¿Merece
la muerte un limpiavidrios?
Creo
que casi todos nosotros nos hemos sentido molestos y enojados con los muchachos
de la calle que se dedican a dar un “servicio obligatorio y exigente” de
limpieza del cristal del vehículo. Hemos sabido de diferentes situaciones
acaloradas donde la ira llega a niveles muy altos.
¿Quién
no ha tenido deseos de responder con fuerte indignación frente a un atropello y
abuso de esta naturaleza? Algunos como el caso reciente, ha tomado la justicia
en sus manos. Y uno se pregunta ¿POR QUÉ?
¿Por
qué el ciudadano tiene que defenderse, muchas veces de manera inadecuada? ¿Por
qué cada uno tiene que hacer valer sus derechos? Uno se pregunta ¿quién es el
responsable de esta y otras tantas desgracias que vemos a diario?
Reconocemos
que en nuestro país el ciudadano común (al menos que tenga una “cuña”) se
siente desprotegido, impotente, sin derechos y sin una autoridad competente que
le defienda.
¿Quién
nos defiende de la bulla de un colmadón o vecinos maleducados? ¿Quién nos
defiende de una empresa abusiva con sus clientes? ¿Quién nos defiende cuando en
una zona residencial, al lado de tu casa se instala un colegio o una empresa?
¿Quién nos defiende cuando se nos niega la justicia en un tribunal? Etc. etc.
Por
esta razón, en algunos casos, las personas prefieren tomar la justicia en sus
manos.
¿Quién
es el culpable? ¿El hombre que apretó el gatillo o el Estado que no proveyó la
protección del ciudadano?
NUNCA
justificaremos una acción contra la vida humana. ¡NADA justifica la muerte de
ese joven! Pero situaciones como estas deben llamar la atención de las
autoridades para “dar a cada uno lo que le corresponde”… ¡Esto es justicia!
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