De los viernes:
Ve más despacio
Milton Tejada C.
Somos una época en que se aprecia mucho el microondas, la eficiencia, la rapidez en el pensar y en el actuar, la comida rápida. Velocidad es sinónimo de productividad.
Hoy te comparto una idea sencilla que va en contra
de esa cultura: ve más despacio. Ideas que alimentó una charla que escuché de
Carl Honoré, escritor que afirma que “en un mundo adicto a la velocidad, la
lentitud es un superpoder”.
Se trata de hacer las cosas lo mejor posible en
lugar de lo más rápido posible. Se trata de saber cuándo es necesario ir más
rápido, pero también cuándo ir más lento. Aprender -si dice- a ralentizarnos. Aprender
a vivir a la velocidad justa.
Las consecuencias del estilo de vida “rápido” son
innegables, y van desde la superficialidad hasta enfermedades consideradas psicosomáticas.
Hay algunas cosas que influyen en que vaya más rápido
o que, por lo menos, constituyen indicadores o signos de que “estás acelerado”
y necesitas “desacelerar”. Por ejemplo:
·
Vives constantemente midiendo el tiempo, viendo
el reloj;
·
El cansancio continuo, al llegar al límite de lo
que puede hacer el cuerpo, la mente, el alma.
·
Sensación de superficialidad. Andar lento te
permite bucear en la esencia, profundizar.
·
Problemas de memoria, de recordar rápido, pues
no te tomas el tiempo para procesar y no ocupas espacios profundos de la
memoria.
Además, déjame decirte que ir más despacio tiene sus ventajas. Incluso, lo rápido se beneficia de lo lento, de momentos de lentitud, en que puedes ver las cosas en perspectivas, ser más creativo.
Las mejores ideas de muchos surgen en momentos
lentos (cuando, por ejemplo, te retiras a un lugar apartado, cuando te desconectas
y te enfocas). La endiablada prisa de nuestra sociedad, nuestras calles,
nuestros trabajos, mata la creatividad y mata la espontaneidad. Es decir, que
la lentitud es paradójica: los que ralentizan, los que pisan el freno, tienen
más posibilidades de gestionar mucho mejor un mundo rápido.
(Cuando pregunto: ¿Cómo estás? Suelo escuchar una
respuesta: “Todo bajo control”. Y siempre digo: Por favor, deja espacio a la
espontaneidad, a lo no planificado, a salir del riel de la velocidad extrema).
Se nos ha olvidado de cómo desenchufarnos. Se nos
ha olvidado de cómo hacer una cosa a la vez, cómo reducir la velocidad, cómo
vivir plenamente el momento.
Desde hoy te invito a renunciar a ser una persona “Next”,
renuncia a la distracción permanente de las pantallas (móviles, televisión,
computadoras, videojuegos, etc.) que te impiden que abordes las grandes
preguntas de la vida. Renuncia a ese concepto que hace lo lento algo “socialmente
pecaminoso”. ¡Lo lento es gracia, es gozo, es alegría!
Y si lo veo desde el punto de vista de nuestra fe,
entonces con más fuerza defiendo la idea de tomar las cosas con calma. Dios
mismo aparece cantidad de veces como “lento” (especialmente cuando se refiere a
la ira que merecemos). Y aparece en la brisa suave. Y “en su tiempo”.
Lo lento es, a mi entender, una forma de cultivar
la esperanza. Desde hoy, ve más despacio.
Instagram: @my.gratavida
Twitter: @MTejadaC
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