1. No eduques a tus hijos ni resuelvas los conflictos con ellos con violencia. Eso les amargará el corazón. Violencia es “todo aquello que hacemos o no hacemos, que decimos o no decimos que
genera daño para la otra persona, mucho o poco, que lleva a que la otra
persona, en el caso de nuestra familia, nuestros hijos, se sientan dolidos, se
pongan a la defensiva, se cierren, se alejen emocionalmente de nosotros”.
2. A veces creemos que hemos dicho lo correcto. No es sólo lo que dices, es también el cómo lo dices un elemento que puede llevarte a conflicto con tus hijos. “Las palabras, cómo nos expresamos y
la energía que ponemos en esa expresión pueden alimentar el desencuentro con
nuestros hijos. O a la inversa, pueden hacernos vivir proximidad y cercanía”.
3. La formación de nuestros hijos es un proceso de búsqueda de identidad de parte de ellos. Nuestro hogar forma parte de esa dinámica, pero hogares inseguros tienden a originar personas inseguras. En ese sentido, los niños necesitan estar
seguros de que tienen un lugar en la familia. Los niños
necesitan sentirse mirados con calidez.
4. "Lo que te digo es lógico" es uno de los argumentos "sólidos" con el que nos dirigimos en ocasiones a nuestros hijos. Sin embargo, no logramos comunicarnos. ¿Por qué? Porque olvidamos su plataforma emocional, porque no nos damos cuenta que son obstáculos de la comunicación con
nuestros hijos: juzgar, sermonear, querer tener
la razón y convencer a nuestros hijos por la lógica, la ironía, la amenaza.... cuando lo que está pasando
es más a nivel emocional.
5.
“¿Elijo el camino de los obstáculos,
los muros en la relación para conseguir, con un desgaste de energía enorme, lo
que yo quiero que ocurra? ¿O elijo el camino del encuentro, de la
profundidad, del diálogo, de ver qué está pasando, de la empatía, de la
honestidad?”. Yo, Milton, soy un corredor, ahora me encuentro preparándome para realizar un maratón, es una carrera de fondo, larga, en que la mente puede convertirse en nuestro mayor obstáculo o dificultad. Así es la educación con los hijos, una carrera de fondo. Si tiras la toalla a mitad de camino no llegarás a la meta.
6. Levantar muros en la comunicación, divide. Uno de esos muros es el silencio. Esta autora afirma que “…el silencio, para nuestros hijos, es retirada del afecto. Y ellos contactan con más
o menos angustia en ese momento, porque es la retirada de un afecto que
necesitan para sobrevivir”. Wao! Nuestros hijos necesitan el afecto para sobrevivir ¿habías caído en la cuenta de eso, querido padre?
7.
“… a nivel universal, a ninguna persona le sienta bien que le impongan
las cosas, que le exijan. A ninguna edad (…) el ser humano viene,
desde que nace, con una constitución emocional preparada para defender la
libertad, la libertad de elección. Y eso lleva al rechazo de la
exigencia”. En cuanto puedas, querida madre o padre, presenta opciones e incluso pregunta al hijo -si su desarrollo evolutivo lo permite- por las opciones que ve. Y aprovecha la oportunidad para que aprendan a evaluar esas opciones (a priori o a posteriori).
8.
La alternativa a no exigir no es el
caos, es el diálogo. ¿La alternativa a la exigencia? Límites. Límites
claros, estructurados, amorosos. Y cuando pasamos de la conexión a la que nos
lleva el diálogo… ¿Qué necesitas tú, qué necesito yo, y qué podemos hacer
juntos para cuidar de ambas necesidades? La exigencia ya no es necesaria y sí
hay evolución, y sí hay motivación.
9.
La comunicación no violenta implica
poner límites. Una comunicación en donde no se ponen
límites, antes o después es una comunicación violenta. Cuando no se ponen límites,
las necesidades de alguna de las partes no son respetadas o cuidadas. “Los
límites son acciones que nosotros elegimos poner para cuidar de una necesidad
nuestra”.
10.
Sustituyamos
el “pero” en la comunicación por el «al mismo tiempo», en
lugar de contraponer, suma. El «pero» anula, barre lo anterior, y el «al mismo
tiempo» incluye.
11.
“Mi
primera obligación como madre o como padre es cuidar de lo mío, cuidar de mis necesidades,
porque en el momento en que yo cuido de mis necesidades, voy a estar disponible
para cuidar las del otro. Si yo no cuido de mis necesidades, dejando de
poner límites que siento dentro de mí o poniendo límites que no siento, al
final le voy a hacer pagar un precio a mis hijos. Porque si no cuido una
necesidad, le voy a hacer responsable. Y si pongo límites que no me convienen,
va a pasar factura a la relación también”.
12.
Cuando
nuestros hijos no cumplen un acuerdo, algo que hemos pactado,
el modelo social que tenemos suele ser el
reproche, la acusación, el hacerle sentir culpable: «Habíamos quedado en
esto y no lo has cumplido». El juicio: «Eres un irresponsable, no
se puede confiar en ti». Palabras muy duras. Aprovechemos un incumplimiento para el diálogo, para buscar alternativas, para comprenderle.
13.
A
veces, en el tema de los acuerdos sucede que los padres los forzamos un
poquito. Nos parecen razonables. A veces los acuerdos responden a
nuestras necesidades, pero no la de ellos.
14.
“Tenemos dos
alternativas cuando no se respeta un acuerdo: utilizar esa falta de respeto
del acuerdo para alimentar desencuentro y confrontación o, a partir de un
acuerdo que no es respetado, llegar, pasando por explorar qué necesidades se
han quedado en el camino, a un nuevo acuerdo diferente y enriquecido, porque
este nuevo acuerdo cuida de más necesidades que el anterior”.
15.
En
la cultura del NO se toma esto como un NO a la persona, como algo personal, cuando casi siempre es un no a la acción, un no a
la propuesta, un no al planteamiento ante una situación. Si nuestros hijos nos
dicen NO y nos lo tomamos como algo personal, crecerá la tensión, el conflicto,
el desencuentro.
16.
En
toda relación hay conflictos, pero nos han enseñado a resolver el
conflicto de dos maneras “que es como lo resuelven los
animales: atacando o huyendo. Y eso sí es dañino. La comunicación
no violenta nos da un proceso que nos permite, de manera real, convertir el
conflicto en una situación de más encuentro que antes, porque hay un nuevo
ajuste fruto del conflicto que hemos tenido”.
17.
Nosotros
elegimos: los conflictos son oportunidades de acercamiento o
podemos convertirlos en oportunidades de distanciamiento.
18.
Marshall
Rosenberg da tres recetas para incorporar la comunicación no violenta a nuestra
vida. La primera receta es practicar, la segunda, practicar y la
tercera, practicar.
19.
“Ayuda
mucho el decodificar necesidades. Quiere comer entre horas, ¿qué
necesita? Tiene hambre. Se está quejando del profesor, ¿qué necesita?
Comprensión, confianza. Me está diciendo que soy injusto con su hermano, ¿qué
necesita? Atención, cariño. Me está diciendo que cuánto me quiere, ¿qué necesita?
Seguridad afectiva”.
20.
«Conexión
antes de educación»…pon el foco en la conexión antes de la educación,
luego la educación fluirá.
Finalmente, querido papá, querida mamá..se supone que nuestros hijos caminan hacia su madurez como personas, pero también se supone que en esa relación se espera madurez de parte tuya. Un amigo a quien aprecio mucho, Martín Luzón, me dio una definición maravillosa de madurez: madura es la persona que se obliga a sí misma desde dentro a lo correcto, no desde fuera.
Con afecto,
Milton Tejada C.
A
2 comentarios:
Excelente, me identifique con el silencio
¡Excelente! 👏🏾
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