miércoles, 20 de agosto de 2008

Filosofando / Del Presidente y las riquezas

Del Presidente Fernández y la idolatría de las riquezas…

Milton Tejada C.

Estaba escuchando al Presidente Leonel Fernández. Las fallas técnicas no impidieron el que mantuviéramos la atención. Hablaba de la situación mundial y esbozaba consignas, pensamientos, que bien pudieron ser propios de un teólogo… pero fueron los de un político.

Por momento, recordé las leyendas en la parte trasera de las guaguas de FENATRANO: Esto tiene que cambiar.

“El mundo no puede seguir así. No puede seguir apoyándose en la codicia, el egoísmo, la avidez y el engaño para amasar grandes fortunas en beneficio de unos pocos.

El mundo tiene que cambiar. Tiene que eliminar toda forma de injusticia, discriminación y desigualdad que exista. Tiene que avanzar su marcha hacia el mañana fundamentándose en la solidaridad, la cooperación y la integración.

A pesar de sus complejidades, el mundo, sin embargo, es bastante simple. De lo que se trata es de cambiar la codicia por la generosidad y la avaricia, por la fraternidad”, nos dijo el Presidente.

Y entonces recordé algunas clases con el Profesor Manolo Maza. Teología Fundamental, allá en mis años mozos. El tema de la idolatría en la Biblia y el tema de las idolatrías en el mundo cotidiano de hoy.

¡Qué fácil es rechazar la idolatría que tiene ropaje de religiosa, aquella que consiste en adorar o venerar estatuas, santos, de madera, barro o mármol!

Pero hay otra idolatría…

La idolatría consiste en el hecho de que el hombre es capaz de convertir en dioses, cosas de la realidad temporal y terrenal. Un dios que adora, al que venera, al que entrega sus criterios y su corazón.

De eso habló el Presidente…

De la codicia,

El egoísmo,

La avidez,

El engaño,

La injusticia,

La discriminación,

La avaricia

La desigualdad…

Todos estos ejes con un norte común: amasar grandes fortunas en beneficio de unos pocos…es la idolatría de la riqueza, el gran Dios moderno.

Juan Simarro, en un artículo publicado en Protestante Digital, señala que “la idolatría que diviniza el dinero y las posesiones, atenta contra la vida del prójimo, le despoja, le roba su dignidad y le deja reducido a la infravida de la pobreza y de la exclusión social. Es el rendirse de manera incondicional ante el dios Mammón. Y los actos de idolatría que cometen los idólatras de Mammón, conforman una liturgia de muerte: el despojo de los débiles, la acumulación desmedida de bienes contra la que clama la Biblia, la opresión de los desheredados y las prácticas de nuevas esclavitudes…”

Un cristiano no puede caer en la trampa de un sistema que nos empuja al consumo sin solidaridad, lejos del próximo (o prójimo). Un cristiano no puede servir a dos señores. Cierto que “poderoso caballero es don dinero”, pero el Jesús en que el que creemos y vive, es el Señor y El es quien ha de reinar en nuestros corazones…

La crítica del Presidente es cierta, pero carece de coherencia con muchas de las prácticas de su gobierno, porque hay también la idolatría del poder político. Esa que parece empujar al Presidente a aspirar a un nuevo período apenas iniciando un tercer mandato…

Es probable que para muchos fuese mejor proclamar una monarquía… fundamentados en la creencia del predestinado (una especie de Matrix a lo dominicano)… total, que Mammón cambia y tiene aliento y cobra vidas. El tributo de la política dominicana lo paga nuestra sociedad… pero Mammón –el político y el económico- es adorado porque tiene adoradores que han abierto su pecho. ¡Salve, César, los que van a morir te saludan!

lunes, 11 de agosto de 2008

Filosofando / Justicia por sus propias manos

Un camino sin salida

Milton Tejada C.

Sintió alegría y aún más: placer. La multitud lo estaba “acribillando”, “lapidando”, colocándolo en el paredón… Por fin, se dijo, la gente comienza a tomar su destino en sus manos. Rabia, dolor, miseria, frustración… están abriendo un canal en donde grupos de dominicanos hacen justicia, “linchan” al delincuente… o, en las palabras más socorridas: hacen justicia con sus propias manos.

Y luego, sintió horror. Horror de si mismo, horror de su sociedad ¿Qué está pasando en la sociedad dominicana que en dos semanas se registran seis casos de “justicia por sus propias manos”, de “autodefensa popular”? La Policía Nacional no aplaude estos hechos, pero al parecer los avala porque, a diferencias de otras circunstancias, no suelen presentarse detenidos a la prensa. “Fuenteovejuna” queda impune. Lo que hacen todos, no lo hace nadie, nadie es responsable.

En otro orden, meter a la cárcel a las multitudes… no, eso no, eso no es parte de lo “políticamente correcto” y este es un país en donde se vive de lo “políticamente correcto”: aquello que es popular, que es aparentemente aceptado por las mayorías. Claro, existe el hecho de que estas “mayorías” han sido moldeadas a través de años hacia el desencanto, la mediocridad, la vanalidad, el consumo, la impunidad, el descreimiento y desconfianza… los gobiernos han propiciado mayorías acordes con sus intereses momentáneos y luego algunos de los políticos aprovecha la ocasión para asumir una posición de beato, dándose golpes en el pecho y clamando por un cambio en la conducta social… un círculo mortal, diabólico.

Es probable que Huchi Lora tenga razón. Ya ha repetido varias veces que somos un país con un solo partido y varios colores. Es una sola forma de hacer política. La verdad que el rostro feo de la democracia pasa por estos partidos.

En la historia del pueblo hebreo hubo una generación que pereció en el desierto y surgió otra que entró a la tierra prometida. En nuestro caso, parece ser que la generación que se resiste a morir quiere dejar corrompida a la siguiente. La “semilla del mal” quedará sembrada, germinando, fructificando…

Mis excusas, cosas de filósofos de la historia o de la historia del filosofar, lo mismo da. Volviendo al tema de “justicia con las propias manos” o “por” (la discusión gramatical puede hacerse luego), la verdad es que no, el filósofo no está de acuerdo. Una sociedad se da normas y ellas son las que le permiten mantenerse cohesionada. El camino del anarquismo puede estar abierto. La desintegración social… hay explicaciones al fenómeno, sí… las hay, pero las explicaciones no hacen que el hecho sea justificado. Ayudan a ir a la raíz.

Mientras tanto, aunque el autor de un asesinato sea una persona, un pequeño grupo o una multitud, el hecho sigue siendo asesinato y hay culpables objetivos. La Justicia podrá evaluar condiciones atenuantes en cualquier caso.

Claro, hay multitudes que nunca aparecen como “bárbaras” o grupos, aunque lo sean. Un ejemplo: el gobierno. Detrás de ese sustantivo se esconden muchos desmanes y el mayor de todos es el permitir y hasta fomentar el despojo de la confianza a la gente… pueden devolverla?

Yo, el filósofo, tengo simple vergüenza por mi sociedad y mi gobierno. Una sociedad que está en contra de la delincuencia y que, simultáneamente, parece disfrutar de la misma.

“Hay que dejar que las instituciones funcionen…”. Y la sociedad dominicana se encuentra como los niños jugando en el cajón de bolas de McDonald: rebotando de una bola a otra. Para voceros policiales, la Justicia no juega su papel. Para el Presidente, se tendrá mano dura con la delincuencia. Explicaciones, repito, pero no justificaciones de este “tomar la justicia con sus propias manos”.

Los ciudadanos, pobres y ricos, tal vez deberían pensar que en lugar de disfrutar del delinquir colectivamente, colectivamente debemos cambiar a las instituciones y sus responsables.


¿De qué sirvió la Reforma Procesal Penal? Una justicia más transparente y más justa, pero ¿justa para quien?


viernes, 1 de agosto de 2008

Reflexión de las 5AM / hombre, mujer y sexo


Hombre, mujer y sexo

¡Mira qué paradoja!
El hombre necesita sexo para sentirse amado.
La mujer necesita sentirse amada para entrar en el sexo.
Un hombre sabio sabe que la forma en que se despide en la mañana y sus actividades y sus palabras en el día afectan lo que pase en la noche o en la madrugada.
Tú, como hombre, quieres sexo. Ella, como mujer, quiere un amante.
Para ella el sexo es el resultado de un proceso.
Muchos hombres quieren el resultado, sin el proceso.
El corazón de Dios es plenitud. Proceso y resultado han de encontrarse.
El sexo, en el contexto de Dios, trae bendición.
Los hombres debemos apelar a la creatividad. Terminó la época de las “excusas”.
Milton Tejada C.
(809) 519-5584.