martes, 30 de junio de 2015

Reflexión de las 5AM / Varones, he luchado…

Cautivo todo pensamiento

“Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” 2 Corintios. 10:5

Junto a mis hijos...y mis libras.
Les confieso, varones, que he luchado, pero sin significativos avances. Y esta semana pasada entendí finalmente el porqué de mis fracasos: no coloqué esta lucha bajo su mando, no coloqué mi problema a sus pies, no le invoqué cuando mi fuerza de voluntad me fallaba. Lo traté de hacer en mis propias fuerzas y he fracasado. No he podido poner un alto a la obesidad.

Lo entendí a través de la palabra de dos hombres distintos. Uno, un periodista, Hillman Schany Pimentel Pérez. Me lo encontré en un acto en donde fungió de maestro de ceremonia. Al final traté de bromear diciéndole: “Te ves muy bien, se nota que tienes tiempo para hacer ejercicio”. Y él me contestó: “No, eso lo hace el Señor”. Disciplina, organización, cuidar el cuerpo… El otro, un hermano que asistió a la célula que lideran José Luis Guzmán y Pedro Ramírez, el hermano Carlos. Éramos trece hombres y hablamos, informalmente, del tema. Carlos, también un poco obeso, indicó: lo he intentado mil veces, pero me he dado cuenta de que no puedo en mis propias fuerzas…

La fórmula del fracaso: “en mis propias fuerzas”. Actualmente me encuentro con una endocrinóloga, persona maravillosa y entusiasta. Es una herramienta, me señala pautas de alimentación y lleva control de mis indicadores clínicos. Mi esposita, Ysabel, y yo, nos inscribimos en un club-gimnasio (al cual a veces duramos semanas sin ir). Jugos verdes van y jugos verdes vienen… y, como mucho, he logrado mantenerme en el peso que no es peso sino sobre-peso.

Nada de eso está mal (doctora, gimnasio, jugos verdes), pero es insuficiente. Este fin de semana lo decidí, lo acepté: en tus fuerzas, Señor, no en las mías. Y he adoptado un grito de guerra, basado en 2 Corintios 10:5: Llevar cautivo todo pensamiento, todo deseo, toda ansiedad a la obediencia a Cristo, a los pies de Cristo. Mi grito: “A tus pies…”. Someto mis deseos, mis apetitos, mis ansias… a tus pies.



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