domingo, 10 de agosto de 2014

Desde la fé / El quebrantamiento

Un proceso de transformación

Estas palabras fueron compartidas por nuestra hermana Miguelina Hernández en nuestro último ayuno congregacional. Es la visión clara de que la vida cristiana no marcha con todo sobre un camino de rosas, sino que tiene sus espinas y que permitir que Dios trabaje nuestro carácter, nuestro corazón, a veces significa entender el para qué de procesos de dolor, de perdidas, de sufrimiento... como parte de un proceso de transformación para que El sea más en nosotros. Se trata del quebrantamiento para crecer. "El crecimiento es un proceso que incluye contratiempos, fracasos, lecciones difíciles y también quebrantamiento...", nos dice Miguelina.

Todos sabemos lo que significa ser quebrantado: Sentirnos destrozados, como si nuestro mundo se derrumbara.  Todos atravesamos momentos cuando no deseamos ni levantar la cabeza de la almohada, cuando pensamos que las lágrimas nunca cesaran de correr.  El quebrantamiento no produce ninguna sensación de bienestar.  Carece de atractivo para todos.

Si yo le hago esta pregunta de seguro sé su respuesta ¿Realmente desea lo mejor de Dios para su vida? Usted me diría “Si por supuesto”  Si le pregunto: Verdaderamente desea convertirse en esa persona que Dios diseño desde antes de que naciera? Probablemente ustedes me dirían “Absolutamente”

Pero si les hago la siguiente esta pregunta :  ¿Está dispuesto a que Dios haga en usted cualquier cosa que sea necesaria para conducirlo a una total entrega a fin de que El tenga libertad de lograr todo lo que desea hacer por usted y todo lo que quiere realizar en usted? No estoy segura de cual pudiera ser  su repuesta.  Y es que, hermanos, para obtener lo mejor de Dios debemos estar dispuestos a rendirnos completamente a El, de tal manera que el Espíritu Santo de modo convincente y arrollador nos guíe al punto en el que seamos expresiones vivientes y caminantes de nuestro Señor Jesucristo en el mundo de hoy. 

El crecimiento es un proceso que incluye contratiempos, fracasos, lecciones difíciles y también quebrantamiento.  Nuestro desarrollo no incluye solamente un crecimiento espiritual, sino también una renovación de la mente y las emociones.  Los viejos hábitos no se cambian fácilmente.  Los antiguos patrones de conducta tardan en morir.

Una y otra vez nos encontramos en el proceso del quebrantamiento para que nuestra vieja naturaleza se descascare, se lime cualquier mancha áspera en nuestro carácter o que un talento desconocido salga a la luz.  El proceso es doloroso y difícil pero es necesario. No debemos huirle al quebrantamiento es algo a lo cual debemos hacer frente con fe, permitiéndole a Dios que nos revele por qué estamos atravesando la circunstancia y qué es lo que El desea que aprendamos de esta situación.

Alguna vez han visto a un alfarero en acción sobre su rueda?  El vaso va tomando forma a medida que las manos del alfarero lo moldean y guían el flujo de arcilla que sube,  pero si el vaso no encuentra la aprobación del alfarero (talvez por alguna imperfección en el diseño o una burbuja en la arcilla) el rompe el vaso nuevamente sobre la rueda y vuelve a darle forma a la arcilla. El propósito del alfarero no es destruir su obra sino hacer un trabajo perfecto dando lugar a una forma más bella y útil. 

Jeremías. 18:2-6 nos dice:
Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.
Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda.
Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.

Dios obra en nuestra vida de esta manera, amoldándonos y transformándonos en la clase de personas que El anhela que seamos, para que podamos traer gloria a su nombre y para que El pueda utilizarnos al máximo en la extensión de su reino.  Cuando escogemos el diseño divino es inevitable el quebrantamiento y el rendimiento a Dios para que el haga con nosotros como al El le parezca que somos útiles en sus manos.  Debemos permitir que nos haga de nuevo y que nos renueve como El lo desea aunque ello implique sufrimientos y pruebas, pues de ello depende el diseño de nuestra bendición.

Es que en nuestro espíritu hay obstáculos que no permiten que Dios obra de la manera que quiere hacerlo y su plan divino es quebrantar esos obstáculos quitándolos por completo. Entre ellos: falta de confianza, orgullo, codicia, enojo, odio, amargura, temor.

Muchas veces nos podremos preguntar ¿Dónde esta Dios? La respuesta es:  El esta, El sabe y El nos ama.

Dios no permite el quebrantamiento en nuestras vidas porque sea cruel y despiadado o porque no tenga corazón o compasión ¡claro que no!  Todo lo contrario.  Dios ve todo el potencial en nuestra vida  y desea profundamente tener una relación íntima y amorosa con nosotros.  Quiere sacar a la luz lo mejor de nosotros y que lo experimentemos en todo su amor, sabiduría, poder, fuerza y bondad. El permite el quebrantamiento en nuestra vida para sacar a la luz una bendición siempre. El propósito de Dios es conducirnos a fin de confrontarnos con aquellos hábitos, actitudes y creencias que le impiden hacernos crecer hasta llegar a la plena estatura de Cristo.  Es el método divino para prepararnos para lo sobrenatural y madurarnos espiritualmente.

Quizás algunas veces nosotros nos preguntamos ¿Sabe Dios lo que me sucede? ¿Se preocupa por el dolor que siento? Pues te diré que creo que seria mas productivo preguntarnos nosotros mismos ¿Entiendo yo lo que me sucede? ¿Me interesa saber lo que Dios esta haciendo en mi vida?  Pidámosle a Dios que nos revele lo que El está haciendo en nuestra vida.

Si yo le preguntara en este momento:

¿Qué es aquello a lo que se esta aferrando que no estaría dispuesto a soltar aun cuando esto significara perder lo mejor que Dios tiene preparado para usted para toda la eternidad? ¿Podría darme una repuesta? Pues le diré algo: No hay nada en este mundo temporal que valga la pena retener o a lo cual valga la pena aferrarse a cambio de lo mejor que Dios tiene preparado para la eternidad.  No hay nada que tenga el valor del gran diseño de Dios para tu vida.

Y les aseguro que algo tiene que morir para que comience la vida.  Solo llevaras muchos frutos cuando muera tu vieja naturaleza de lo contrario seguirás con los mismos problemas, hábitos, creencias y actitudes.  No crecerás. 

En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto (Juan 12:24).

De esto podemos concluir que de un solo grano de trigo podrías llegar a  plantar cientos de miles de hectáreas. Solo debes plantar todos los frutos de un grano.

Las ilusiones que el enemigo de nuestras almas nos presenta como objetos que pueden darle valor, significado o peso a nuestras vidas son solo eso: Ilusiones.

Y usted pensara pero ¿está mal que a uno le gusten las cosas buenas o de calidad? o ¿está mal comprar lo mejor que uno pueda dentro de sus posibilidades? ¿Está mal desear tener una esposa o esposo e hijos? ¿Esta mal desear tener éxito en el trabajo?

No, nada de eso esta mal. Fuimos creados para ser exitosos y prósperos. Lo que esta mal es creer que la vida no tiene sentido si no tenemos esas cosas.  Lo que esta mal es sustituir una relación con Dios por la adquisición de cosas, de relaciones o de logros.  Solamente cuando hacemos que nuestra relación con Dios sea la prioridad numero uno de la vida, Dios puede llevarnos al lugar en el cual lograremos y recibiremos lo que nos trae satisfacción verdadera.

Si existe en nuestra vida cualquier cosa que nos haga pensar que no podemos vivir sin ella, esto debería ser una señal de advertencia para que volvamos a evaluar nuestra relación con Dios y para que echemos otra mirada a nuestras prioridades.  Jesús nos enseño en Mateo 6: 31-33:

31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Dios sabe que nosotros necesitamos.  El sabe que es mejor para nosotros y la cantidad que necesitamos.  Lo cierto es que podemos vivir con muy poco; pero de ninguna manera podemos vivir plenamente sin Dios.  El es lo que necesitamos primordialmente y siempre.  El es el único ser sin el cual realmente no podemos vivir.

La biblia nos dice que una vez que reconocemos a Jesucristo como nuestro Salvador, ya no nos pertenecemos a nosotros mismos y no gobernamos ni determinamos nuestro futuro como nos dice Efesio 2:8-10:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Como no nos ganamos nuestra propia salvación tampoco somos responsables de alcanzar su propia gloria en la vida.  Dios es quien nos dirige hacia las buenas obras.   Obras que están totalmente en armonía con los talentos, habilidades, experiencias y destrezas que El nos  ha dado.   

Existen obstáculos que nos impiden darnos cuenta de que el quebrantamiento es parte del plan de Dios para nuestras vidas:

  • Uno de los más importantes es pensar que la vida cristiana es algo que hacemos (no fuma no bebe, voy al culto etc... Pero esta no se define por lo que hacemos,  se define mas bien por lo que Jesús hizo en la cruz y por lo que nosotros somos como resultado de reconocerlo como nuestro salvador. Esta definida por el proceso de transformación de nuestra vida bajo el proceso del Espíritu Santa y mediante el poder que El nos da.  La abundancia de la vida de Cristo através de la de usted se manifestara en el servicio y en acciones de alabanza y de gratitud a Dios.
  • La autosuficiencia (uno mismo no puede cambiar su propia naturaleza)
  • Talentos y dones (estas son las mas decididas a triunfar en la vida y tienen mucha confianza en si mismos, el problema no es tenerlos sino, que quienes lo tienen se apoyan y descansan en ellos para triunfar.  No nos fijamos que Dios puede enriquecer estos dones y estos talentos con su presencia multiplicando mucho más de lo que hubiéramos podido hacer con ellos.
  • El poner nuestra confianza en lugares equivocados como: Nosotros mismos, en las riqueza, en la imagen y apariencia, en nuestros logros y reputación, el Yo. Cuando Dios nos quebranta persigue nuestra terquedad, la confianza que tenemos en nosotros mismos y nuestra autosuficiencia.
  • Pero el peor de todos es el desear mantener el control. Es lo que te lleva a la siguiente. Pregunta ¿Qué área de su vida esta reteniendo sin cedérsela a Dios hoy? ¿Cuál es el área sobre la cual ha decidió retener el control? ¿Que parte de su vida preferiría que Dios ignorara? ¿Cuáles son las áreas de su vida en las cuales preferiría que El no se inmiscuyera?  Es por eso que no deseamos soltar las cosas a Dios. Porque no deseamos perder el control.  Esto es orgullo en su forma más primitiva.

¿Será que tememos que Dios no nos amara lo suficiente como para satisfacer nuestras necesidades?, ¿para cumplir nuestros deseos? o ¿para darnos contentamiento?. Tememos andar por la vida careciendo de algo vital, perdiendo algo bueno o no pudiendo experimentar algo que deseamos.   Pues hagámonos la siguiente pregunta sin rodeos Según su parecer ¿Cuánto le ama Dios?.

Por ultimo les diré esto Nosotros somos quienes decidimos el resultado de nuestro quebrantamiento debido a nuestra respuesta al mismo.

Podemos elegir responder a la forma en que Dios nos esta transformando con ira, con amargura y con odio.  Podemos comenzar a darle golpes a aquello que en nuestra opinión ha sido la causa para nuestro dolor.  Todas las opciones están a nuestra disposición porque tenemos libre albedrío.  Sin embargo la manera de encontrar la bendición es volvernos a Dios en todo tiempo y en cada circunstancia para que El nos sane y nos lleve a la madurez que desea.  Nosotros somos quienes decidimos si nos rendimos a El y confiamos plenamente en El.  Pues su meta es hacernos completos y maduros en El.  Nunca debemos olvidar que nosotros somos barro.  El es el alfarero.

1 Tesalonicense 5:23

El mismo Dios de paz os santifique por completo, y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 


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