domingo, 14 de junio de 2020

Consejos para gobernar tu casa


PARA HOMBRES QUE QUIEREN GOBERNAR BIEN SU CASA

HOY QUEREMOS EXTERNAR ALGUNOS CONSEJOS PARA HOMBRES QUE BUSCAN GOBERNAR CON SABIDURÍA SU CASA. Esta madrugada, en el café que Dios y yo nos tomamos juntos a las 4.00 AM, leímos Daniel 6:1-28 y me mostró algunas enseñanzas que comparto ustedes desde aquí en #GRATAVIDA (para más consejos puedes seguirnos en Instagram en @my.gratavida ).

Primera enseñanza. AL GOBERNAR HAZLO CON PRUDENCIA, NO TE APRESURES A TOMAR DECISIONES. Muchos podrán aconsejarte en una dirección, pero escucha otras voces, otras tendencias. Y sobre todo escucha a Dios.
Segunda enseñanza. UN GOBERNANTE OBEDECE SUS LEYES. En mi hogar debo obedecer las normas que establezco –claro que no son inamovibles, porque podemos equivocarnos-, pero se trata, como decimos comúnmente, de dar el ejemplo, de ser coherentes. .
Tercera enseñanza. ORAR SIEMPRE. “Se arrodillaba tres veces al día y oraba y daba gracias delante de su Dios como lo hacía antes” (6:10). Creo que esto de “tres veces al día” significa TODO el día... a lo largo de TODO el tiempo. Momentos especiales, sí, pero mantener una actitud permanente de oración. Una actitud que no cambia aunque cambien las circunstancias, por eso dice “…como lo hacía antes”.
Cuarta enseñanza. SE TRANSPARENTE, INTEGRO.  “…y abiertas las ventanas de su casa…”. ¡Wao! ¡Daniel no oculta su condición! No sería, hoy, un cristiano de la secreta. Era un desafío a la autoridad del rey. Hay una enseñanza complementaria con el Nuevo Testamento que nos invita a “entrar en tu habitación”: entra en tu corazón, a solas y en presencia de todos.
Quinta enseñanza. RECONOCE CUANDO TE EQUIVOCAS, NO TE HAGAS EL SINVERGUENZA. “… y pasó la noche (el rey) sin comer, ni divertirse y hasta el sueño se le fue…” (NVI). Claro, hijo mío, así tiene que ser. Tus decisiones equivocadas, no puedes asumirlas “como si nada” e irte a acostar y dormir tranquilo. Es la actitud correcta ante nuestras equivocaciones como líderes.
Sexta enseñanza. LO MÁS IMPORTANTE ES EL JUICIO DE DIOS. “…ante El fui hallado inocente” (RV). No importan los juicios de los hombres, importa el juicio de Dios. Y de esto viviré pendiente, lo cual me da una extraordinaria libertad.

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