viernes, 27 de septiembre de 2013

Pastoral / Un test de discipulado



UN TEST PARA CRECER EN EL DISCIPULADO

Tú y yo estamos llamados a discipular y a ser discípulos. Es un caminar acompañados en los senderos del crecimiento en la vida cristiana “hasta alcanzar la estatura del varón perfecto”, hasta alcanzar a Aquel que ya nos alcanzó, Jesús.
Este es un breve test para que examines tus características como discipulador y como discípulo.

Marcarás  con el número que consideres el grado en que se verifica la característica señalada en tu persona en una escala donde es:
 1. Muy poco,
2. Poco,
3. Suficiente,
4. Mucho.
5. Excelente

Revisa y verifica cómo puedes crecer en todas aquellas características cuya puntuación es tres o menos.
Las que son cinco, son tus fortalezas.
También te aconsejo lo siguiente: haz un pacto con tu discipulador de que tú asumirás incorporar en ti las diez características de un díscipulo…

DIEZ CARACTERÍSTICAS DE UN DISCIPULADOR

Soy discipulador(a): Sí ____ No _____

1.        Soy paciente con mis díscipulos, me doy tiempo para ver las vidas transformadas y tengo tolerancias, sabiendo que son bebés.______

2.       Soy perseverante, no abandono ni desmayo ante las dificultades y obstáculos. Supero la frustración y el agotamiento sabiendo que un día habrá cosecha. ______

3.       Soy una persona comprometida en el discipular. Sirvo aun cuando las cosas van mal, con dedicación. Ellos son mis hijos espirituales. ______

4.      Soy auténtico ante ellos. Transparente. No finjo ninguna actitud. Me doy a conocer tal como soy, como una persona de carne y hueso. ______

5.       Soy integro, el mismo siempre. Busco la coherencia entre lo que digo y lo que hago, sabiendo que de ella depende mi influencia ante mis discípulos. ______

6.      Tengo clara la meta: formar el carácter de Cristo en mí y en ellos. Sé los elementos más importantes del carácter de Jesús. Y asumo que en muchas cosas soy modelo de ellos: amor, conducta, misericordia, vida balanceada, entrega…______

7.       Para mi es importante yo conocer y que mis discípulos conozcan la Biblia, sus valores, sus principios. Hago de la Biblia mi herramienta por excelencia. ______

8.      Me esfuerzo en servirles a ellos, igual que sirvo a mis hijos (si los tengo). Mi liderazgo es un liderazgo de servicio. ______

9.      Me sacrifico por mis discípulos. Me invierto en ellos con el propósito de que sean como Tú, Jesús. Doy de varias maneras mi vida por ellos: tiempo, talento, tesoros. ..______

10.    Amo a mis discípulos, como Cristo me amó a mi y ama a su Iglesia, entregándome por ellos, dando mi vida. ______

DIEZ CARACTERÍSTICAS DE UN DISCÍPULO


Mi discipulador es: ____________________________________________

1.       Como discípulo tengo el deseo de aprender, trato de ser enseñable y escuchar.  Me esfuerzo en preguntar y en vivir con humildad. ______

2.       Tengo el deseo de crecer. No me conformó con el camino hecho, quiero más.  Y entiendo que cualquier hermano puede enseñarme. Trato de evitar las discusiones vanas. ______

3.      Tengo el deseo de cambiar. Estoy dispuesto a salir de lugar cómodo. Estoy dispuesto a pagar el precio del cambio. A salir de la monotonía. A abandonar lo viejo y abrazar lo nuevo. ______

4.      Busco recibir la corrección con humildad. ______

5.      Sujeción y obediencia. Estoy dispuesto a ser conducido, a seguir a otros. No amenazo con irme si no me gusta una decisión de mi líder o discipulador.  Confío en esa persona. ______

6.      Estoy dispuesto a pagar el precio de ser discípulo, entregando en muchas ocasiones mi yo para dar lugar a la vida de Cristo en mi. ______

7.      Amo a Cristo más que a nadie. Dispuesto a sufrir por su causa y el Evangelio, no tengo ninguna atadura y he renunciado a todo con tal de ganarle a El. ______

8.      Soy leal a mi discipulador. ______

9.      Soy honesto, transparente y sincero con mi discipulador y mis líderes. ______

10.   Dispongo de tiempo, lo busco, lo organizo, para poder ser discipulado, entendiendo que es imposible que me discipulen si no tengo tiempo. ______


“Jesús se acercó y les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:18-20).




martes, 24 de septiembre de 2013

Desde la fe / La lógica no es mi Dios



Lo ilógico de la lógica


Pero los hombres que subieron con él dijeron: No podemos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.
Números 13.31

El serio problema que experimentó el pueblo de Israel tenía su origen en que no habían prestado atención a las instrucciones que Dios les había dado. Al enviar los doce espías, él le había dicho claramente a Moisés: «Envía unos hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel» (Nm 13.1). La función de estos hombres no fue, en ningún momento, evaluar si la conquista de la tierra era factible. Solamente debían reconocer la tierra, pues Dios había dicho que sería él quien la daría. Me imagino que el
Señor deseaba animar el corazón de la gente con el reporte de las maravillas que les esperaban en la tierra que había prometido a sus padres, como podría también entusiasmarnos a nosotros, si vemos la película de un lugar que pronto vamos a visitar.
Por no haber entendido cuál era la naturaleza de su misión, los hombres creyeron que Dios les había dado autoridad para decidir si la misión era factible o no. Este error le costó a una generación entera la entrada al lugar reservado para ellos.
Es de sumo interés para nosotros observar los argumentos que presentan estos hombres para justificar su informe. En las explicaciones que dieron vemos la clara evidencia de una de las más comunes estrategias que utiliza el enemigo contra los hijos de Dios. Consiste en apelar a la mente del ser humano, presentando argumentos lógicos y cuidadosamente fundamentados, para que la persona desista de hacer lo que Dios le pide. No tenemos más que observar la vida de algunos de los personajes de la Biblia para ver que esto es muy común.
Consideremos, por ejemplo, el llamado de Moisés. Presentó al menos tres argumentos para tratar de convencer al Señor de que había cometido un error: que no le creerían, que era tartamudo y que era una persona insignificante, todas observaciones acertadas. Cuando Dios llamó a Gedeón, este argumentó que él era el más pequeño de una familia pobre, afirmaciones que también eran verdad. Cuando Saúl vio la disposición de David para ir contra Goliat, lo tuvo en menos porque era un joven sin experiencia en la guerra. Esto también era verdad. En cada uno de estos casos, la lógica estaba del lado de la persona que discutía con Dios.
El asunto es que la vida espiritual no se basa en la lógica. Al contrario, la lógica casi siempre es un estorbo para los que quieren avanzar en las cosas de la fe. Dios se ríe de la lógica. Él no escoge a los que nosotros escogeríamos, ni hace las cosas como nosotros las haríamos. No hay nada de malo en razonar las cosas, pero a la hora de seguir al Señor no son nuestros argumentos los que deben guiar nuestros pasos, sino una convicción absoluta de que Dios sabe lo que está haciendo, aunque sus propuestas nos sean completamente ilógicas. Armados pues, de la fe, que se construye sobre la Palabra de Dios, avancemos en los proyectos del Señor.
Para pensar:
«Nunca podrás entender por qué Dios hace lo que hace, pero si le crees, eso
será todo lo que haga falta. Aprendamos a confiar en él por lo que es».
Elizabeth Elliot.

Tomado de "Alza tus ojos"/ Encuentro diario del líder con Dios. Christopher Shaw.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Del Pastor / Nada justifica la muerte de ese joven

¿Merece la muerte un limpiavidrios?

Creo que casi todos nosotros nos hemos sentido molestos y enojados con los muchachos de la calle que se dedican a dar un “servicio obligatorio y exigente” de limpieza del cristal del vehículo. Hemos sabido de diferentes situaciones acaloradas donde la ira llega a niveles muy altos.
¿Quién no ha tenido deseos de responder con fuerte indignación frente a un atropello y abuso de esta naturaleza? Algunos como el caso reciente, ha tomado la justicia en sus manos. Y uno se pregunta ¿POR QUÉ?
¿Por qué el ciudadano tiene que defenderse, muchas veces de manera inadecuada? ¿Por qué cada uno tiene que hacer valer sus derechos? Uno se pregunta ¿quién es el responsable de esta y otras tantas desgracias que vemos a diario?
Reconocemos que en nuestro país el ciudadano común (al menos que tenga una “cuña”) se siente desprotegido, impotente, sin derechos y sin una autoridad competente que le defienda.
¿Quién nos defiende de la bulla de un colmadón o vecinos maleducados? ¿Quién nos defiende de una empresa abusiva con sus clientes? ¿Quién nos defiende cuando en una zona residencial, al lado de tu casa se instala un colegio o una empresa? ¿Quién nos defiende cuando se nos niega la justicia en un tribunal? Etc. etc.
Por esta razón, en algunos casos, las personas prefieren tomar la justicia en sus manos.
¿Quién es el culpable? ¿El hombre que apretó el gatillo o el Estado que no proveyó la protección del ciudadano?

NUNCA justificaremos una acción contra la vida humana. ¡NADA justifica la muerte de ese joven! Pero situaciones como estas deben llamar la atención de las autoridades para “dar a cada uno lo que le corresponde”… ¡Esto es justicia!