Algunos consejos para mi hermano
Viterbo
Mis hermanos en la fe, Viterbo Lizardo y Laura de los Santos, contrajeron matrimonio anoche. Pidieron a mi esposa, Ysabel, y a mi, que como parte de la ceremonia le diéramos algunos consejos. Ysabel se dirigió a Laura, yo me dirigí a Viterbo. Aquí mis consejos para mi hermano Viterbo.
Tú eres el líder del hogar, pero
tu líder es Jesús. Estas
llamado a ser el líder de hogar que Laura desea, del cual se ha enamorado, que
ella admira. Sin embargo, te aconsejo que para lograrlo tengas siempre los ojos
puestos en Jesús. Busca ser como El, que El sea tu modelo para ti en todo, sea
tu fuerza, tu refugio en los momentos difíciles, tu amigo, consejero y Señor.
Trata
a Laura como vaso más frágil. Esto es fácil de decir, pero a veces no tan fácil de vivir. Cuida
el tono de tu voz, cuida tus gestos bruscos, cuida de no mostrar desconfianza
hacia ella. Busca mantener en ella la bella sonrisa que te atrae, encendido su
rostro por la alegría, el orgullo de ser tu esposa. Aprende a llorar con ella y
a reír con sus alegrías, aprende a celebrar sus logros y a animarla a seguir
adelante.
Lucha
por el sustento de tu hogar. Puede que las situaciones económicas sean difíciles, puede
que por momentos te abrume la incertidumbre sobre las finanzas de tu hogar,
pero mantén siempre la actitud de hombre responsable. Nunca –oye bien, nunca-
asumas la actitud de “mantenío”, sino todo lo contrario. Es un tema de actitud
que la mujer valora (y a veces no tanto de cuánto traes o no traes a la casa).
Dios te abrirá puertas para garantizar el sostén de tu hogar, para que el pan
no falte a tu mesa, pero como Josué “esfuérzate y sé valiente”.
Recuerda
que eres la brújula tanto en la fe como en el proceso de madurez de tus hijos e
hijas (que espero sean numerosos). No escurras el bulto. No saques los
pies a esta responsabilidad. No creas que es tu mujer la responsable o la
escuela o la Iglesia. Tú eres el líder en el hogar y tú la brújula que debe
indicar el norte a tus hijos e hijas. El norte en la fe, en los valores, en la
sexualidad, en el trato con la mujer… no lo olvides, eres la brújula de ellos y
la brújula tuya es el Señor. Que ellos quieran ser como tú porque tú quieres
ser como Jesús, que seas una luz moral clara en su formación o inquietudes.
Te
recomiendo no olvidar nunca que eres parte de una familia, la familia de Dios. No estás solo, Viterbo. Muchos
hombres hemos estado antes que tú donde tú estás hoy, tenemos alguna
experiencia, oramos por ti y somos tus amigos. Somos parte de una iglesia de
hermanos que te acompaña. Pero no te alejes del fogón que somos, o te apagarás
en la fe y en el matrimonio y en la vida.
Finalmente,
dale a cada cosa su lugar, estableciendo con claridad los límites con relación a tu familia y
a la familia de Laura, a los amigos. Establece con claridad que ustedes dos son
una unión en que no caben terceros, más que de mutuo acuerdo y para ayudar en
puntos específicos. Sé celoso guardián de la intimidad y de tu hogar.
Que
Dios te bendiga.
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