Pastor Rafael Montalvo:
Consejería… sí, pero con sabiduría
Acompañar
a otros en sus procesos, en su búsqueda de restaurar la imagen de Dios en sus
vidas, en su crecer espiritual y emocional… sí, Consejería, pero con sabiduría. Y para esto, el Pastor Rafael Montalvo nos suministra
algunos consejos surgidos de sus estudios, pero más de su experiencia.
Mastícalos, léelos, asimílalos, ponlos en práctica y hazte acompañar de otros
que ya han recorrido parte de la senda para que tu labor de Consejería conduzca
a vida en abundancia.
1.
Orar,
colocar el momento en presencia de Dios.
2.
El carácter:
la humildad, la confianza. Paciencia, tolerancia, misericordia.
3.
Un propósito
claro: buscamos el disfrute de la vida plena.
4.
Un aspecto
operativo: buscamos un lugar tranquilo, sin interrupción.
5.
Hay un
tiempo corto y otras veces hay un tiempo largo… y también hay un tiempo de
terapia, en el que a veces las personas necesitan entrar.
6.
Tener el
cuidado, los límites claros.
7.
A veces es
bueno tener a otra persona, es un discipular para que aprendan, a veces
contribuyen con algún elemento, puede dar seguimiento a la persona con la que
trabajamos. Es importante, sin embargo, que quien te acompaña entienda su rol.
8.
Leer,
instruirse, conocer. Hay temas que no conocemos.
9.
Fundamental:
escuchar, escuchar, escuchar…
10.
Entender,
comprender, ponerse en los zapatos del otro, sin juzgar. Entender con el
corazón, la empatía, el vínculo emocional, siendo sensibles.
11.
Discernir el
lenguaje no verbal (tono de voz, postura, mirada, etc). Observar emociones y
conductas. No puedes entrar en Consejería y dejarte arropar por lo que el otro
dice, sino ver más allá de las palabras.
12.
Entender mis
limitaciones. Hay cosas en la que no soy bueno o no tengo experiencia y debo
referir si es necesario. Incluso, conocer mis temas no resueltos. Conocer mi
trasfondo, mi familia…
13.
No debemos
apresurarnos, sin entender, sin realmente escuchar…
14.
No minimizar
ninguna situación. Para esa persona que vino a hablar contigo es importante, le
duele, le molesta, le hace sufrir.
15.
Hacer
preguntas –ayuda a escuchar-. No se trata de preguntas curiosas, sino para que
saque a decir lo que está dentro. Que la persona pueda ir sacando lo que tiene
sobre la situación. Además, esto contribuye a crear el vínculo.
16.
Estamos
cerca de la persona, pero sin engancharnos con la persona. Engancharnos
significa que no se sabe quién es que tiene el problema, deja de haber
diferencias. Tienes que mantener la distancia, a la vez que mantienes el
vínculo. Si te enganchas, te vuelves ineficaz.
17.
Tratar de
ver qué quiere Dios para esa persona, cuál es su propósito.
18.
No tener
temor de confrontar, de sacar temas que son difíciles, de mencionar situaciones
que no son cómodas, de hablar claro. Hay consejeros que son tan diplomáticos,
tan ligeros, que el otro ni entiende, como si todo estuviese correcto. Con
misericordia y respeto, confronta, habla… a veces por medio de preguntas.
19.
A veces hay
problemas demoníacos, a veces hay problemas químicos… es decir, hay cosas que
no puede abordar la Consejería. Y no todo es diablo o demonio, aunque también
hay demonios.
20.
Elementos
que tienen que ver con el trasfondo familiar. Hay que entender el trasfondo de las personas.
21.
El Pastor
tiene una ventaja sobre el terapeuta. El terapeuta no puede inmiscuirse en la
vida de los pacientes, el pastor no tiene que esperar. Puede tomar la
iniciativa. Vemos a un hermano que tiene algo que no marcha bien, y puedo tomar
la iniciativa, llamarlo…
22.
Como
líderes, no tenemos autoridad para poner a nadie en disciplina en la Iglesia.
Hablamos con los pastores.