MARÍA, UNA MUJER COMÚN
Navidad es la fiesta de la
gente común y corriente, gente como tú y como yo.
Te digo esto porque a veces pensamos que seguir a Jesús es para
gente extraordinaria. Personas fuera de serie. Hoy quiero presentarte a una
mujer común, que aceptó ser utilizada por Dios para hacer posible que El
pudiera hacerse uno de nosotros, verdadero Dios, también verdadero hombre. Es
decir, para hacer posible la navidad. Esta mujer es MARÍA…. Quién era?
María, mujer de silencio y obediencia
En la
comunidad cristiana está claro algo: que María
es la madre de Jesús de Nazaret, y que Jesús es el Hijo de Dios que se hizo
hombre a través de María. El evangelio de Lucas 1:26-38 (NVI): nos relata el
nacimiento de Jesús. Y en el verso 38 hay una declaración fundamental de María:
38 —Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó
María—. Que él haga conmigo como me has dicho.
María es
una testigo privilegiada no sólo de la vida de Jesús, sino del sentido de esa vida para el pueblo de Israel. Una mujer de la
que nos habla el evangelista Lucas diciendo: "María
por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón" (2,
19), y vuelve a repetir: "Su Madre conservaba cuidadosamente todas las
cosas en su corazón" (2, 51).
Una mujer pobre, mujer de pueblo
Dios fue enteramente libre para escoger a la madre de su Hijo. ¿A qué
mujer escoge Dios, de entre tantas mujeres, para Madre de su Hijo hecho hombre?
Elige a una mujer judía. Elige a una mujer de una región, Galilea, despreciada por los de la capital
(Jn. 7,52), de un pueblito pequeño, más bien un caserío, del que se dice
"¿De Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn. 3,46). Es una mujer
campesina, no una princesa ni una
persona importante.
Una Señal
de su pobreza: da a luz a su hijo en un establo (Lc. 2,7-19). Al presentar la ofrenda en el templo, presenta la ofrenda de los pobres.
Jesús, incluso, es despreciado por ser hijo de una mujer de pueblo. Dicen de él
de una manera despectiva: es “el hijo de María" (Mc. 6,1-6).
Una mujer oprimida.
No olvidemos que María era judía.
Los judíos eran sometidos económica y militarmente por los romanos. Esta era
una sociedad extremadamente machista, que veía a la mujer como inferior en todo
al varón. Las hijas no tenían los mismos
derechos que sus hermanos varones, pero sí los mismos deberes. En lo
religioso, la mujer estaba equiparada a
los esclavos (paganos) y niños (menores). En la sinagoga, era impensable que una mujer leyese las
Escrituras.
Una mujer creyente, una mujer de fe,
Lo que Dios le propone depende de su libre consentimiento. Dios no la
obliga. Y es para inmediato, sin excusas, sin dilaciones. O lo tomas, o lo
dejas.
Dios le
está diciendo que va a tener un hijo. Ella no
sabe cómo, pues es solo la prometida de José y no ha tenido relación sexual.
Sin embargo, María ha escuchado a Dios en su corazón. Se ha fiado de El. Libremente ha dicho "SI" a Dios con
toda su vida: "Cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc. 1,38).
Fe que es al mismo tiempo confianza: creer, fiarse del otro; que es
amor: entrega total de la vida, desinteresada, generosa; que es también
cumplimiento fiel de la voluntad de Dios.
María, mujer obediente y solidaria
Cuando María se entera de la noticia del embarazo de su pariente, se
pone en camino inmediatamente para ir a ayudarla. No permanece pasiva,
encerrada en su mundo de jovencita embarazada que necesita atención, cuidados,
mimos.
María sale de su mundo, de sí misma y viaja " a toda prisa a la
montaña, a la provincia de Judea" (Lc. 1,39), lejos, a más de 120 km de
Nazaret para ayudar a Isabel. Su pariente es ya entrada en años, estéril hasta
ahora, primeriza y en el sexto mes de embarazo (Lc. 1,36-40.56)
SIN EMBARGO, COMO CRISTIANOS HEMOS DE ACLARAR QUE MARÍA NO ES LA
MEDIADORA ENTRE DIOS Y NOSOTROS. Es una de nosotros, mujer común, que puede
servirnos de modelo en estas cosas que hemos tratado. EL UNICO MEDIADOR ES
JESUCRISTO.
Y nosotras, qué
A veces decirle que SI a Dios no es nada fácil.
Puede que tu situación sea desesperada.
Puede también que, como cristiana reciente o de muchos años, te hayas acomodado
y te cueste trabajo “salir del cascarón”, extender tus fronteras, predicar el
evangelio, ser un instrumento como José y María para que el Señor pueda nacer
en muchos corazones, muchas puedan aceptar a Jesús como su Salvador y Señor.
Puede que, como mujer, tú te encuentres con tantas disyuntivas todos los
días, con tantas dificultades: una madre soltera, una novia cuyo novio quiere
ir más allá de lo permitido, un padre que no es responsable de sus hijos,
situaciones de violencia, de abandono, de dificultad… Tú, como María, no la
tienen fácil.
SIN EMBARGO, Dios quiere que nos comprometamos. No nos obliga. Quiere
una respuesta libre de nuestra parte.
¿Estás dispuesta tú a obedecer en el año 2014, que se aproxima, y ahora,
la voz de Dios y a hacerlo sin tardanza?
¿Estás dispuesto a arriesgarte a lo que dirán “las malas lenguas” porque
vives predicando el evangelio y
abandonas viejas costumbres y comodidades?
Si eres como José o como María, un hombre o una mujer común y corriente,
te doy una buena noticia: es a esos a los que Dios elige para que su nombre sea
glorificado. Una única condición: la obediencia.
Estas dispuesta a obedecer a Dios en este 2014? Si es asi entrega puedes decir como Josué: Mi casa y yo serviremos a Jehová.
Orar al
finalizar para que Dios nos permita un hermoso tiempo de navidad.
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