viernes, 27 de mayo de 2016

El cristiano no es bipolar

Repensar una dicotomía
(Editado del artículo “Quiero ser monja… o repensar una dicotomía”, de Jesús Guerrero Corpas,publicado en Protestante Digital).

Sutilmente, en la mentalidad de algunos de nosotros se ha infiltrado la idea de que la consagración está enfocada exclusivamente en participar frecuentemente de los cultos, cantar, orar, evangelizar, etc. Es una equivocación mayor al creernos que la vida cristiana tiene dos compartimentos: la consagrada y la no-consagrada, la religiosa y la no-religiosa, la espiritual y la no-espiritual.

Este es un error que arrastra el catolicismo romano desde hace siglos. Para muchos de sus fieles –puesto que les han educado así-, la vida espiritual consiste en asistir a misa, comulgar, rezar, guardar algunas fiestas conmemorativas, hacer buenas obras, participar en romerías, etc. Sutilmente, en la mentalidad de algunos de nosotros también se ha infiltrado dicha idea, al creer que la consagración está enfocada exclusivamente en participar frecuentemente de los cultos, cantar, orar, evangelizar, etc. Mientras más intervenga el cristiano en todo esto, más consagrado estará. Esto es lo que creemos o nos han hecho creer. Parece que el resto de los aspectos de la vida son secundarios, como si Dios no le concediera importancia a lo que hagamos o dejemos de hacer fuera del local de reunión de la iglesia local, y eso no es así.

El enfoque correcto
¿Qué debemos aprender de todo esto? Dos cuestiones: por un lado, tomar conciencia de que para el creyente toda su vida tiene una connotación espiritual, sea que esté dentro de un edificio considerado “religioso” como si no, y que no puede haber partes consagradas y partes no-consagradas.

Esto significa que no podemos tener una doble cara ni comportarnos de manera diferente en función de la tarea realizada y del lugar donde nos encontremos. Tenemos que ser iguales siempre. La integridad que mostramos en las llamadas “actividades eclesiales” debe ser luego la misma en los estudios, en el trabajo y en las relaciones personales. Nuestra obediencia a la Palabra de Dios no debe variar según nos convenga, obedeciendo algunos mandamientos y pasando por alto otros de manera voluntaria. La santidad que mostramos ante el resto de creyentes debe continuar entre los incrédulos y cuando estamos a solas. Nuestro vocabulario debe ser puro independientemente de con quien hablemos. Y así en todas las demás cuestiones en que seamos partícipes: política, deportes, aficiones, etc. Lo contrario sería una especie de “postureo religioso” y “bipolaridad espiritual”.

Y por otro, que no debemos compararnos ni dejarnos arrastrar por sentimientos de superioridad o inferioridad ante otros hermanos en Cristo. En términos bíblicos, no hay dos compartimentos ni distinción entre el cristianismo clerical y el laico. Existen diversos ministerios y funciones, algunos muy visibles y otros no tan llamativos, pero no por ello menos necesarios y significativos. Lo vemos claramente en uno de los muchos ejemplos vistos en el Nuevo Testamento: unos se dedicaban a servir a las mesas de las viudas y otros a predicar el Evangelio (cf. Hechos 6:1-5).

La vida consagrada no es posesión exclusiva de aquellos que se dedican a ministerios reconocidos o a labores consideradas espirituales en lugares teóricamente “sagrados”. Incluye también a todos los cristianos: al padre que provee para las necesidades de su familia, al pediatra que cuida a los críos como si fueran sus propios hijos, al ama de casa que se esfuerza por educar emocionalmente sanos a sus hijos y al joven que es honrado y ayuda a los demás según sus posibilidades económicas. Recordemos que desde el Nuevo Pacto el sacerdocio incluye a todos los creyentes que han nacido de nuevo. Para el Señor todos los cristianos somos “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 Pedro 2:9) y hay muchas maneras de servirle: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).

Tengamos siempre presente que no existen ocupaciones religiosas y no-religiosas. Para el creyente, todas lo son: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23). ¡Todo! ¡Sin distinción entre una parte de la vida y otra!

Mostremos una sola cara sin dividirnos en dos. Seamos verdaderamente genuinos.

Contribuido de:





lunes, 23 de mayo de 2016

Una esposa cristiana

CONSEJOS  PARA UNA ESPOSA

Palabras de mi esposa Ana Ysabel Acosta, en las bodas de Viterbo Lizardo y Laura de los Santos, hermanos en la fe.

I. Ama a tu esposo y modela a Cristo en tu vida
Tu primer amor debe ser para el Señor, Mateo 22:37-38 "37 —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” y en segundo lugar debes amar a tu esposo, amalo con total integridad, entrega, compromiso, alegría y pasión.
Busca como esposa cristiana reflejar el carácter de Cristo delante de tu esposo, en tu trato con él, cuando estas bajo presión y más aún cuando tu esposo necesita de tu apoyo. Dios te ayudará en esta tarea pues esto no lo podemos hacer solos, sino Como dice 1 Corintios 15:10 "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy;

II. Sujétate a tu esposo
Pablo en Efesios 5:22-23 llamó a que “las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador
La mujer está llamada a sujetarse a su esposo como una muestra de reverencia a Dios. Esto es algo que el enemigo ha dañado en el corazón de las mujeres haciéndonos creer que no rebajamos cuando hacemos esto, pero nada más lejos de la verdad porque si obedecemos al Señor en esto, caminaremos gozosas en el matrimonio.

III. Se su ayuda idónea
El rol de la mujer dentro del matrimonio es ser ayuda idónea para su esposo, Génesis 2:18. Ayuda idónea en el plano espiritual, emocional y físico. 
Ora e intercede por tu esposo, se sensible a sus necesidades de afectos y de cercanía física.   Demuéstrale tu amor con pequeños detalles dentro del hogar, hazlo sentir amado y especial, que su hogar sea un lugar de deleite y donde él siempre se sienta seguro y deseoso de llegar.

IV. Sé sabia y prudente en el trato con tu esposo
Tienes que ser sabia con las cosas que declaras,  sobre todo cuando te diriges a tu esposo. Aun en los momentos de crisis y diferencias debes medir tus palabras para edificar y no para destruir. Debes siempre conservar la calma recordando que la “blanda respuesta quita la ira” Proverbios 15:1.
No expongas exponer los defectos, faltas o debilidades de tu esposo delante de otras personas, todo lo contrario es importante  para la estima del hombre que sus virtudes y sus aciertos sean reconocidos, especialmente por su esposa.

V. Se fiel a tu esposo
Este hombre con el cual te unes hoy es el Regalo de Dios para tu vida. Sé fiel a él con tu corazón, tus pensamientos y tu cuerpo. Que tus ojos solo sean para mirar a tu esposo, honrando el pacto que hoy haces delante de Dios. Fidelidad a tu marido y a tu familia, también es fidelidad a Dios.
Dios les bendiga mucho y sean felices por siempre!!!!

domingo, 22 de mayo de 2016

Eres líder, pero tu líder es Jesús

Algunos consejos para mi hermano Viterbo

Mis hermanos en la fe, Viterbo Lizardo y Laura de los Santos, contrajeron matrimonio anoche. Pidieron a mi esposa, Ysabel, y a mi, que como parte de la ceremonia le diéramos algunos consejos. Ysabel se dirigió a Laura, yo me dirigí a Viterbo. Aquí mis consejos para mi hermano Viterbo.

Tú eres el líder del hogar, pero tu líder es Jesús. Estas llamado a ser el líder de hogar que Laura desea, del cual se ha enamorado, que ella admira. Sin embargo, te aconsejo que para lograrlo tengas siempre los ojos puestos en Jesús. Busca ser como El, que El sea tu modelo para ti en todo, sea tu fuerza, tu refugio en los momentos difíciles, tu amigo, consejero y Señor.

Trata a Laura como vaso más frágil. Esto es fácil de decir, pero a veces no tan fácil de vivir. Cuida el tono de tu voz, cuida tus gestos bruscos, cuida de no mostrar desconfianza hacia ella. Busca mantener en ella la bella sonrisa que te atrae, encendido su rostro por la alegría, el orgullo de ser tu esposa. Aprende a llorar con ella y a reír con sus alegrías, aprende a celebrar sus logros y a animarla a seguir adelante.

Lucha por el sustento de tu hogar. Puede que las situaciones económicas sean difíciles, puede que por momentos te abrume la incertidumbre sobre las finanzas de tu hogar, pero mantén siempre la actitud de hombre responsable. Nunca –oye bien, nunca- asumas la actitud de “mantenío”, sino todo lo contrario. Es un tema de actitud que la mujer valora (y a veces no tanto de cuánto traes o no traes a la casa). Dios te abrirá puertas para garantizar el sostén de tu hogar, para que el pan no falte a tu mesa, pero como Josué “esfuérzate y sé valiente”.

Recuerda que eres la brújula tanto en la fe como en el proceso de madurez de tus hijos e hijas (que espero sean numerosos). No escurras el bulto. No saques los pies a esta responsabilidad. No creas que es tu mujer la responsable o la escuela o la Iglesia. Tú eres el líder en el hogar y tú la brújula que debe indicar el norte a tus hijos e hijas. El norte en la fe, en los valores, en la sexualidad, en el trato con la mujer… no lo olvides, eres la brújula de ellos y la brújula tuya es el Señor. Que ellos quieran ser como tú porque tú quieres ser como Jesús, que seas una luz moral clara en su formación o inquietudes.

Te recomiendo no olvidar nunca que eres parte de una familia, la familia de Dios. No estás solo, Viterbo. Muchos hombres hemos estado antes que tú donde tú estás hoy, tenemos alguna experiencia, oramos por ti y somos tus amigos. Somos parte de una iglesia de hermanos que te acompaña. Pero no te alejes del fogón que somos, o te apagarás en la fe y en el matrimonio y en la vida.

Finalmente, dale a cada cosa su lugar, estableciendo con claridad los límites con relación a tu familia y a la familia de Laura, a los amigos. Establece con claridad que ustedes dos son una unión en que no caben terceros, más que de mutuo acuerdo y para ayudar en puntos específicos. Sé celoso guardián de la intimidad y de tu hogar.

Que Dios te bendiga.

jueves, 12 de mayo de 2016

Una opción

¿Por quién votar en estas elecciones?
Pastor Rafael Montalvo

Siempre me he inclinado a bendecir a mis hermanos en la fe, tomando en cuenta la exhortación del apóstol Pablo en Gal. 6:10 “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente (especialmente) a los de la familia de la fe.” De modo, que si necesito un mecánico, ingeniero, electricista, o cualquier otro servicio, prefiero darle la prioridad a mis hermanos antes que a los demás.

Aunque esto no signifique que no utilice servicios de no cristianos. O que solo vaya a restaurantes cristianos, compre en supermercados cristianos, etc. El ponerme en contacto con no cristianos es siempre una oportunidad para compartirles las Buenas Nuevas de salvación.

En estas elecciones del 2016, sé que hay un buen grupo de cristianos como candidatos a diferentes posiciones. Conozco una parte de ellos, como personas integras, de buen testimonio y de valores cristianos y morales. Además, con capacidad.

Prefiero votar por mis hermanos que por aquellos que no conocen al Señor. Y orar para que Dios los guíe, les llene de Su gracia y sabiduría y los use como canales de bendición para nuestra nación.


¡Pido a Dios que ilumine Su pueblo para no dejarnos llevar por pasiones políticas, ambiciones personales y tradición partidaria, sino que busquemos el bien de nuestra República Dominicana!