sábado, 29 de noviembre de 2014

Hablar...con el corazón

HABLAR CON EL CORAZÓN


Qué significa hablar con el corazón? He aquí algunos “tips” ofrecidos por Jaime Fernández en Protestante Digital. Nos haría mucho bien seguirlos.

“No hay nada tan importante en la vida como saber hacer las cosas más sencillas. Ellas son las que marcan la diferencia en las relaciones. No lo que nosotros creemos trascendental, sino el aprender a hablar con el corazón”, nos dice Fernández.
  • Decir “te quiero” sinceramente, a la gente que quieres.
  • Cuando digas “lo siento”, mira a quien lo dices a los ojos.
  • Ama profunda y apasionadamente. Podrás salir lastimado, pero es la única forma de vivir la vida plenamente.
  • Recuerda que un gran amor y un gran logro implican un gran riesgo.
  • Llama a tus padres y sé agradecido.
  • Cásate con una persona con la que te guste hablar y estar juntos. Con el paso del tiempo, la conversación y el cariño crecen, mientras otras cosas que creíamos importantes, disminuyen.
  • Aprende a disfrutar de algún tiempo a solas.
  • Recuerda que a veces el silencio es la mejor respuesta.
  • Ejercita tu paciencia. Muchos no saben esperar y pierden casi todo, a veces hasta su propia vida. 
  • Vive una vida buena y con sentido. Cuando tengas muchos años, disfrutarás recordando lo ocurrido, y tendrás la oportunidad de revivirla otra vez.
  • Aprende a disfrutar de Dios y de todos sus regalos.
  • No interrumpas a alguien cuando te halaga.
  • Una vez cada año, ve a algún lugar en el que no hayas estado antes.
  • Aprende de memoria tu poema favorito.
  • Habla con Dios todas las veces que puedas, en todos los lugares en los que puedas.
  • Visita a tus amigos cuando lo necesitan.
  • Siempre que puedas, habla con el corazón.  



lunes, 24 de noviembre de 2014

Actual / Biblia y corrupción

Biblia y corrupción:
"Maldito el que acepte soborno" dice la Biblia
La Biblia condena la corrupción -lacra de nuestra sociedad- como un grave pecado en numerosas citas escritas hace miles de años como si fuera hoy.
Javier Losano

La corrupción no entiende ni de regiones ni de siglas políticas. Los escándalos se han producido en todas las comunidades y en todos los partidos. Donde ha habido poder ha habido corrupción.

Un mal ancestral
Tan de actualidad pero a su vez tan antigua. Pese a la enorme dimensión de los casos que copan las portadas la corrupción es casi tan antigua como la vida misma. Desde hace miles de años ha habido casos de este tipo y también entonces los autores fueron reprendidos, aunque no siempre con facilidad.

La Biblia recoge ejemplos de ello y sobre todo condena estas prácticas, extendidas a lo largo de la historia y por todo el orbe. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo muestran cómo el "justo" debía luchar contra el soborno, el fraude, el abuso laboral y el robo de aquello que recaudaban a los que trabajando debían pagar sus impuestos. Como si tiempo no hubiera pasado.

La corrupción para el cristianismo entraña un pecado grave pues es una agresión al prójimo y también al bien común. Aunque de carácter más general dos de los diez mandamientos engloba este tipo de actuaciones. Concretamente el que dice: "no codiciarás los bienes ajenos" y el que sin medias tintas afirma que "no robarás".

Además de ellos, la Biblia está repleta de alusiones muy explícitas a una corrupción que se asemeja mucho a la que está destruyendo España y en las que se marca el camino que el "justo" debe seguir.

Es gigantesco el número de textos que inciden en que nadie (y especialmente quien sigue a Jesús) no puede, o mejor dicho no debe, caer en la injusticia, el abuso y los actos ilegales en torno al poder y el dinero. Sin embargo a menudo sólo se subraya de la Biblia lo relativo a la moral sexual olvidando estas otras áreas tan importantes.  

Antiguo Testamento

El gran profeta Isaías ya aseguraba en el siglo VIII antes de Cristo que "el que rehúsa ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la mano para no aceptar soborno, el que se tapa las orejas para no oír hablar de sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal. Ese morará en las alturas, subirá a refugiarse en la fortaleza de las peñas, se le dará su pan y tendrá el agua segura". (Is. 33, 15-16).

El libro de Levítico, uno de los que forma el Pentateuco y escrito unos 1.500 años a.C cita también: "no hurtaréis; no mentiréis ni os defraudaréis unos a otros" (Lv 19, 11). En él igualmente aparece que "no haréis sentencias injustas, ni cometeréis injusticias en pesos y medidas. Tened balanza, pesas y medidas exactas" (Lv 19, 35).

El Deuteronomio, otro de los grandes libros del AT muestra referencias claras: "no torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás soborno, porque el soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las palabras de los justos". (Dt, 16, 19). En otro punto escribe que "maldito quien acepte soborno para quitar la vida a un inocente" (Dt 27, 25).

 También el libro de los Salmos contiene distintas referencias a esta lacra. "No morará en mi casa quien cometa fraude" (Sal 101, 7). "No juntes mi alma con los pecadores, ni mi vida con los hombres sanguinarios, que tienen en sus manos la infamia, y su diestra repleta de soborno" (Sal 26, 10).

En el libro de Samuel, por ejemplo, se citan también los presentes como agasajo para conseguir favores: "sus hijos no siguieron su camino: fueron atraídos por el lucro, aceptaron regalos y torcieron el derecho" (I Sam 8, 3). El profeta Daniel tiene un mensaje para un colectivo cuestionado. "Envejecido en la iniquidad, ahora han llegado al colmo los delitos de tu vida pasada, dictador de sentencias injustas, que condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables" (Dn 13, 53).

Hay muchísimas referencias más entre los libros y profetas del Antiguo Testamento que inciden en estas mismas cuestiones.

El Nuevo Testamento

Las referencias a sobornos, extorsiones y fraude en general también tienen gran cabida en los Evangelios así como entre los apóstoles en sus cartas posteriores, especialmente en San Pablo.

Quizás el ejemplo más claro es Zaqueo, un recaudador de impuestos que se había enriquecido defraudando aún más a su pueblo y que ve pasar a Jesús a su paso por Jericó. Su conversión fue inmediata y en el Evangelio de Lucas se cuenta que conmovido fue consciente de lo que había hecho hasta entonces afirma: "daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruple".

También en Lucas aparece un pasaje de Juan Bautista, al que acudieron muchos a bautizarse entre los que había personas que no actuaban cumpliendo las normas. El pasaje dice así: "Preguntáronle también unos soldados: 'Y nosotros ¿qué debemos hacer?' El les dijo: 'No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada". Igualmente, en Mateo se cuenta que los sumos sacerdotes "sobornaron" a los guardias que custodiaban el sepulcro cuando Jesús resucitó para que no dijeran la verdad.

San Pablo en su carta a los Romanos habla de la importancia de no evadir impuestos ante una costumbre extendida entonces. El apóstol de los gentiles insta a esta comunidad: "por eso precisamente pagáis los impuestos, porque son funcionarios de Dios, ocupados asiduamente en ese oficio Dad a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor. Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha cumplido la ley".   Imprimir TAGS Sobornos Justicia Corrupción Biblia   



jueves, 13 de noviembre de 2014

Pastoral Evangélica / Contra la corrupción

Contra la cultura de corrupción

La Confraternidad Evangélica Dominicana (CONEDO) lamenta la cultura de corrupción instaurada en nuestros países y en específico en nuestra nación. Desde nuestro corazón como creyentes queremos expresar lo siguiente:
1.   Creemos en un Dios justo y que aborrece la maldad. Él está en contra del fraude, del soborno, en contra de que se absuelva al culpable y se condene al inocente, de las balanzas falsas, de las leyes injustas. Una y otra vez, a través de los profetas, advierte a aquellos que en posición de liderazgo se burlan de su pueblo y lo corrompen.
2.   Creemos que Dios no puede ser burlado. Que aunque escapemos de la justicia humana, nunca podremos escapar de la Divina. Todos un día daremos cuenta a Dios por nuestras acciones. “Según sembrare, así cosecharás” (Gálatas 6:7).
3.   Creemos que el corazón del ser humano está inclinado hacia el mal y que solo Dios puede transformarnos desde dentro, cuando nos arrepentimos sinceramente y aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador.
4.   Creemos que Dios ha colocado los gobernantes y las leyes para dirigirnos por el buen camino de paz, orden y prosperidad, y así vivir en una sociedad en donde sea posible la equidad. Dios rechaza a quienes “aman el soborno y van tras las recompensas” (Isaías 1:23), a quienes “engordaron y se pusieron lustrosos… se hicieron prósperos y la causa de los pobres no atendieron” (Jeremías 5:28), que se han llenado de riquezas podridas (Santiago 5:1).
Sobre estas convicciones puestas como fundamento, la Confraternidad Evangélica Dominicana (CONEDO) quiere expresar lo siguiente:
1.   La persecución de las malas acciones y de la corrupción en una sociedad no debe ser circunstancial, sino constante, permanente. No debe ser coyuntural, sino la norma.
2.   Las leyes deben ser iguales para todos. Ningún hecho contra la ley debe quedar impune. Si la maldad aumenta es porque no se aplica la ley. Si la ley se aplica a unos sí y a otros no, crea irritabilidad, indignación y deseos de seguir el camino de los malos.
3.   El orden, la obediencia a la ley y la integridad deben ser modeladas, motivadas e instauradas (aplicadas) desde las altas instancias de nuestra sociedad. Cabezas de familia, presidentes de instituciones, líderes religiosos, funcionarios públicos y privados, congresistas, jueces, presidente de la nación y todo aquel que tenga una posición de liderazgo.
4.   La corrupción ha creado un espíritu de “damelomío” y no se detendrá mientras la norma sea la impunidad, tendiendo a involucrarnos a todos y a hacerse sistémica.
Como creyentes en Jesucristo, hacemos un llamado al pueblo evangélico y a la sociedad dominicana a levantar la voz, a enarbolar una cultura de integridad, a decir NO a las malas acciones, a ser diferentes, a reconocer positivamente las buenas acciones, a estar dispuestos a pagar el precio por ser íntegros y a transformar nuestra nación.

Como ciudadanos, exijamos a nuestros líderes y gobernantes que se instaure una cultura de dar el ejemplo, de que  “la ley debe entrar por casa”.

Además, pedimos a nuestros hermanos en la fe a clamar por la salud de la nación, a orar intensamente a nuestro Dios para que nuestro país cambie.

Santo Domingo,

13 de Noviembre, 2014

domingo, 9 de noviembre de 2014

La levadura del pan

Un avivamiento espiritual

“Qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera, qué cosa fuera la masa sin cantera…” oigo cantar a Mercedes Sosa en este domingo 9 de Noviembre. Nos encontramos en Jarabacoa mi esposita Ana Ysabel y yo. Necesito pisar el freno –y bien a fondo-. Es una ocasión propicia para hacerlo.

Luego de disfrutar de un rato de piscina y de dormir en el Gran Jimenoa, decidimos ir a la iglesia Fraternidad Cristiana “Amor a Quisqueya”  que preside un hermano nuestro, el pastor Popin, quien se encuentra de viaje. Predica una de las líderes, Sandra (disculpen que no escuché el apellido). Me encontré otros amigos: Los Luna (que también son parte de la Iglesia a la que asisto en Santo Domingo, presidida por el Pastor Rafael Montalvo); Pedro Brioso, Valentín (un artista de Jarabacoa que se encuentra cerca del creador), una maestra de mi hijo Luis…

Sandra nos interpela: si queremos un avivamiento, empieza por nosotros. Si nos creemos suficientemente buenos, no será posible (es la misma idea que compartí hace unas semanas al exponer mis reflexiones sobre Romanos 1 y 2).

Aquí comparto sus palabras (más o menos, cualquier equivocación es mía, no de ella).

Un avivamiento es una pequeña llama que se enciende.

Avivamiento: el pueblo de Dios corriendo a arrepentirse... no son las multitudes que no conocen a Dios (eso es un fruto). El avivamiento empieza por el Pueblo de Dios, y empieza corriendo a arrepentirse.

Salmo 85:6
"No volverás a darnos una nueva vida para que TU PUEBLO se regocije en ti...?"
Si el salmista reclama una nueva vida es porque no tiene. ¿Es posible que el Pueblo de Dios esté sin vida? La tragedia más grande es creer que tiene vida y estar muerto...

La advertencia a una de las 7 iglesias fue esa: estas muerta... y habla a la Iglesia, no habla a los inconversos del mundo. El avivamiento empieza en la Iglesia, no fuera. El quebrantamiento es condición. Cuando tú y yo, el Pueblo de Dios, lloramos por nuestros pecados. 

Cuando nos creemos muy vivos no clamamos para que venga la vida de El sobre nosotros... jamás el que se cree muy vivo va a pedir misericordia.

La Iglesia primitiva tuvo su avivamiento, con tal impacto que a nosotros llegó. Muerte de Jesús y resurrección, una historia todavía gris. Esperen el Espíritu Santo... se reunían y se reunían a orar. 

Hechos 2:1-4: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. TODOS fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse".


¿Será que Dios ha cambiado o que su Iglesia no es la del inicio? ¿Será que Dios se cansó de querer derramar su presencia sobre nosotros? ¿Es Dios o somos nosotros?

Los que buscaron, encontraron. Ese grupo de gente buscó y encontró, se les dio.

QUÉ PASA CUANDO VIENE LA PRESENCIA DE DIOS A LA IGLESIA

Una Iglesia viva significa que está llena del Espíritu de Dios. 

Frutos del avivamiento:

1. Denuedo al hablar. Pedro da tremendo discurso: les invito a que se acerquen a Dios porque en El tienen paz, vida en abundancia...no. Les dijo: ustedes son unos asesinos y Jesús, a quien asesinaron, tiene perdón de pecados. Y la gente se compungió, entendió la magnitud de su pecado y preguntan: qué necesitamos hacer.


2. Sanidades. La gente era sanada. Los cristianos obraban milagros. "Lo que tengo, te doy...". Oro ni plata tengo... no eran gente de poder económico, pero tenían algo mejor que dar. Hechos 3:7-8... Lo que podemos dar a la gente es mucho más que dinero.

¿Será que ya no podemos hacer sanidades? ¿Por qué? ¿Qué ofrecemos a aquellos que están pidiendo, qué le vamos a dar?

"Todas eran sanadas...".  

3. Empezaron a compartir sus necesidades. Las necesidades de uno eran necesidades del otro. Es el sentido de fraternidad.  Hechos 4:33-35. "Los apóstoles,  a su vez, con gran poder, seguían dando testimonio... pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos... a cada uno según su necesidad".

Dios no ha cambiado. El corazón de Dios, su deseo, es que nos parezcamos a esa Iglesia. El evangelio es para valientes, no es para cualquier persona. Es vivo, tu vida diaria. 


Cuando miramos la necesidad de otra persona... ¿la consideramos nuestra? Así nos vemos, así ves a tu hermano? "Yo, resuelvo lo mío..." se convierte, lamentablemente, en nuestro estilo de vida y por eso nos convertimos en una Iglesia que no ve a Dios, que lo menos que está es viva...

Lo más triste es creernos vivos cuando estamos muertos...

4. Dios y su causa eran su vida. Se convirtieron en gente que no pensaron si perderían su libertad. No les importó esto. A Esteban no le importó su vida. Lo que deseaban hacer no era nada, era: qué quieres tú, Señor, y a quién tú quieres... Se dedicaron a Dios, a lo que Dios quería para sus vidas. 

¿Habrá algo que necesitemos como Iglesia? ¿Nos falta, qué...?


Muchas veces soñamos con muchas cosas para nuestro país, queremos algo especial para esta tierra... un pedacito de tierra con muchos problemas, pero deseo que cuando alguien se levante por justicia, se vea. PERO sé que no sucederá nada si el Pueblo de Dios no se vuelve a Él. Lo que queremos ver en esta tierra va a empezar por ti y por mí, y si en ti y en mí no pasa nada, aquí no va a pasar nada. República Dominicana seguirá siendo lo que siempre ha sido.

Si un grupo de creyentes, un grupito, se vuelve a Dios de todo corazón, se duela de su pecado... Si El me dio vida, mi vida le pertenece a Él.  Si no es así, no veremos lo que queremos ver.

Tenemos un problema, el arrepentimiento tiene que seguir vigente hoy, hasta el final de mis días. Necesito que mi pecado sea redimido, necesito arrepentirme. Un corazón contrito y humillado, Él no lo desprecia. La iglesia primitiva, un grupito de gente, trastorno el mundo entero.

Quiero ser parte... y tengo que quebrarme delante de la presencia de Dios. Es rogar... hasta cuándo, y declararme muerto. Sin Ti no hay esperanza para mi vida. Si Dios no me perdona cada día, no hay esperanza. Tengo una salida: arrepentirme delante de Él.