sábado, 10 de enero de 2015

Red de Hombres 1 / Razón de nuestra esperanza

Red de Hombres 1 / Dando razón de nuestra esperanza

Introducción

El hombre cristiano vive con gozo por la más grande de las esperanzas: el hecho de que pasará la eternidad en la presencia de Dios.  Pero aunque es la más grande, no es esa su única esperanza: sabe también que Dios le acompañará en todo a lo largo de su vida, que peleará por él, que le ayudará, y que le formará hasta hacer de él un hombre santo.  Estas esperanzas no son sólo información en su mente, sino que moldean su vida diaria.

¿De dónde viene nuestra certeza de estas cosas?  ¿Cómo podemos explicarlas a los hombres que no las conocen?  ¿Y qué se necesita para desarrollar esta fe?  Comenzaremos a responder estas preguntas.

La más grande de nuestras esperanzas

Como humanos, tenemos un sentido de eternidad.  Pensamos que no vamos a morir nunca, y anhelamos vivir tratando de dejar un legado duradero, que nuestro nombre resuene mucho más allá de nuestro tiempo de vida.  Y ciertamente, una parte nuestra no morirá, sino que pasará una eternidad en algún lugar, ya sea en la presencia de Dios o fuera de ella.

En esta vida elegimos dónde pasaremos la eternidad.  A la verdad, todos tenemos ya un destino seguro, que es el que nos tocará si no hacemos nada, y es apartados de la presencia de Dios.  Leamos Romanos 3:22-24:22 Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, 23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24 pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.

¿Quiénes han pecado? Todos!
¿Quiénes están privados de la gloria de Dios? Todos!
¿Cómo llega la justicia de Dios? Por su Gracia!

Sin hacer nada, nuestro destino eterno es estar apartados de Dios.  ¿Qué significa esto?  Un lugar donde no hay absolutamente nada bueno.  Ese es el destino eterno que de manera natural corresponde a cada uno de nosotros.  En esta vida podemos escoger un destino distinto, y pasar una eternidad en la presencia de Dios, que es exactamente lo contrario: un lugar donde no hay nada malo.  ¡Todo es bueno!  ¡Todo es perfecto!  ¿Qué tenemos que hacer para estar ahí?  Ser encontrados justos o perfectos delante de Dios.  Esto no lo podemos hacer en nuestras fuerzas, pero podemos aceptar el pago de Jesús por nuestros pecados y ser encontrados justos (ser justificados) delante de Dios. Como leímos en Romanos, esto es gratuito y viene mediante la fe en Jesucristo.

Esta es la más grande de nuestras esperanzas.  ¡Pero todavía hay más!

Esperanza de Santificación y Vida Abundante

Jesús dijo a sus discípulos: “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.” (Juan 10:10)  Cuando recibimos la salvación de Jesús, con ella viene también la esperanza de santificación y de vida abundante.  Comenzamos a caminar con Jesús; el Espíritu Santo vive en nosotros y nos guía y nos edifica.  Se comienza a cumplir lo que dijo Pablo: “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.” (Filipenses 1:6).  El poder que obró en Jesús para resucitarle de los muertos está disponible para auxiliarnos en nuestra necesidad (Efesios 1:19-21).  Una vida abundante no significa una vida libre de problemas, pero es la mejor vida que podemos vivir en esta tierra.

Si eres cristiano, ¿cómo experimentas en tu vida la abundancia y la santificación que vienen de Dios?

Aunque hay una gracia de Dios para toda Su creación, muchas de estas promesas y esperanzas están reservadas solamente para quienes aceptan a Jesús como su Señor y Salvador.  Por eso, vale la pena pensar en qué se necesita para recibirlo de esa manera en nuestros corazones.

Aceptando la esperanza

Pensemos lo siguiente:
Para aquellos que vivimos en estas esperanzas, ¿qué fue necesario para que las aceptáramos?
Leamos Romanos 10:17: “Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.”  Para aceptar estas esperanzas, fue necesario que se nos predicaran.  Que alguien nos compartiera las realidades espirituales que indica la Biblia, la promesa de salvación en Cristo, y el camino a una vida abundante por la fe en Él.  Fue necesario también que nosotros tuviésemos fe y respondiésemos a favor del Evangelio.  Fue necesaria también una obra del Espíritu Santo en nuestros corazones para tener convicción de nuestro pecado y de nuestra necesidad de Jesús (ver Juan 16:8-9).

Así que es necesario que los que vivimos estas esperanzas las prediquemos, y que quienes buscan de ellas lean y escuchen más la Palabra de Dios a fin de aumentar su fe.  Alguien dijo que “nuestra vida será la única Biblia que algunos leerán”.  De ahí la necesidad de poder vivir de acuerdo a principios bíblicos, pero además de poder explicar nuestras decisiones de vida en base a esos principios.  Leamos 1ra Pedro 3:15:Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes”.

Discusión Final

  • ¿Cuáles son las cosas que más agradeces a Dios en tu vida?
  • ¿Sobre cuáles temas o aspectos de la vida cristiana sientes que necesitas más explicaciones?
  • Si no has aceptado a Jesús como tu salvador, ¿cuál crees es tu principal obstáculo?

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