domingo, 29 de marzo de 2015

Análisis / Los protestantes en RD (1)

Cifras del protestantismo en República Dominicana (1/5).

El catolicismo perdió 4% en 60 años (1910-1970) al pasar de 98 a 94%, pero la pérdida del 1970 a la fecha es dramática: pasó de 94 a 57%.
Milton Tejada C.

Un estudio cuantitativo del Pew Research Center da cuenta de las creencias y prácticas en torno a los cristianos en 19 países de América Latina. El documento posibilita no solamente conocer los números de la diversidad religiosa, sino también hacer interpretaciones socio culturales de tal diversificación e incluso algunas pautas que las iglesias evangélicas pueden considerar importantes desde el punto de vista pastoral.

El estudio del Pew Research Center es amplio, con todo y apéndices contiene 310 páginas, lleva por título. Religion in Latin America: Widespread Change in a Historically Catholic Region. Hay una versión condensada en castellano, que incluye los principales indicadores de la investigación.

En esta lectura el punto de interés no está en el informe de modo general, sino en los datos aportados para República Dominicana y, en específico, aquellas cifras que pueden resultar relevantes para los protestantes de este país. Lógicamente y como dijese hace un tiempito ya el teólogo católico Leonardo Boff: todo punto de vista es la vista desde un punto.

América Latina alberga el 40% de la población católica del mundo. Sin embargo, la participación del catolicismo al interior del continente ha ido descendiendo dramáticamente. Según la investigación, un 84% dijo haber crecido en el catolicismo o haber sido bautizado como católico, pero hoy sólo se identifica un 69% de la población (una pérdida de 15%). El protestantismo y aquellos que dicen no tener ninguna afiliación religiosa, en cambio, han crecido al pasar de 9 a 19% y de 4 a 8% respectivamente. Es decir, uno de cada cinco latinoamericanos se dice hoy protestante.
                              
En República Dominicana esta pérdida neta del catolicismo se aceleró en el último medio siglo y es más dramática que el promedio del continente. El catolicismo perdió cuatro puntos porcentuales en 60 años: pasó de 98% a 94% del 1910 al 1970. Sin embargo, de 1970 a 2014 la pérdida neta fue de 37%, quedando en 57% de la población!

En este informe, "protestantes" se utiliza ampliamente para referirse a los miembros de las iglesias protestantes históricas (por ejemplo, bautistas, adventistas, metodistas, luteranos o presbiterianos), miembros de iglesias pentecostales (por ejemplo, de las Asambleas de Dios, la Iglesia Pentecostal de Dios o de la Iglesia Cuadrangular Evangélica) y miembros de otras iglesias protestantes. Menos de una cuarta parte de los protestantes en la mayoría de los países encuestados dicen que pertenecen a una iglesia protestante histórica. Aproximadamente la mitad dicen que pertenecen a una iglesia pentecostal. Y, en la mayoría de los países, al menos un cuarto dicen que pertenecen a otra iglesia protestante o que no saben su denominación.

La situación en República Dominicana

En República Dominicana (RD) el 75% de los dominicanos dijo haber sido criado o bautizado católico, pero hoy sólo el 57% se dice católico, una caída del 18%. Este porcentaje es más bajo que el promedio de América Latina que se ubicó en 69%. La afiliación protestante, según la encuesta comentada, es del 23% y los que no tienen ninguna afiliación alcanzan el 18% (sólo Uruguay en la región tiene un porcentaje más alto, 37, de personas que afirman no tener ninguna religión particular), y los que tienen otra afiliación religiosa alcanzan, en RD, el 2%.

RD es, por lo tanto, una nación todavía mayoritariamente católica, pero uno de cada cinco dominicanos es protestante y casi uno de cada cinco dominicanos no tiene ninguna afiliación religiosa.

Un dato curioso es que el pentecostalismo en América Latina (creer en la oración de sanidad, hablar en lenguas y el don de profecía) no es un fenómeno exclusivamente protestante, sino que algunos grupos católicos también asumen este concepto. En el caso dominicano, lo hace el 67% de los protestantes y el 50% de los católicos y el universo de los que han sido testigos –aunque no asuman- de estas prácticas alguna vez en sus iglesias es todavía mayor: el 90% de los protestantes y el 77% de los católicos afirma haber presenciado alguna vez de esta práctica en la Iglesia a la que asiste (o se Congrega, según el lenguaje protestante).

Un tránsito con explicaciones
El que hoy en día el 23% de los dominicanos se asuma como cristiano evangélico o protestante, según esta encuesta, se ha hecho a costa del catolicismo. El 48% de los protestantes afirmó que fue criado como católico. Las primeras cinco razones que adujeron los protestantes provenientes del catolicismo para dejar su Iglesia en República Dominicana son:

·         Busca una conexión personal con Dios – 81%.
·         Disfruta de estilo de adoración en la iglesia nueva – 69%.
·         Se busca un mayor énfasis en la moralidad - 62%.
·         Ha encontrado ayuda en miembros de la Iglesia – 57%.
·         Ha sido evangelizado (alcanzado) por un miembro de la Iglesia – 55%

Además, otra razón de este crecimiento es que los protestantes son más propensos a compartir la fe que los católicos. En el caso dominicano, el 37% de los protestantes dice compartir sobre su fe al menos una vez por semana, versus el 20% de los católicos (una diferencia de 17%).

También es probable que influya el compromiso y la asunción de prácticas religiosas. Para el 78% de los dominicanos la religión es un tema central en sus vidas. Sin embargo, este porcentaje alcanza el 88% en los protestantes versus el 84% en los católicos.  Además, los protestantes también tienden a ser más comprometidos con temas como la asistencia a los servicios religiosos, la oración diaria, así como la participación en la vida de la Iglesia en grupos pequeños, ministerios, escuela dominical…

La juventud es una edad propicia para la conversión desde el catolicismo al protestantismo. En República Dominicana, el 58% de los protestantes provenientes de la religión católica hicieron su transición antes de los 25 años (40% después de los 25 años).

Si desea la versión español en PDF del estudio, puede solicitárnosla.


Continuaremos.

jueves, 26 de marzo de 2015

Perspectiva / La reelección presidencial

La reelección presidencial ¿Es buena o mala?
Por Rafael Montalvo Achécar
Pastor Iglesia Cristiana

Es sorprendente y frustrante cómo las leyes y la institucionalidad en nuestro país son manejadas de manera antojadiza y unipersonal.
La Reelección Presidencial es diabólica cuando se trata de una persona y divina cuando se trata de otra. Depende de las circunstancias y quién es el proponente o el candidato. No nos manejamos por un sistema, por valores, por lo que consideramos y decidimos como correcto, sino dependiendo de los intereses del momento.
Es como si yo me mudara a un sector y me conviene que una calle cambie de dirección y legislamos para que de ahora en adelante se haga de esta manera, pero si me voy del sector y llega otra persona y le conviene que se cambie nuevamente la dirección de esa vía, entonces la cambiamos. De modo que no depende de un sistema, de un análisis, de una conclusión, de la conveniencia de todos los habitantes de ese sector sino del interés de UNA persona.
Decimos de manera ligera: “las leyes son modificables, la Constitución se puede ajustar o cambiar…depende de las circunstancias...”. ¡De esta manera NUNCA creceremos institucionalmente! ¡NUNCA avanzaremos!
Debemos comenzar a RESPETAR nuestras leyes, RESPETAR lo establecido, ponernos TODOS debajo de la Ley. ¡En algún momento debemos comenzar!
¡Qué lamentable que nuestra nación dependa de un grupo de personas sin valores, donde “nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”! ¡Qué pena que somos dirigidos por personas cuyo “fin justifica los medios”!
¡Pedimos a Dios que nos de hombres y mujeres que le amen, que le teman y que amen nuestra patria con todo su corazón!

miércoles, 18 de marzo de 2015

Desde la fe / Vida eterna

Aunque no haya vida hay esperanza

Si Cristo es primicias, significa que hay una garantía de que lo que ha ocurrido con él ocurrirá con los suyos.
Wenceslao Calvo

Amanecer en el cementio de Chelmek.
Entre los dichos más usados en las conversaciones cotidianas está el de: 'Mientras hay vida hay esperanza.' Está totalmente extendido y si las estadísticas fueran la prueba de la veracidad de algo, entonces esa frase sería auténtica. Pero no siempre la estadística es reflejo de la verdad. Y en este caso es así especialmente.

Hay tres nociones sobre la vida y a cada una de ellas va asociada una clase de esperanza. Existe la noción de vida miope, que consiste en creer que la existencia se limita a nuestra estancia en este mundo. Está basada en el materialismo, el cual enseña que la realidad última y única que lo sustenta todo es la materia. Todo es materia y desapareciendo ésta no queda nada. Hay muchos que siguen esta creencia, aunque no están del todo seguros de ella, por lo menos si nos atenemos al lema que hace unos años lanzaron un grupo de ateos con aquella frase que comenzaba: "Probablemente Dios no existe…" Ese "probablemente" dejaba entrever una duda sobre su negación. La esperanza asociada a este tipo de noción de vida es semejante a la que tiene el avestruz para volar, es decir ninguna. El pesimismo envuelve a los que siguen esa manera de entender la vida, pues nada hay que esperar cuando se acabe.

Existe la noción de vida incompleta, que consiste en creer que hay vida después de esta vida, pero que la misma es sólo para el alma. El alma perdura, aunque el cuerpo es aniquilado. La esperanza consiste en esa vida incorpórea, en la que coinciden diferentes creencias y religiones, e inmortalidad sería la palabra clave que definiría esta noción.

Pero está la noción de vida verdadera, que consiste en que hay vida después de esta vida, para el alma y también para el cuerpo. La esperanza aquí es plena, porque abarca toda nuestra personalidad, la parte inmaterial y también la parte material, siendo resurrección la palabra que define esta noción.

En el Nuevo Testamento hay tres clases de resurrecciones: Provisional, primordial y universal.

La resurrección provisional está ejemplificada en varios casos, como el de Lázaro o el del hijo de la viuda de Naínii, en el que personas que han muerto vuelven a la vida. Es provisional porque esas personas volvieron posteriormente a morir. Pero son casos premonitorios de lo que un día sucederá de forma definitiva y muestran el poder de Jesús sobre la muerte. Como en la muerte no hay grados, a diferencia de la enfermedad, da lo mismo resucitar a alguien que lleva cuatro días muerto que a otro que lleva cuatro mil años. Si alguien tiene poder para hacer lo primero también lo tiene para efectuar lo segundo. El que resucitó a Lázaro también puede resucitar a Abraham.

La resurrección primordial es la resurrección de Cristo, quien por ella se convierte en primicias y primogénito de los que han de resucitar. Primicias tiene que ver con lo que sucede primero, siendo una palabra empleada por los agricultores para referirse al primer fruto que anuncia la cosecha. Si Cristo es primicias, significa que hay una garantía de que lo que ha ocurrido con él ocurrirá con los suyos. Su resurrección es la prueba irrefutable de la de ellos. Primogénito significa que él es el arquetipo según el cual los demás van a ser modelados. La humanidad de Cristo se convierte en la primera en experimentar no una resurrección provisional sino definitiva y no una resurrección natural sino gloriosa. Él se convierte en la piedra angular de la nueva creación, que trasciende a la actual.

La resurrección universal compete a todos los seres humanos, a los que creen y a los que no creen, a los que viven piadosamente y a los que viven sin temor de Dios. Pero aquí se abre una encrucijada en la que dos caminos se separan, porque uno lleva a una resurrección de vida y el otro a una de condenación. Ambas resurrecciones tienen una característica en común: Un cuerpo indestructible. Pero mientras en la primera es indestructible para bendición y gloria, en la segunda lo es para tormento y vergüenza. Es el gusano que nunca muere.

¿Cuál es el factor determinante que separa estas dos resurrecciones? Lo bueno o lo malo que se haya hecho en esta vida. Pero antes de llegar a conclusiones equivocadas sobre lo que significa lo bueno y lo malo, es mejor que sea Jesús quien nos explique en qué consiste lo bueno. Cuando la gente le preguntó qué debía hacer para poner en práctica la voluntad de Dios, él les dijo que la obra de Dios era que creyeran en quien él había enviado. Este creer no es una fe intelectual ni ociosa, sino una confianza plena en la persona de Cristo y su obra. Esa fe viva desemboca en buenas obras. Del mismo, Jesús describe en qué consiste lo malo, que es el rechazo a la luz porque expone el pecado. Lo malo es la negativa a venir a la luz, porque no se está dispuesto a reconocer y abandonar el pecado.

Si alguien ha muerto, pero ha muerto en Jesús, es falso el popular dicho de que mientras haya vida hay esperanza, porque la palabra es: 'El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.' Es decir, para cualquier otro el dicho popular rige, pero para el cristiano no, porque aunque no haya vida hay esperanza.

(Leer Juan 11:41-44; Lucas 7:14; Marcos 9:44; Juan 5:28-29; Juan 6:29; Juan 3:18-20; Juan 11:25).