lunes, 1 de julio de 2013

Desde la fe / El precio del éxito

 El precio del éxito


Donde no hay bueyes, el pesebre está limpio;
pero mucho rendimiento se obtiene por la fuerza del buey.
Proverbios 14.4 (LBLA)

Este proverbio nos invita a hacer dos reflexiones importantes. En primer lugar, existe en todos nosotros una tendencia a darle prioridad en nuestras vidas a cosas que son secundarias. En este caso, el autor de Proverbios escoge el tema de la limpieza. Nadie en su sano juicio va a argumentar que es saludable vivir rodeado de suciedad, en condiciones poco higiénicas; pero he conocido muchas personas para las cuales la limpieza es una obsesión. Están dispuestas a pelearse con otros para defender e imponer condiciones de extrema higiene en su vida cotidiana, aunque estas sean innecesarias.

Podríamos trasladar esta obsesión a otros aspectos de la vida. Considere el tema de la puntualidad. Es importante ser puntual y mostrar respeto por el tiempo de los demás. Pero la persona obsesionada con el reloj insiste en la puntualidad aun cuando está de vacaciones y no existe horario alguno. O piense en la tendencia del perfeccionista. Para esta persona es inaceptable que un proyecto contenga imperfecciones. Creemos que es importante hacer todo con un grado de excelencia. Pero el perfeccionista no puede quedar satisfecho con algo menos que perfecto, aunque sea en una cosa insignificante.

En todo esto vemos lo propensos que somos, como seres humanos, a construir nuestras vidas alrededor de valores que tienen poca importancia en la dimensión espiritual de nuestra existencia. El desafío, entonces, es no dejar que este tipo de obsesiones dominen y controlen nuestra existencia.

El autor de Proverbios, sin embargo, nos está llevando a una segunda reflexión: Todo logro en esta vida trae consigo ciertos aspectos desagradables. No es posible alcanzar el éxito en un proyecto difícil si no estamos dispuestos a algunos sacrificios.
En el ejemplo que nos presenta el versículo de hoy la ilustración es clara: el buey es un animal indispensable para ayudar en las tareas del campo. Con el uso del buey el campesino puede avanzar mucho más en sus tareas que si tuviera que hacerlas solo. Pero cuando lleva al buey al pesebre, por la noche deja sus desechos en el piso. Es el precio de tener un buey. De la misma manera, quien desea alcanzar ciertas metas en esta vida, debe estar dispuesto a acarrear los costos que dicha conquista trae. ¿Quiere que la iglesia crezca? Debe estar dispuesto a que se llene de personas que no tendrán el comportamiento prolijo de los evangélicos. ¿Quiere ayudar a los pobres? Deberá estar dispuesto a caminar por el barro, y beber agua contaminada. ¿Quiere formar discípulos? Debe estar dispuesto a aguantar las inmadureces y necedades de ellos. Cada proyecto tiene sus aspectos desagradables. No pueden ser evitados. Nosotros debemos estar dispuestos a pagar el precio necesario para lograr el éxito.

Para pensar:

¿Qué cosas pueden estar ocupando un lugar más importante en su vida de lo que deben ocupar? ¿Cuál es el precio que debe pagar para crecer en los proyectos que tiene en este momento? ¿Qué pasos debe tomar para seguir avanzando hacia el éxito?

Tomado de: Alza tus ojos - Encuentros diarios del líder con Dios, de Christopher Shaw





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