martes, 8 de diciembre de 2015

Esposo101 / Ellas se sienten amadas

Ellas se sienten amadas (1)
Milton Tejada C.
Ellas se sienten amadas por sus esposos, ellas se sienten orgullosas de ti, ellas se sienten triste ante determinadas actitudes comportamientos tuyos… pero ¿Cuándo? ¿Qué desean ellas de nosotros, sus esposos? Una relación de pareja es fácil, pero una relación de pareja que trascienda el momento, que se sostenga sobre bases duraderas, que supere las dificultades y se convierta en un “lugar” de satisfacción para ambos, de deleite… eso ya es un poquito más difícil y requiere compromiso.

Estos artículos no están escritos para todos, sino para nosotros, hombres y esposos. Las mujeres, sin embargo, también sacarán provecho de leerlos.

El corazón de las mujeres

Hace unas semanas hice una encuesta a 35 mujeres casadas, con períodos que van desde dos años hasta treinta y uno. 

9 claves a no olvidar

¿Cuándo te sientes amada por tu esposo? Esta fue la primera pregunta que hicimos. Las respuestas fueron diversas. Incluso me encontré con una de ellas que, con 17 años de matrimonio, no pudo responder porque las lágrimas la ahogaron. No se siente amada en modo alguno por su esposo y camina hacia la ruptura de su unión matrimonial.

Aquellas que nos dieron respuestas válidas nos regalaron nueve claves para no olvidar.

1.         Se sienten amadas cuando actúas con respeto. Es simple: una mujer que no se siente respetada, no se siente amada.

“Me ama cuando me respeta y escucha, cuando dedica tiempo a parlotear conmigo”, “cuando se preocupa por lo que pienso y siento”, “cuando me valora al tomar una decisión”, “me ama cuando no permite que nadie me falte el respeto”… son algunas de las expresiones de las hermanas entrevistadas.

Un diccionario define respeto como “digna de alta consideración y estima”. Puede ser que te encuentres en un punto de la relación en que, para ti, tu mujer no merece tu respeto (una mujer que no se respeta a sí misma, difícilmente inspire respeto). Si este fuera tu caso, desafíala a respetarse, a recuperar su orgullo y estima, ponla en alto valor, que ella sea capaz de celebrarse a sí misma, de ser ella misma y no lo que tú deseas que ella sea.

En otros casos, te advierto que es posible que escondas en ti a un tirano que tiende al irrespeto o un narcisista empedernido. Respetar a tu mujer cuando no te parece digna de respeto es una forma también de desnudar tu corazón, amigo mío. Es una manera de renunciar al afán de control que, en múltiples ocasiones, nos lleva al jueguito de querer ser como Dios (como si de verdad pudiésemos controlar a las personas, absurdo!).

Finalmente, asumo que puedes ser el hombre respetuoso del que hablan algunas de mis entrevistadas. Te felicito. Si es así, probablemente has comprendido el poder de tus palabras y actitudes en el hecho de que tu compañera se sienta valorada, respetada. Y, casi seguro, recibes lo mismo. Ah, una clave que nunca deberá faltar en una relación donde prima el respeto: saber escuchar.

En definitiva, el respeto es una de las primeras medidas del amor.
      
2.         Se sienten amadas cuando le brindas atención completa. ¡Cuidado! A veces los hombres funcionamos en “piloto automático”, prestamos una atención mecánica a lo que nos rodea, a quienes nos rodean, incluso a nuestras esposas. Y ella se da cuenta de que no le estás atendiendo, de que atiendes sin atender. Mientras ella te habla, tú te enfocas en el programa que tienes encendido en la televisión, o no levantas la vista de tu computadora.

Incluso te sientes orgulloso de ser eficiente, pues logras “atender varias cosas a la vez” (hasta se ha inventado un término “positivo” para calificar esta habilidad y algunos psicólogos la llaman “amplitud de campo mental”).

¿Te digo algo? La atención completa no es sólo un deber tuyo hacia ella, tu esposa, es también un derecho de ella. Esto requiere ciertas prácticas y, por lo tanto, debes entrenar tu mente hasta que lo conviertas en un hábito (y mantenerte vigilante). Mírala a los ojos, párate, detente, escúchala con atención, ella y sólo ella cuenta… ¡Cuesta!

3. Se sienten amadas cuando actúas con ternura.  Afecto, dulzura, simpatía, delicadeza, suavidad, cariño, amor, terneza, mimo, piropo, requiebro, galantería. Y sus antónimos: brutalidad, grosería, tosquedad. Nos dice la Palabra de Dios que ellas deben ser tratadas como vaso frágil. No se trata de que tengas ternura como si fuera una tarea más, un momento de ocupación más de los numerosos que tienes, se trata de que seas tierno.
En la Biblia es una palabra con una variedad de matices de significado muy profundos. Puede significar amar, amar profundamente, amor desde lo más profundo de las entrañas del ser, tener misericordia, ser compasivo, tener tierno afecto. El diccionario del uso del español de María Moliner la define como: Actitud cariñosa y protectora hacia alguien. Cualidad de las cosas que emocionan dulcemente.

Con la prisa con la que vivimos, con el egoísmo y narcisismo dominante, la ternura parece objeto de museo. La ternura requiere paz interior, requiere estar en paz interior, ser dueño de tus propios impulsos y sentimientos. O, como diría Pablo: dominio propio.
Te aseguro que incluso la mujer que parece más dura, grita por ternura. Puede que rechace esta actitud en ocasiones (a veces se tiene miedo de acostumbrarse y de que luego no fuera más que una muestra de afecto dulce interesado, momentáneo de tu parte),
Si tu esposa es de las que rechaza que seas tierno (y, repito, ser, no hacer de…), seguro que ella necesita sanar, liberarse, aprender a dejarse cuidar, a confiar, quitarse máscaras, bajar sus defensas. Si le cuesta recibir a un hombre tierno es posible que ella se encuentre dañada… entonces, paciencia, ayúdala, amala con ternura. Insistentemente.

“Ternura es compromiso de donación y afecto, que busca la alegría del otro a través de detalles en apariencia pequeños. Ser tierno es ante todo una actitud, un gesto de estrechar al otro en nuestros brazos, hacernos uno con él”, nos dice un autor que ahora no recuerdo.

En un próximo artículo seguiré exponiendo las claves que nos regalaron estas 35 mujeres que he entrevistado. Por ahora, voy a concluir esta primera entrega con una paráfrasis de unos de mis pasajes bíblicos preferidos, Miqueas 6:6-8:
“¿Con qué me presentaré ante el Señor?
Ya se te ha dicho lo que es bueno,
Lo que Él de ti espera, tan solo
Que practiques la justicia
Que ames con ternura
Y que camines humildemente
Junto a tu Dios”.


No hay comentarios: