata de que seas tierno.
En
la Biblia es una palabra con una variedad de matices de significado muy
profundos. Puede significar amar, amar profundamente, amor desde lo más
profundo de las entrañas del ser, tener misericordia, ser compasivo, tener
tierno afecto. El diccionario del uso del español de María Moliner la define
como: Actitud cariñosa y protectora hacia alguien. Cualidad de las cosas que
emocionan dulcemente.
Con la prisa con la que vivimos, con
el egoísmo y narcisismo dominante, la ternura parece objeto de museo. La
ternura requiere paz interior, requiere estar en paz interior, ser dueño de tus
propios impulsos y sentimientos. O, como diría Pablo: dominio propio.
Te aseguro que incluso la mujer que
parece más dura, grita por ternura. Puede que rechace esta actitud en ocasiones
(a veces se tiene miedo de acostumbrarse y de que luego no fuera más que una
muestra de afecto dulce interesado, momentáneo de tu parte),
Si
tu esposa es de las que rechaza que seas tierno (y, repito, ser, no hacer de…),
seguro que ella necesita sanar, liberarse, aprender a dejarse cuidar, a
confiar, quitarse máscaras, bajar sus defensas. Si le cuesta recibir a un
hombre tierno es posible que ella se encuentre dañada… entonces, paciencia,
ayúdala, amala con ternura. Insistentemente.
“Ternura
es compromiso de donación y afecto, que busca la alegría del otro a través de
detalles en apariencia pequeños. Ser tierno es ante todo una actitud, un gesto
de estrechar al otro en nuestros brazos, hacernos uno con él”, nos dice un
autor que ahora no recuerdo.
En
un próximo artículo seguiré exponiendo las claves que nos regalaron estas 35 mujeres
que he entrevistado. Por ahora, voy a concluir esta primera entrega con una
paráfrasis de unos de mis pasajes bíblicos preferidos, Miqueas 6:6-8:
“¿Con
qué me presentaré ante el Señor?
Ya
se te ha dicho lo que es bueno,
Lo
que Él de ti espera, tan solo
Que
practiques la justicia
Que
ames con ternura
Y
que camines humildemente
Junto
a tu Dios”.
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