sábado, 11 de marzo de 2023

El Dios de lo imposible

 DIOS NOS MANDA COSAS IMPOSIBLES

ME BASTA CONQUE HOY TE QUEDE CLARA ESTA PALABRA:

CUANDO TE ENTERAS DE QUE NO PUEDES, ENTONCES COMIENZAS A PEDIR A DIOS QUE HAGA LO IMPOSIBLE.

Somos incapaces y no tenemos la habilidad ni el poder para hacer cosas imposibles. A veces nos cuesta reconocerlo, pero Dios te pide que reconozca que para ti no es posible, que eres incapaz, que no tienes poder, para que entonces reconozca que EL es el Dios de lo imposible.

  • El Señor mandó a Moisés a abrir el Mar Rojo (Éxodo 14:16).
  • Mandó a Josué a conquistar la ciudad de Jericó con gritos y al son de trompetas (Josué 6).
  • Pidió a Débora que junto a Barack enfrentara un ejército muy superior al de Israel y que lo venciera;
  • Pidió a Abraham estar seguro de que su descendencia se multiplicaría de tal manera que no se podría contar (Genésis 16:10).
  • Dios ordenó a Eliseo actuar en tres casos imposibles: la viuda y las vasijas de aceite; los ancianos que no tenían hijos, y el caso de Naamán.
  • Jesús dijo al hombre paralítico, “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” (Mateo 9:6).

Muchos milagros.

Muchas intervenciones extraordinarias de Dios en el Antiguo y en el Nuevo Testamento

En todas, un hombre, una mujer, uno de nosotros, actuó en nombre de Dios, con la autoridad de Dios.

Sin embargo, en todos los casos el ser humano no puso su fe en si mismo, sino en Dios y en su Poder. En su interior Moisés, Josué, Daniel, Pedro, Pablo, José, Débora, Sarah, el paralítico, el ciego, el publicano, el leproso… se decían en su interior: “Señor… sé que no puedo”.

Dios quiere que entiendas, que entendamos, nuestra incapacidad.

Dios no quiere que nos creamos autosuficientes ni capaces de hacerlo.

La única esperanza radical, profunda, para nosotros se encuentra en el Señor Jesucristo y su Espíritu Santo.

Hasta el día de hoy, muchos siguen creyendo que, de alguna manera, el hombre es capaz de seguir los mandatos de Dios por su propio esfuerzo y por consiguiente, predican una doctrina de salvación por méritos humanos.

Es una pretensión arrogante: pensar que podemos salvarnos por nuestros propios medios y esfuerzos. Es absurdo creer que, por nuestra fuerza y habilidad, podemos lograr lo imposible.

Estamos llamados a una lógica distinta a la de este mundo. La lógica de Dios es distinta.

Y para hacer posibles las cosas imposibles Dios utiliza hombres y mujeres como tú y como yo, como Gedeón a quien llama “varón esforzado y valiente” (Jueces 6:12), cuando en realidad estaba escondido porque Dios llama a las cosas que no son como si fueran.

Un Gedeón que escondía la cosecha; un Pedro cambiante y emotivo, un líder; un Moisés tartamudo, conduce a la liberación… Dios mira el potencial que ha puesto en ti…

No cuente contigo, hermano… cuenta con la ayuda de Dios.

Clama a Dios. Saca tiempo para orar y ayunar y verás la respuesta de Dios en tu vida.

Si hay cosas que están mal, remuévelas. Pon a Dios en primer lugar y con lo que tengas en las manos, verá la mano de Dios sobre tu vida… El accionar de Dios es diferente, su lógica es la de Señor, no la humana, es el Dios de lo imposible, créele a Dios y lánzate a hacer las cosas que Dios te ha llamado a hacer.

Dios dice al hombre: “Te amo tanto que he entregado a mi Hijo en la cruz para salvarte”. El amor no es cerebro: es corazón. El amor de Dios es la locura de la cruz

 

¿Qué razones tiene Dios para amarnos?

¡Ninguna!

Y, sin embargo, nos ama.

Nos ata a Él con cuerdas de amor. Nos ama hasta la muerte.

Las muchas aguas no pueden apagar el amor de Dios ni pueden ahogarlo los ríos.

 

Aunque diéramos todo lo que poseemos a cambio del amor de Dios, nos encontraríamos con el desprecio más absoluto por su parte.

Dios no vende su amor: lo regala.

Su amor no entiende de razones, no acepta argumentos cerebrales. Ama porque ama, porque su naturaleza es amar.

ES SU AMOR POR NOSOTROS EL QUE HACE QUE LO IMPOSIBLE SEA POSIBLE.

Ahora, en este momento, ora por los imposibles de tu vida, aquellos que son solo posibles para Dios.

Esta hora es la hora nuestra, la hora de los locos que decimos: Dios quiere usarnos para hacer lo imposible. Con su poder, con su autoridad podemos lo imposible (por nuestras fuerzas no podemos nada, o mejor dicho: podemos hundirnos, como Pedro).

Lucas 18:27 nos lo dice:

Y Jesús respondió: Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.

Grata vida para todos y que Dios te bendiga.

 

 

domingo, 15 de enero de 2023

La consejería y sus pasos

 EL PROCESO DE LA CONSEJERÍA

Esta reflexión es de hace unos meses, fruto de una lectura que, lamentablemente, no escribí la referencia (lo cual suelo hacer). La comparto porque puede serte útil en el entender la importancia de la ayuda y el proceso de la consejería como forma de ayuda.

¿Necesita realmente la gente ayuda? La respuesta desde la perspectiva de la creación, la caída y la redención es un rotundo SÍ. Cada uno de nosotros necesita ayuda y cada uno de nosotros está llamado a ofrecerla.

Una de estas vías es la CONSEJERÍA, uno de cuyos objetivos es que la verdad de Dios penetre en la vida de las personas y en sus relaciones.

El consejero ha de ser capaz de hacer una aplicación concreta (es decir, para cada caso) de las Escrituras.

El proceso de consejería tiene cuatro pasos o fases importantes:

1º. Bienvenida. En este paso buscamos establecer una relación de confianza y entendimiento con el aconsejado(a), fortalecerla si existe previamente, darle la seguridad de la confidencialidad que requiera, al ismo tiempo que se busca centrar nuestra esperanza en Dios y su Palabra.

2º. Comprender o conocimiento. Es establecer que es lo importante, comprender a la persona y su situación específica, iniciar un proceso de entender emociones, conocimientos y conductas, ya que la consejería tiene como propósito aplicar la Palabra de Dios de modo específico.

3º. Confrontar y consolar. Ayudar a los aconsejados a verse bíblicamente a sí mismos y a abrazar las promesas de Dios, así como inclinarlos a la obediencia a la Palabra de Dios, a entender su caminar como un proceso. Debido al engaño del pecado, todos necesitamos en algún momento ser confrontados. Necesitamos que nos digan “la verdad en amor” y, del mismo modo, llevar consuelo y aliento, esperanza. El cambio es posible en Jesús.

4º. Acción-compromiso. Ayudar al aconsejado(a) a aplicar las verdades aprendidas acerca de sí mismo, de Dios, de los demás, de sus relaciones (y de la relación específica que es objeto de la consejería). En ocasiones, implica nuevos hábitos. La comprensión es importante, pero insuficiente. Es necesario que el resultado apunte a “estar enteramente preparados para la buena obra”.

sábado, 10 de septiembre de 2022

Corramos con libertad

 Corramos con libertad

Vida abundante para ti y tu familia.

Somos Milton e Ysabel.

GRATA VIDA es un proyecto que tiene por centro el fortalecer y restaurar nuestras relaciones (con Dios, con nosotros mismos, con los demás -empezando por la relación conyugal- y con la creación. Jesús nos dijo: “Vine para que tengan vida y la tengan en abundancia” … Y esa vida abundante es lo que hace posible que sea GRATA. 

En Hebreos 12:1 se nos dice:

Ana Ysabel Acosta

Despojémonos también de todo estorbo y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante
(Hebreos 12:1 – BLA).

 “Corramos con perseverancia la carrera…”, nos dice, y es que en las Escrituras la vida es descrita como una carrera.

 La forma en que escogemos correr la carrera determinará nuestra calidad de vida, y la persona o el objeto que escogemos como meta determinará nuestra paz y gozo.

 Todos nosotros iniciamos la carrera con un impedimento: Una naturaleza pecaminosa heredada que nos ata y nos sobrecarga de manera sutil, nos esclaviza, nos ata.

 Dios, por su gran amor, nos desata, nos libera de ese impedimento y nos da una nueva naturaleza comprada por medio de la muerte de su Hijo.

 Cuando reconocemos nuestra ineptitud para correr a solas y aceptamos la redención bondadosa de Dios, la carrera comienza a adquirir significado, validez y, sobre todo, libertad.

 Se ha dicho que «ninguno es libre de verdad sino aquellos a quienes Cristo ha hecho libres». ¿Qué cosas pueden impedir que vivamos sin ataduras, que corramos sin sobrepeso? ¿Cuál es la libertad que Cristo hace posible?   

 DE ESTO VAMOS A HABLAR HOY.

 Primer paso: Despojémonos de todo peso

Se nos dice en Hebreos 12 que nos despojemos de cargas, o de peso o de estorbos que nos imposibilitan correr o progresar en nuestras vidas espirituales. Ese lastre es todo aquello que nos preocupa, sea de índole espiritual o temporal. Es todo lo que nos impide ser libres.

 

1.          El diccionario define la libertad como la facultad natural que tiene el ser humano de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.

 También define la esclavitud como la sujeción excesiva por la cual se ve sometida una persona a otra, a un trabajo o a una obligación.

 Otro sentido de esclavitud es sujeción rigurosa y fuerte a las pasiones y afectos del alma. Todo peso o estorbo que nos impida ser libres en el Señor nos lleva a la esclavitud.

 Tenemos que despojarnos de ese peso o estorbo para ser hombres y mujeres libres.

 2.        En su carta a los Romanos, capítulo 6 versos del 1 al 14, Pablo describe la muerte de nuestra vieja vida y el regalo de una nueva en Cristo. Nos dice no estamos llamados a permanecer en el pecado; que nuestro viejo hombre fue crucificado junto con Cristo para que el cuerpo del pecado sea destruido para que no sirvamos más al pecado; que, si morimos con Cristo, también viviremos con él.

 Es decir, que el primer paso para ser hombres y mujeres libres es crucificar al viejo ser humano, destruyendo en nosotros las obras de la carne, despojándonos de todo peso, viviendo para Cristo con la fuerza del Espíritu Santo.

 Hay un segundo paso:

Correr en libertad

 Dios nos da la libertad pero que hay algo que nos corresponde a nosotros para experimentarla. Luego de entender que la paga del pecado es la muerte y que Dios nos da vida eterna al aceptar a Jesús como nuestro salvador, es necesario que nos dispongamos a obedecer de corazón, siendo siervos de Cristo, recorriendo un camino de santificación y servicio a Él.

Cuando hacemos eso, la vida es verdadera libertad. Nos despojamos de cargas y temores, vivimos una paz que sobre pasa todo entendimiento.

 Durante toda su vida, Jesús fue el ejemplo de la libertad. Nunca permitió que nadie ni nada impidiera que cumpliese la voluntad de su Padre. Estando seguro de su identidad y su misión, vivió, ministró y sirvió con confianza y seguridad.  En Juan 8:31-32 se nos dice: “Y conocerán la verdad y la verdad les hará libres”.

 De esa misma libertad estamos llamados a gozar nosotros.

 

REFLEXIÓN

El comprender verdaderamente el peso del pecado y del yo implica comenzar a apreciar el gran valor de nuestra libertad en Cristo. Esta comprensión significa un proceso continuo.

 Yo cedo mi libertad y me hago esclavo cuando insisto en estar en control; al demandar mi propia felicidad y levantar paredes de protección. Todos estos comportamientos parecen correctos y dan sensación de comodidad, pero a la larga se convierten en pesadas cargas.

 No necesito que el mundo me diga lo que me hará feliz. La verdadera libertad es comprender que fuera de Cristo no soy libre. Si de veras deseo experimentar esta vida abundante, deberé despojarme de todo lo que me impide llegar a estar verdaderamente viva. Esta es la única forma de correr.

 Muchos cristianos se parecen a un hombre que, doblado por una pesada carga, avanzaba lentamente por el camino cuando una carreta se le adelantó y el conductor bondadosamente se ofreció para ayudarlo. Aceptó con alegría, pero cuando se sentó en la carreta siguió doblado bajo el peso de su carga, la cual seguía sobre sus hombros.

 «¿Por qué no te quitas tu carga»? Inquirió el amable conductor. El hombre le respondió: «Siento que casi es demasiado que me lleves a mí y no podría pensar siquiera en permitir que llevaras también mi carga».

 De esta manera existen cristianos que se han entregado al cuidado y la protección del Señor Jesús, pero que aún continúan doblegados bajo el peso de sus cargas y a menudo permanecen cargados y trabajados durante todo su viaje.

 Deja tus cargas en manos de Dios, despójate de tu vieja humanidad y acepta a Jesús como Señor, es la verdad que te hará libre y que te llevará a vida y vida en abundancia.

 

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miércoles, 31 de agosto de 2022

Ira justa, ira pecaminosa

 De la ira pecaminosa a la ira justa

¿Qué tiene que ver este tema con las relaciones de pareja, con el matrimonio? ¿Saben ustedes cuántos matrimonios se han deshecho simplemente porque uno de los dos o los dos no saben manejar su ira, carecen de dominio propio? ¿O cuántas esposas y cuántos hijos están amargados ante las explosiones de ira de uno de sus padres? El manejo de la ira puede significar la salud o no de un matrimonio o de un hogar.

 Una buena noticia: es posible manejar la ira. Además, no toda ira es pecaminosa.

 ü  La ira pecaminosa impide la intimidad y la armonía en el matrimonio. Prov 22:24 nos dice: “No te asocies con el hombre iracundo; ni andes con el hombre violento”.

ü  La ira pecaminosa es un impedimento fundamental contra una paternidad de acuerdo al corazón de Dios. Efesios 6:4 nos dice: “Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor”.

ü  La ira pecaminosa roba a Dios la gloria debida a Su nombre y puede producir juicio significativo (Números 20:9-12).

ü  La ira pecaminosa debe ser erradicada de la vida de la persona, de la pareja, del hogar. Efesios 4:31: “Sea quitada de ustedes TODA amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia”.

 Frecuentemente solemos excusar la ira incontrolable:

ü  Es que me llené de ira…

ü  Es que soy explosivo…

ü  Es que tengo un temperamento fuerte…

ü  Tengo que sacarlo o me ahogo…

ü  Es que yo soy así…

 ¿Qué otra expresión utilizamos o hemos escuchado?

 

Definición de ira:

Una respuesta moral apasionada, activa, de toda la persona, al percibir un error o injusticia, real o imaginario.

 Nuestra ira es una respuesta activa, una acción, una actividad. No es algo que tenemos o que forma parte de nuestro ser, aunque involucra todo nuestro ser cuando así reaccionamos.

 En la Biblia la ira comunica emociones, abarca desde la furia histérica hasta el frío rechazo, involucra creencias y motivos, percepciones y deseos, conductas. Para la Biblia, la ira es compleja, involucrando a toda la persona.

 Como toda emoción, está ligada a nuestro corazón, a nuestra naturaleza interior la cual vive a favor o en contra de Dios.

 Es bueno aclarar que es posible ser bueno y estar airado. Hablando de Dios, la Biblia dice en el Salm 7:11: “Dios es juez justo, y un Dios que se indigna cada día contra el impío”. Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”.

 Jesús estuvo airado en numerosas ocasiones. Leamos Marcos 3:5; Marcos 10:13-14.

 Por lo tanto, es posible airarse sin estar pecando. Efesios 4:26: “Airaos, pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Hechos 17:16: “Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardeció dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos”.

 Sin embargo, la mayoría de la ira humana es pecaminosa. En el Antiguo Testamento el tema ira humana aparece 47 veces y por lo menos 42 veces es pecaminosa (89%).

 Distingamos entre la ira justa y la ira pecaminosa.

 Son características de la ira justa:

ü  Cuando reacciona contra el pecado actual;

ü  Cuando está acompañada por otras cualidades como la compasión, y se autocontrola (Efesios 5:22-23).

 Son características de la ira pecaminosa:

ü  Cuando fluye de un corazón con motivación egoísta (Gen 4:6-7; Jonás 4:1-4). Por lo tanto, no se trata de aprender técnicas sobre el manejo de la ira –puede ser bueno- sino de ir a la fuente misma de la ira: el corazón.

ü  Cuando se caracteriza más por hablar que por escuchar (Stgo 1:19-20).

ü  Cuando ataca a la persona en lugar de solucionar el problema (Efesios 4:29).

ü  Cuando se convierte en ocasión para hablar imprudente y ásperamente (Prov 14:29; Prov 15:1).

ü  Cuando el enojo permanece por las fallas y heridas de otros.

ü  Cuando está acompañada de otras tendencias pecaminosas (Efesios 5:19-21).

 La ira se convierte en pecaminosa cuando explotamos (Prov 12:16; Prov 25:28), cuando nos encerramos (Efesios 4:26; Lucas 6:43-45). 

Analiza tu ira / para conversar:

1.            ¿Te aíras acerca de las cosas correctas?

2.           ¿Expresas ira del modo correcto?

3.           ¿Cuánto dura tu ira?

4.           ¿Cuán controlada es tu ira?

5.           ¿Qué motiva tu ira?

6.           ¿Cuál es el efecto de tu ira?

 

Algunas pautas para manejar la ira con la mirada puesta en el evangelio:

Honestamente, reconoce el componente emocional de tu ira.

Reconoce la soberanía de Dios en tu situación. Pregúntate: ¿Qué sucede ahora mismo y cómo puede Dios utilizar este o estos eventos para conformarme más a la imagen de Su Hijo? (Rom 8:28-29). ¿Cómo puede Dios utilizar lo malo de otros para nuestro bien espiritual? ¿Tu respuesta actual indica que vive en presencia de Dios o no?

Arrepiéntete y confiesa tu ira pecaminosa, si la hay, a Dios y a las personas apropiadas.

Clama a Dios por gracia, fortaleza, fuerza, sabiduría, al querer usar tu ira de modo justo.

Cuidadosamente evalúa tus pensamientos y reemplaza ideas falsas, engañosas, con aquellas que cumplan los criterios bíblicos (Filipenses 4:8).

Cuidadosamente evalúa tus deseos y reemplaza falsos ídolos, deseos pecaminosos, por adoración y obediencia al Dios vivo.

Busca solucionar las causas de tu ira de un modo bíblico.

Guarda tus palabras y acciones y detén cualquier respuesta hasta que estés seguro que agrada a Dios y edifica a otros.

Mantente recordándote a ti mismo que tu paciencia para otros es menor en comparación a la paciencia de Dios para contigo.

Ora por la persona que te ha maltratado y busca hacerle el bien y no el mal.

Un manejo bíblico de la ira es clave para preservar un ambiente matrimonial y familiar lleno de gozo y de búsqueda de crecimiento.

 

viernes, 26 de agosto de 2022

Cuatro etapas de la consejería cristiana

ETAPAS DE LA CONSEJERÍA CRISTIANA

Mi esposa, Ana Ysabel y quien escribe, hemos asumido el llamado a ayudar a otros a través de la Consejería. Es un privilegio poder servir con humildad al crecimiento de personas y relaciones. Aquí les comparto lo que son, para nosotros, las etapas de la Consejería.

Una pregunta: ¿La gente realmente necesita ayuda? La respuesta desde la perspectiva de la creación, la caída y la redención (es decir, desde la perspectiva bíblica) es un contundente “sí”. Cada uno de nosotros necesita ayuda y cada uno de nosotros está llamado a recibirla.

(Aunque esta nota llega a mis amigos y relacionados, aclaro que la escribo desde mi ser cristiano y consejero cristiano).

Muchas personas que vienen a la consejería no buscan ayuda para ellos, más bien quieren saber cómo arreglar a la otra persona. Sin embargo, un objetivo claro de la Consejería es que la verdad de Dios penetre en la vida de las personas y en sus relaciones. El Consejero ha de ser capaz de hacer una aplicación concreta de las Escrituras para cada caso, de modo específico, no general.

El proceso de Consejería puede ser descrito en cuatro pasos o fases importantes:

Primero. Bienvenida. Es lo que llamo “tender puentes”. Buscamos que se establezca una relación de confianza y entendimiento con el aconsejado(a), al mismo tiempo que se busca centrar nuestra esperanza en Dios y en su Palabra.

Segundo. Comprender o conocimiento. Es establecer qué es lo importante, comprender a la persona y a su situación específica, ya que la consejería tiene como propósito aplicar la Palabra de Dios de modo específico. Esto conlleva esfuerzo, tiempo, trabajo, tareas…

Tercero. Confrontar y consolar. Ayudar a los aconsejados a verse bíblicamente a sí mismos y a abrazar las promesas de Dios. Debido al engaño del pecado, todos necesitamos en algún momento de ser confrontados. Necesitamos que nos digan “_la verdad en amor_”, y del mismo modo, llevar consuelo y aliento y la seguridad de que el cambio es posible en Jesús.

Cuarto. Acción. Ayudar al aconsejado(a) a aplicar las verdades aprendidas acerca de Dios, de sí mismo o sí misma, de los demás, aplicándolas a su situación específica de vida. Implica nuevos hábitos. La comprensión y la confrontación son importantes (segundo y tercer pasos), pero insuficientes. Es el estar “_enteramente preparados para toda buena obra_”.

Amigos de GRATA VIDA, les animamos a seguirnos en nuestro canal de YouTube en donde cada semana (generalmente los domingo) trataremos de colocar entregas que les sirvan para que “_tengan vida y vida en abundancia_”.

Gracias
Milton T / Ysabel A.

lunes, 15 de agosto de 2022

El amor conyugal: imagen del amor de Dios

Quince características de la unión matrimonial

 

Dios tomó la decisión de restaurar la alianza entre Él y nosotros y lo hizo por medio de su hijo Jesús. Restauró el puente que nos une. Jesús es el único mediador entre Él, nuestro Padre, y nosotros. Es un nuevo pacto. El matrimonio, como voluntad divina, es también una alianza, un pacto.

“Dios creó el hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer… Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne”. (Gen 1,27; 2,24).

El matrimonio, como nos lo explica Efesios 5, es una imagen, un retrato, de la relación entre Cristo y nosotros.

 

El matrimonio, que es una alianza, un pacto, es la imagen del pacto de Dios con nosotros.

 

Fuimos creados para amar, como reflejo de Dios y de su amor. Dios es amor y nosotros somos imagen de Dios, por lo tanto es una verdad que estamos llamados a ser imagen del amor. Lo que más nos identifica como cristianos y como parejas cristianas es el amor.

 

La Biblia usa un término fuerte. Dice: “una sola carne”. Es una unidad íntima, donde no cabe un tercero que no sea Dios. Al decir sí al matrimonio hay una transformación tan fuerte que dejan de ser dos para ser uno.

 

Esta relación es también comparada por Pablo, en la Carta a los Efesios, con la relación establecida por Cristo con la Iglesia, una relación nupcial (Ef 5,21-33). La Iglesia es la esposa de Cristo. Los esposos estamos llamados –como matrimonio- a reflejar el amor con el cual Cristo ama a su iglesia, dando la vida el uno por el otro, en fidelidad, en servicio.

 

Sin embargo, es importante reconocer que esta unión se lleva a cabo entre dos personas que somos pecadores, imperfectos. Son muchas las pruebas, las dificultades que conocemos en la vida de pareja, en la vida matrimonial. Que el trabajo cansa, que el sueldo no alcanza, que los hijos crecen y tienen problemas y dificultades, que hay peleas, que hay infidelidades, que ella llora, que él abre la boca y maltrata, que los celos, que esta mujer no hay quien la entienda, que este hombre le falta sensibilidad, que la comunicación, que para qué me casé… ¡No es fácil!

 

Es posible sostenernos firmemente si, como dice la Red de Pareja citando a Eclesiastés 4:12 “Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”, refiriéndose a la importancia de la unidad para poder afrontar con vigor cualquier circunstancia de la vida: esposo+Dios+esposa, estando Dios en el centro es muy difícil de romper.

 

Y aquí entonces me hago una pregunta… ¿qué clase de amor es el que hace posible que, como matrimonios, seamos reflejos del Dios amoroso que nos salvó entregando a su hijo a la cruz? Creo que casi todos estaríamos de acuerdo que la mejor descripción del amor nos la da 1 Cor 13:4-8.

 

SUFRIDO: Significa que aguanta mucho, lento para ofenderse, no alimenta la amargura, ama con paciencia. Ejercitar la paciencia es clave para perseverar en el matrimonio cristiano. ¿Tenemos la mecha corta? ¿Nos enojamos fácilmente con nuestra pareja?

 

BENIGNO: Significa que es generoso, beneficioso, amable, procura el bienestar del ser amado, de la esposa o del esposo. Es lo que yo llamo saber ponerse en los zapatos de tu esposo o esposa.

 

SIN ENVIDIA: No se ofende por los logros que realiza la otra persona. ¡Qué bueno es saber alegrarse cuando nuestra pareja alcanza algún logro, cuando se esfuerza en el terreno que sea y se supera y mejor aún si le ayudo a superarse, a crecer como persona y como creyente!

 

NO SE JACTA: Significa que no se exhibe con los logros propios. Sabe manejar sus triunfos, sin dejar de aplaudir el de los demás, no genera competencia mal-sana. Creo que en nuestros hogares no debe existir un altar al “YO”. Hombres y mujeres que se creen el centro del mundo les cuesta o no pueden amar, porque el amor se trata del otro.

 

NO SE ENVANECE: Significa que no se infla (1 Corintios 4:6… aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros).

 

NO HACE LO INDEBIDO: Significa lo indecoroso, lo indecente. El que ama verdaderamente no hace trampa, no engaña. La pareja que quiere ser reflejo del Dios amor es una pareja que practica la fidelidad, es la de un hombre que solo tiene ojos especiales para su mujer, y la de una mujer que respeta al hombre como líder del hogar.

 

NO BUSCA LO SUYO: Si ama realmente se preocupará por lo de los demás, más que de lo suyo. Nos dice Filipenses 2:3-4: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

 

NO SE IRRITA: Muchas veces nuestro mal genio es reflejo de nuestro egoísmo. Hombres y mujeres de mecha corta, que explotan por detalles, a los que la pareja y hasta los hijos llegan a temer. Airarse puede ser una respuesta natural, pero la Biblia nos advierte, en Efesios 4:26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.

 

NO GUARDA RENCOR: La palabra usada aquí es del griego y es un término contable que significa “llevar cuenta”. Yo diría: “Guardar un expediente”. Llevar cuenta es símbolo de venganza y eso ya no es correcto en un matrimonio cristiano. Resuelvan sus expedientes lo más pronto posible.

 

NO ES INJUSTO: Significa que el matrimonio que quiere ser reflejo o imagen del Dios amor siempre ofrece equidad, armonía y satisfacción en todas las cosas.

 

SE GOZA EN LA VERDAD: Es raro que Pablo no dijera que se goza en la Justicia, sino que dijo en la Verdad, pues la Verdad descubre la injusticia- este principio nos muestra que se goza en lo moral, la integridad – la paciencia y la fidelidad. Gozarse en la verdad no significa, sin embargo, ese placer que tienen algunas personas de herirte, de dañarte, cuando creen que te dicen una verdad. El equilibrio entre verdad y ternura, comprensión, es fundamental en una pareja que quiere ser reflejo del Dios amor.

 

TODO LO SUFRE: Sufre las tormentas de la desilusión, las lluvias del fracaso. En griego esta palabra viene del verbo “techo” por eso es capaz de proteger y soportar.

 

TODO LO CREE: El amor verdadero se alimenta de nuestra fe en Dios, pues estamos confiados en lo que Dios ya ha dicho. Creerlo todo en el matrimonio es sumamente difícil. Condicionantes culturales y de la carne nos lo dificultan. Sin embargo, el creer y la confianza es el capital más grande con el que empieza una relación de pareja. Es necesario mantenerlo si queremos ser imagen del Dios amor.

 

TODO LO ESPERA: Sabemos bien que los errores humanos no son finales, que es posible el cambio, que estamos llamados a crecer hasta alcanzar la estatura del varón perfecto que es Jesús. El amor conyugal se alimenta y sostiene no por un estado emocional o físico, si no por esperanza y la fortaleza dadas por Dios a los que confían en él.

 

TODO LO SOPORTA: Significa que no desiste, no abandona la misión, no se aleja, sabiendo de tal manera que vale la pena llegar hasta el final.

 

En verdad podremos decir en conclusión como lo expresa 1 Cor 13:8 El amor nunca deja de ser. El amor es obediencia, es entrega incondicional (Juan 15:13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos).

 

Advierto, sin embargo, que ese amor perfecto al que estamos llamados es una meta, es un propósito por el que tenemos que trabajar cada día, orar cada día, escucharnos cada día, renovarnos cada día.

 

Nuestros enemigos: el mundo, la carne, el diablo, asechan continuamente un amor así, le tienden trampas, crean ilusiones… pero si recordamos nuestro llamado a ser espejo, a ser imagen del amor de Dios, y si nos sostenemos en su fortaleza, la pareja cristiana es y será la señal de un Dios que nos ama como nadie jamás no amó.

 

Es difícil perseverar en la pareja en este tipo de amor y buscar ser imagen del Dios amor en el matrimonio, pero Jesús lo hace posible, como nos dice Pablo en Tesalonicenses 2:5: Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró.

 

(Orar por las parejas).