viernes, 23 de septiembre de 2016

Un zapato apretado

Encajar
Melissa Tiburcio Martínez
Reflexión escrita por Melissa Tiburcio Martínez, una de las jóvenes de nuestra Iglesia Cristiana y que contextualiza lo que la “presión de grupo” significa para esta edad.

Quizás no soy yo la única. Creo que todos hemos tenido un par de zapatos los cuales no nos ajustan. Pero… ¿qué pasa? Ese par de zapatos nos encantan. No importa que nos queden apretados, hacemos hasta lo imposible para que encajen ¿Verdad?

Vamos a llevar este ejemplo a la vida cotidiana. Tratamos de encajar en un círculo de personas o en un ambiente que no es el nuestro. Tratamos de agradar a los demás y haces todo lo posible, fuerza y encajas a la mala. Muy bien sabes que ese no es el círculo al que perteneces, sabes que no correspondes a ese círculo. Un día quieres salir, decides salir, y sales lastimado, así como te pasó con el par de zapatos los cuales te esforzaste para ponértelos, caminaste incómodo y al quitártelos te resultó doloroso, con ampollas.

Cuando tú decides seguir a Cristo y no volver atrás tendrás que dejar cosas que te gustan y entregárselas a Dios. Tendrás que saber que hay “zapatos”, es decir grupos, ambientes, en los que no encajas y en los que no debes encajar. Ese grupo de amigos que se burlan de ti si confiesas que eres cristiana, si tratas de hacerle saber quién es Dios. Te ignoran, se ríen de ti. ¿Renunciarás a tu fe por encajar? ¿Renunciarás a tus convicciones por hacer que ellos se sientan cómodos contigo?

De algo estoy segura: Dios es todo y Dios es lo que verdaderamente importa. Si tienes ese papá, lo tienes todo. Y, en definitiva, estarás encajando donde verdaderamente vale la pena: en la eternidad.


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