Desarrolla un líder, desarrolla una organización
“Viendo
esto Pedro, respondió al pueblo… Pero muchos de los que habían oído la palabra,
creyeron; y el número de los varones era como cinco mil” (Hechos 3:12, 4:4).
Una compañía no puede crecer sino hasta que
crezcan sus líderes. Me asombra continuamente la cantidad de dinero, energía y
enfoques de mercadotécnica que las organizaciones emplean en áreas que no
producen crecimiento alguno. ¿Por qué hacer saber que el cliente es el número uno,
si no se ha entrenado al personal en el servicio al cliente? Cuando los
clientes lleguen, se darán cuenta de la diferencia entre un empleado que ha
recibido entrenamiento para dar servicio y otro que no. Panfletos ingeniosos y
lemas pegajosos no esconderán un liderazgo incompetente.
En 1981 me convertí en pastor principal de
la Iglesia Skyline Wesleyan, en San Diego, California. Desde 1969 hasta 1981
esta congregación tenía un promedio de mil asistentes, y se encontraba en un
obvio período de estancamiento. Convoqué a mi primera reunión de personal y
pronuncié una charla con la tesis “los líderes deciden el nivel de una
organización”. Tracé una línea a lo largo de la pizarra y escribí el número “1000”.
Les comuniqué que aunque sabía que ellos podían guiar eficientemente a mil
personas, no sabía si podrían guiar a dos mil. Sabía que el crecimiento
llegaría de inmediato cuando los líderes cambiaran positivamente. Ahora,
tendría que ayudarlos a cambiar.
La fortaleza de cualquier organización es
el resultado directo de la fortaleza de sus líderes.
Líderes débiles significan organizaciones
débiles.
Líderes brillantes hacen organizaciones
brillantes.
Todo comienza o termina con el liderazgo.
(John C. Maxwell,
Desarrolle los líderes que están alrededor de usted).