domingo, 9 de noviembre de 2014

La levadura del pan

Un avivamiento espiritual

“Qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera, qué cosa fuera la masa sin cantera…” oigo cantar a Mercedes Sosa en este domingo 9 de Noviembre. Nos encontramos en Jarabacoa mi esposita Ana Ysabel y yo. Necesito pisar el freno –y bien a fondo-. Es una ocasión propicia para hacerlo.

Luego de disfrutar de un rato de piscina y de dormir en el Gran Jimenoa, decidimos ir a la iglesia Fraternidad Cristiana “Amor a Quisqueya”  que preside un hermano nuestro, el pastor Popin, quien se encuentra de viaje. Predica una de las líderes, Sandra (disculpen que no escuché el apellido). Me encontré otros amigos: Los Luna (que también son parte de la Iglesia a la que asisto en Santo Domingo, presidida por el Pastor Rafael Montalvo); Pedro Brioso, Valentín (un artista de Jarabacoa que se encuentra cerca del creador), una maestra de mi hijo Luis…

Sandra nos interpela: si queremos un avivamiento, empieza por nosotros. Si nos creemos suficientemente buenos, no será posible (es la misma idea que compartí hace unas semanas al exponer mis reflexiones sobre Romanos 1 y 2).

Aquí comparto sus palabras (más o menos, cualquier equivocación es mía, no de ella).

Un avivamiento es una pequeña llama que se enciende.

Avivamiento: el pueblo de Dios corriendo a arrepentirse... no son las multitudes que no conocen a Dios (eso es un fruto). El avivamiento empieza por el Pueblo de Dios, y empieza corriendo a arrepentirse.

Salmo 85:6
"No volverás a darnos una nueva vida para que TU PUEBLO se regocije en ti...?"
Si el salmista reclama una nueva vida es porque no tiene. ¿Es posible que el Pueblo de Dios esté sin vida? La tragedia más grande es creer que tiene vida y estar muerto...

La advertencia a una de las 7 iglesias fue esa: estas muerta... y habla a la Iglesia, no habla a los inconversos del mundo. El avivamiento empieza en la Iglesia, no fuera. El quebrantamiento es condición. Cuando tú y yo, el Pueblo de Dios, lloramos por nuestros pecados. 

Cuando nos creemos muy vivos no clamamos para que venga la vida de El sobre nosotros... jamás el que se cree muy vivo va a pedir misericordia.

La Iglesia primitiva tuvo su avivamiento, con tal impacto que a nosotros llegó. Muerte de Jesús y resurrección, una historia todavía gris. Esperen el Espíritu Santo... se reunían y se reunían a orar. 

Hechos 2:1-4: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. TODOS fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse".


¿Será que Dios ha cambiado o que su Iglesia no es la del inicio? ¿Será que Dios se cansó de querer derramar su presencia sobre nosotros? ¿Es Dios o somos nosotros?

Los que buscaron, encontraron. Ese grupo de gente buscó y encontró, se les dio.

QUÉ PASA CUANDO VIENE LA PRESENCIA DE DIOS A LA IGLESIA

Una Iglesia viva significa que está llena del Espíritu de Dios. 

Frutos del avivamiento:

1. Denuedo al hablar. Pedro da tremendo discurso: les invito a que se acerquen a Dios porque en El tienen paz, vida en abundancia...no. Les dijo: ustedes son unos asesinos y Jesús, a quien asesinaron, tiene perdón de pecados. Y la gente se compungió, entendió la magnitud de su pecado y preguntan: qué necesitamos hacer.


2. Sanidades. La gente era sanada. Los cristianos obraban milagros. "Lo que tengo, te doy...". Oro ni plata tengo... no eran gente de poder económico, pero tenían algo mejor que dar. Hechos 3:7-8... Lo que podemos dar a la gente es mucho más que dinero.

¿Será que ya no podemos hacer sanidades? ¿Por qué? ¿Qué ofrecemos a aquellos que están pidiendo, qué le vamos a dar?

"Todas eran sanadas...".  

3. Empezaron a compartir sus necesidades. Las necesidades de uno eran necesidades del otro. Es el sentido de fraternidad.  Hechos 4:33-35. "Los apóstoles,  a su vez, con gran poder, seguían dando testimonio... pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos... a cada uno según su necesidad".

Dios no ha cambiado. El corazón de Dios, su deseo, es que nos parezcamos a esa Iglesia. El evangelio es para valientes, no es para cualquier persona. Es vivo, tu vida diaria. 


Cuando miramos la necesidad de otra persona... ¿la consideramos nuestra? Así nos vemos, así ves a tu hermano? "Yo, resuelvo lo mío..." se convierte, lamentablemente, en nuestro estilo de vida y por eso nos convertimos en una Iglesia que no ve a Dios, que lo menos que está es viva...

Lo más triste es creernos vivos cuando estamos muertos...

4. Dios y su causa eran su vida. Se convirtieron en gente que no pensaron si perderían su libertad. No les importó esto. A Esteban no le importó su vida. Lo que deseaban hacer no era nada, era: qué quieres tú, Señor, y a quién tú quieres... Se dedicaron a Dios, a lo que Dios quería para sus vidas. 

¿Habrá algo que necesitemos como Iglesia? ¿Nos falta, qué...?


Muchas veces soñamos con muchas cosas para nuestro país, queremos algo especial para esta tierra... un pedacito de tierra con muchos problemas, pero deseo que cuando alguien se levante por justicia, se vea. PERO sé que no sucederá nada si el Pueblo de Dios no se vuelve a Él. Lo que queremos ver en esta tierra va a empezar por ti y por mí, y si en ti y en mí no pasa nada, aquí no va a pasar nada. República Dominicana seguirá siendo lo que siempre ha sido.

Si un grupo de creyentes, un grupito, se vuelve a Dios de todo corazón, se duela de su pecado... Si El me dio vida, mi vida le pertenece a Él.  Si no es así, no veremos lo que queremos ver.

Tenemos un problema, el arrepentimiento tiene que seguir vigente hoy, hasta el final de mis días. Necesito que mi pecado sea redimido, necesito arrepentirme. Un corazón contrito y humillado, Él no lo desprecia. La iglesia primitiva, un grupito de gente, trastorno el mundo entero.

Quiero ser parte... y tengo que quebrarme delante de la presencia de Dios. Es rogar... hasta cuándo, y declararme muerto. Sin Ti no hay esperanza para mi vida. Si Dios no me perdona cada día, no hay esperanza. Tengo una salida: arrepentirme delante de Él.


2 comentarios:

Ansel =) dijo...

Magnífico. Sencillamente genial.
Gracias, Milton, por recordarnos avivar nuestros corazones. ¡Sin desperdicios!

Abrazos,
A

Unknown dijo...

Estoy con la boca abierta. Es precisamente mi tema de conversación hace un tiempo. Bendito sea Dios!