Un proceso de
transformación
Estas palabras fueron compartidas por nuestra hermana Miguelina Hernández en nuestro último ayuno congregacional. Es la visión clara de que la vida cristiana no marcha con todo sobre un camino de rosas, sino que tiene sus espinas y que permitir que Dios trabaje nuestro carácter, nuestro corazón, a veces significa entender el para qué de procesos de dolor, de perdidas, de sufrimiento... como parte de un proceso de transformación para que El sea más en nosotros. Se trata del quebrantamiento para crecer. "El crecimiento es un proceso que incluye contratiempos, fracasos, lecciones difíciles y también quebrantamiento...", nos dice Miguelina.
Todos sabemos lo que significa ser quebrantado:
Sentirnos destrozados, como si nuestro mundo se derrumbara. Todos atravesamos momentos cuando no deseamos
ni levantar la cabeza de la almohada, cuando pensamos que las lágrimas nunca
cesaran de correr. El quebrantamiento no
produce ninguna sensación de bienestar.
Carece de atractivo para todos.
Si yo le hago esta pregunta de seguro sé su respuesta
¿Realmente desea lo mejor de Dios para su vida? Usted me diría “Si por
supuesto” Si le pregunto: Verdaderamente
desea convertirse en esa persona que Dios diseño desde antes de que naciera?
Probablemente ustedes me dirían “Absolutamente”
Pero si les hago la siguiente esta pregunta : ¿Está dispuesto a que Dios haga en usted
cualquier cosa que sea necesaria para conducirlo a una total entrega a fin de
que El tenga libertad de lograr todo lo que desea hacer por usted y todo lo que
quiere realizar en usted? No estoy segura de cual pudiera ser su repuesta.
Y es que, hermanos, para obtener lo mejor de Dios debemos estar
dispuestos a rendirnos completamente a El, de tal manera que el Espíritu Santo
de modo convincente y arrollador nos guíe al punto en el que seamos expresiones
vivientes y caminantes de nuestro Señor Jesucristo en el mundo de hoy.
El crecimiento es un proceso que incluye
contratiempos, fracasos, lecciones difíciles y también quebrantamiento. Nuestro desarrollo no incluye solamente un
crecimiento espiritual, sino también una renovación de la mente y las
emociones. Los viejos hábitos no se
cambian fácilmente. Los antiguos
patrones de conducta tardan en morir.
Una y otra vez nos encontramos en el proceso del
quebrantamiento para que nuestra vieja naturaleza se descascare, se lime
cualquier mancha áspera en nuestro carácter o que un talento desconocido salga
a la luz. El proceso es doloroso y
difícil pero es necesario. No debemos huirle al quebrantamiento es algo a lo
cual debemos hacer frente con fe, permitiéndole a Dios que nos revele por qué
estamos atravesando la circunstancia y qué es lo que El desea que aprendamos de
esta situación.
Alguna vez han visto a un alfarero en acción sobre su rueda? El vaso va tomando forma a
medida que las manos del alfarero lo moldean y guían el flujo de arcilla que
sube, pero si el vaso no encuentra la
aprobación del alfarero (talvez por alguna imperfección en el diseño o una
burbuja en la arcilla) el rompe el vaso nuevamente sobre la rueda y vuelve a
darle forma a la arcilla. El propósito del alfarero no es destruir su obra sino
hacer un trabajo perfecto dando lugar a una forma más bella y útil.
Jeremías. 18:2-6 nos dice:
2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré
oír mis palabras.
3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él
trabajaba sobre la rueda.
4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en
su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh
casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero,
así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
Dios obra en nuestra vida de esta manera, amoldándonos
y transformándonos en la clase de personas que El anhela que seamos, para que
podamos traer gloria a su nombre y para que El pueda utilizarnos al máximo en
la extensión de su reino. Cuando
escogemos el diseño divino es inevitable el quebrantamiento y el rendimiento a
Dios para que el haga con nosotros como al El le parezca que somos útiles en
sus manos. Debemos permitir que nos haga
de nuevo y que nos renueve como El lo desea aunque ello implique sufrimientos y
pruebas, pues de ello depende el diseño de nuestra bendición.
Es que en nuestro espíritu hay obstáculos que no
permiten que Dios obra de la manera que quiere hacerlo y su plan divino es
quebrantar esos obstáculos quitándolos por completo. Entre ellos: falta de
confianza, orgullo, codicia, enojo, odio, amargura, temor.
Muchas veces nos podremos preguntar ¿Dónde esta Dios?
La respuesta es: El esta, El sabe y El
nos ama.
Dios no permite el quebrantamiento en nuestras vidas
porque sea cruel y despiadado o porque no tenga corazón o compasión ¡claro que
no! Todo lo contrario. Dios ve todo el potencial en nuestra
vida y desea profundamente tener una
relación íntima y amorosa con nosotros.
Quiere sacar a la luz lo mejor de nosotros y que lo experimentemos en
todo su amor, sabiduría, poder, fuerza y bondad. El permite el quebrantamiento
en nuestra vida para sacar a la luz una bendición siempre. El propósito de Dios
es conducirnos a fin de confrontarnos con aquellos hábitos, actitudes y
creencias que le impiden hacernos crecer hasta llegar a la plena estatura de
Cristo. Es el método divino para
prepararnos para lo sobrenatural y madurarnos espiritualmente.
Quizás algunas veces nosotros nos preguntamos ¿Sabe
Dios lo que me sucede? ¿Se preocupa por el dolor que siento? Pues te diré que creo que seria mas productivo preguntarnos nosotros mismos ¿Entiendo yo lo que
me sucede? ¿Me interesa saber lo que Dios esta haciendo en mi vida? Pidámosle a Dios que nos revele lo que El está haciendo en nuestra vida.
Si yo le preguntara en este momento:
¿Qué es aquello a lo que se esta aferrando que no estaría
dispuesto a soltar aun cuando esto significara perder lo mejor que Dios tiene
preparado para usted para toda la eternidad? ¿Podría darme una repuesta? Pues
le diré algo: No hay nada en este mundo temporal que valga la pena retener o a
lo cual valga la pena aferrarse a cambio de lo mejor que Dios tiene preparado
para la eternidad. No hay nada que tenga
el valor del gran diseño de Dios para tu vida.
Y les aseguro que algo tiene que morir para que
comience la vida. Solo llevaras muchos
frutos cuando muera tu vieja naturaleza de lo contrario seguirás con los mismos
problemas, hábitos, creencias y actitudes.
No crecerás.
En verdad, en verdad os digo que si
el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere,
produce mucho fruto (Juan 12:24).
De esto podemos concluir que de un solo grano de trigo
podrías llegar a plantar cientos de
miles de hectáreas. Solo debes plantar todos los frutos de un grano.
Las ilusiones que el enemigo de nuestras almas nos presenta como objetos
que pueden darle valor, significado o peso a nuestras vidas son solo eso:
Ilusiones.
Y usted pensara pero ¿está mal que a uno le gusten las
cosas buenas o de calidad? o ¿está mal comprar lo mejor que uno pueda dentro de
sus posibilidades? ¿Está mal desear tener una esposa o esposo e hijos? ¿Esta
mal desear tener éxito en el trabajo?
No, nada de eso esta mal. Fuimos creados para
ser exitosos y prósperos. Lo que esta mal es creer que la vida no tiene sentido
si no tenemos esas cosas. Lo que esta
mal es sustituir una relación con Dios por la adquisición de cosas, de
relaciones o de logros. Solamente cuando
hacemos que nuestra relación con Dios sea la prioridad numero uno de la vida,
Dios puede llevarnos al lugar en el cual lograremos y recibiremos lo que nos
trae satisfacción verdadera.
Si existe en nuestra vida cualquier cosa que nos haga
pensar que no podemos vivir sin ella, esto debería ser una señal de advertencia
para que volvamos a evaluar nuestra relación con Dios y para que echemos otra
mirada a nuestras prioridades. Jesús nos enseño en Mateo 6: 31-33:
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero
vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Dios sabe que nosotros necesitamos. El sabe que es mejor para nosotros y la
cantidad que necesitamos. Lo cierto es
que podemos vivir con muy poco; pero de ninguna manera podemos vivir plenamente
sin Dios. El es lo que necesitamos
primordialmente y siempre. El es el único
ser sin el cual realmente no podemos vivir.
La biblia nos dice que una vez que reconocemos a
Jesucristo como nuestro Salvador, ya no nos pertenecemos a nosotros mismos y no
gobernamos ni determinamos nuestro futuro como nos dice Efesio 2:8-10:
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas.
Como no nos ganamos nuestra propia salvación tampoco
somos responsables de alcanzar su propia gloria en la vida. Dios es quien nos dirige hacia las buenas
obras. Obras
que están totalmente en armonía con los talentos, habilidades, experiencias y
destrezas que El nos ha dado.
Existen obstáculos que nos impiden darnos cuenta de
que el quebrantamiento es parte del plan de Dios para nuestras vidas:
- Uno de los más importantes es pensar que la vida
cristiana es algo que hacemos (no fuma no bebe, voy al culto etc... Pero esta
no se define por lo que hacemos, se
define mas bien por lo que Jesús hizo en la cruz y por lo que nosotros somos
como resultado de reconocerlo como nuestro salvador. Esta definida por el
proceso de transformación de nuestra vida bajo el proceso del Espíritu Santa y
mediante el poder que El nos da. La
abundancia de la vida de Cristo através de la de usted se manifestara en el
servicio y en acciones de alabanza y de gratitud a Dios.
- La autosuficiencia (uno mismo no puede
cambiar su propia naturaleza)
- Talentos y dones (estas son las mas
decididas a triunfar en la vida y tienen mucha confianza en si mismos, el
problema no es tenerlos sino, que quienes lo tienen se apoyan y descansan en
ellos para triunfar. No nos fijamos
que Dios puede enriquecer estos dones y estos talentos con su presencia
multiplicando mucho más de lo que hubiéramos podido hacer con ellos.
- El poner nuestra confianza en lugares equivocados como: Nosotros mismos, en las riqueza, en la imagen y apariencia, en
nuestros logros y reputación, el Yo. Cuando Dios nos quebranta persigue nuestra terquedad,
la confianza que tenemos en nosotros mismos y nuestra autosuficiencia.
- Pero el peor de todos es el desear mantener el control. Es lo que te lleva a la siguiente.
Pregunta ¿Qué área de su vida esta reteniendo sin cedérsela a Dios hoy? ¿Cuál
es el área sobre la cual ha decidió retener el control? ¿Que parte de su vida
preferiría que Dios ignorara? ¿Cuáles son las áreas de su vida en las cuales preferiría
que El no se inmiscuyera? Es por eso que no deseamos soltar las cosas
a Dios. Porque no deseamos perder el control.
Esto es orgullo en su forma más primitiva.
¿Será que tememos que Dios no nos amara lo suficiente
como para satisfacer nuestras necesidades?, ¿para cumplir nuestros deseos? o ¿para
darnos contentamiento?. Tememos andar por la vida careciendo de algo vital,
perdiendo algo bueno o no pudiendo experimentar algo que deseamos. Pues hagámonos la siguiente pregunta sin
rodeos Según su parecer ¿Cuánto le ama Dios?.
Por ultimo les diré esto Nosotros somos quienes decidimos el resultado de nuestro
quebrantamiento debido a nuestra respuesta al mismo.
Podemos elegir responder a la forma en que Dios nos esta
transformando con ira, con amargura y con odio.
Podemos comenzar a darle golpes a aquello que en nuestra opinión ha sido
la causa para nuestro dolor. Todas las
opciones están a nuestra disposición porque tenemos libre albedrío. Sin embargo la manera de encontrar la bendición
es volvernos a Dios en todo tiempo y en cada circunstancia para que El nos sane
y nos lleve a la madurez que desea.
Nosotros somos quienes decidimos si nos rendimos a El y confiamos
plenamente en El. Pues su meta es hacernos completos y maduros en El. Nunca
debemos olvidar que nosotros somos barro.
El es el alfarero.
1 Tesalonicense 5:23
El mismo Dios de paz os santifique por completo, y todo vuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor
Jesucristo.