El alcance de un deseo
David estaba entonces en la fortaleza y había en
Belén una guarnición de los filisteos. Y David dijo con vehemencia: «¡Quién
me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!» 2
Samuel 23.14–15
David estaba de campaña contra los filisteos
cuando ocurrió este incidente. Rodeado
de los hombres valientes que le acompañaban siempre, el rey simplemente expresó un deseo que tenía: beber el agua fresca
de uno de los pozos que había en Belén. Sus deseos, sin embargo, sirvieron para
movilizar a tres de estos varones, quienes descendieron a la ciudad,
arriesgando sus vidas, y consiguiendo el agua que tanto deseaba su rey.
¡La valentía de estos tres varones resulta
admirable! El hecho de que estuvieran dispuestos a correr semejante riesgo para
obtener un poco de agua ofrece un elocuente testimonio acerca del nivel de
lealtad y cariño que sentían por David. Un
líder no se gana esta clase de respeto con facilidad. Es el resultado de un
compromiso profundo con su gente, donde el amor está por encima de los
proyectos y la gente tiene la seguridad de que sus vidas son importantes para
el líder. Para un pastor, esto se logra cuando él se interesa más en las
personas que están sirviendo en la iglesia que en los ministerios que están
realizando. Muchas veces, sin embargo, la gente se da cuenta que al pastor
solamente le interesa cubrir los «puestos» vacantes que existen en la congregación,
porque necesita encontrar maestros de escuela dominical, directores de coro o líderes
de jóvenes. Una vez que tiene cubiertas esas áreas, demuestra poco interés por
la vida de los que están sirviendo. David era la clase de líder por quien su
gente estaba dispuesta a dar la vida.
En este incidente, sin embargo, hay una advertencia para todo aquel que está en
una posición de autoridad. Cuando las personas respetan y reconocen a un líder,
esa persona ejerce influencia sobre sus
vidas; más de lo que se imagina. Sus palabras tienen un peso que no tienen
las palabras de los demás. Cuando habla, las personas lo escuchan con especial
atención e interpretan sus dichos de manera diferente a los dichos de sus
amigos, parientes o conocidos.
David no hizo más que expresar un deseo, como lo
podría haber hecho cualquier otra persona. Sus hombres, no obstante, tomaron
este deseo como un pedido. El rey no se
dio cuenta de lo que había suscitado con sus palabras hasta que ellos volvieron
de Belén con el agua. Recién allí se apoderó de él la vergüenza y el
arrepentimiento por haber expresado un deseo que terminó poniendo en riesgo la vida de tres de sus
hombres.
El líder sabio entiende que hasta las cosas que
habla con liviandad son tomadas en serio por el pueblo. Es el precio de estar
en un lugar de autoridad. Por supuesto que esta realidad se presta para el
abuso, pero en líderes maduros les
llevará a medir cada uno de sus dichos. ¡No sabemos las consecuencias que
nuestras palabras pueden tener en la vida de aquellos que nos admiran!
Para pensar:
El líder siempre está siendo observado, aun en
esos momentos que no se consideran «espirituales», o cuando no está actuando oficialmente
como líder.
(Tomdo del devocional para líderes: Alza tus ojos, de Christhoper Shaw).
No hay comentarios:
Publicar un comentario