sábado, 21 de septiembre de 2013

Del Pastor / Nada justifica la muerte de ese joven

¿Merece la muerte un limpiavidrios?

Creo que casi todos nosotros nos hemos sentido molestos y enojados con los muchachos de la calle que se dedican a dar un “servicio obligatorio y exigente” de limpieza del cristal del vehículo. Hemos sabido de diferentes situaciones acaloradas donde la ira llega a niveles muy altos.
¿Quién no ha tenido deseos de responder con fuerte indignación frente a un atropello y abuso de esta naturaleza? Algunos como el caso reciente, ha tomado la justicia en sus manos. Y uno se pregunta ¿POR QUÉ?
¿Por qué el ciudadano tiene que defenderse, muchas veces de manera inadecuada? ¿Por qué cada uno tiene que hacer valer sus derechos? Uno se pregunta ¿quién es el responsable de esta y otras tantas desgracias que vemos a diario?
Reconocemos que en nuestro país el ciudadano común (al menos que tenga una “cuña”) se siente desprotegido, impotente, sin derechos y sin una autoridad competente que le defienda.
¿Quién nos defiende de la bulla de un colmadón o vecinos maleducados? ¿Quién nos defiende de una empresa abusiva con sus clientes? ¿Quién nos defiende cuando en una zona residencial, al lado de tu casa se instala un colegio o una empresa? ¿Quién nos defiende cuando se nos niega la justicia en un tribunal? Etc. etc.
Por esta razón, en algunos casos, las personas prefieren tomar la justicia en sus manos.
¿Quién es el culpable? ¿El hombre que apretó el gatillo o el Estado que no proveyó la protección del ciudadano?

NUNCA justificaremos una acción contra la vida humana. ¡NADA justifica la muerte de ese joven! Pero situaciones como estas deben llamar la atención de las autoridades para “dar a cada uno lo que le corresponde”… ¡Esto es justicia!

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