"Y el hombre respondió: la mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí" (Génesis).
Cuando las cosas van mal, la tendencia natural es buscar un culpable. En este tema, puedes ir para atrás hasta llegar al mismo jardín del Edén. Cuando Dios le pregunta a Adán que había hecho, este culpa a Eva. Cuando Dios le pregunta a Eva, ella culpa a la serpiente. Lo mismo ocurre en la actualidad.
La próxima vez que fracases, piensa por qué fallaste en vez de preguntar de quién fue la falta. Trata de considerar todo objetivamente y así poder hacerlo mejor la próxima vez. Hazte las siguientes preguntas:
- ¿Qué lecciones he aprendido?
- ¿Cómo convertir el fracaso en éxito?
- ¿Dónde tuve éxito y dónde fracasé?
La persona que culpa a otros por sus fracasos nunca los vence. Van de problema en problema, y como resultado, nunca logran el éxito. Para alcanzar tu potencial, tú debes mejorar continuamente, y no puedes hacerlo si no asumes la responsabilidad por tus acciones y aprendes de tus errores.
(John Maxwell, El mapa para alcanzar el éxito).
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