Del Presidente Fernández y la idolatría de las riquezas…
Milton Tejada C.
Estaba escuchando al Presidente Leonel Fernández. Las fallas técnicas no impidieron el que mantuviéramos la atención. Hablaba de la situación mundial y esbozaba consignas, pensamientos, que bien pudieron ser propios de un teólogo… pero fueron los de un político.
Por momento, recordé las leyendas en la parte trasera de las guaguas de FENATRANO: Esto tiene que cambiar.
“El mundo no puede seguir así. No puede seguir apoyándose en la codicia, el egoísmo, la avidez y el engaño para amasar grandes fortunas en beneficio de unos pocos.
El mundo tiene que cambiar. Tiene que eliminar toda forma de injusticia, discriminación y desigualdad que exista. Tiene que avanzar su marcha hacia el mañana fundamentándose en la solidaridad, la cooperación y la integración.
A pesar de sus complejidades, el mundo, sin embargo, es bastante simple. De lo que se trata es de cambiar la codicia por la generosidad y la avaricia, por la fraternidad”, nos dijo el Presidente.
Y entonces recordé algunas clases con el Profesor Manolo Maza. Teología Fundamental, allá en mis años mozos. El tema de la idolatría en la Biblia y el tema de las idolatrías en el mundo cotidiano de hoy.
¡Qué fácil es rechazar la idolatría que tiene ropaje de religiosa, aquella que consiste en adorar o venerar estatuas, santos, de madera, barro o mármol!
Pero hay otra idolatría…
La idolatría consiste en el hecho de que el hombre es capaz de convertir en dioses, cosas de la realidad temporal y terrenal. Un dios que adora, al que venera, al que entrega sus criterios y su corazón.
De eso habló el Presidente…
De la codicia,
El egoísmo,
La avidez,
El engaño,
La injusticia,
La discriminación,
La avaricia
La desigualdad…
Todos estos ejes con un norte común: amasar grandes fortunas en beneficio de unos pocos…es la idolatría de la riqueza, el gran Dios moderno.
Juan Simarro, en un artículo publicado en Protestante Digital, señala que “la idolatría que diviniza el dinero y las posesiones, atenta contra la vida del prójimo, le despoja, le roba su dignidad y le deja reducido a la infravida de la pobreza y de la exclusión social. Es el rendirse de manera incondicional ante el dios Mammón. Y los actos de idolatría que cometen los idólatras de Mammón, conforman una liturgia de muerte: el despojo de los débiles, la acumulación desmedida de bienes contra la que clama la Biblia, la opresión de los desheredados y las prácticas de nuevas esclavitudes…”
Un cristiano no puede caer en la trampa de un sistema que nos empuja al consumo sin solidaridad, lejos del próximo (o prójimo). Un cristiano no puede servir a dos señores. Cierto que “poderoso caballero es don dinero”, pero el Jesús en que el que creemos y vive, es el Señor y El es quien ha de reinar en nuestros corazones…
La crítica del Presidente es cierta, pero carece de coherencia con muchas de las prácticas de su gobierno, porque hay también la idolatría del poder político. Esa que parece empujar al Presidente a aspirar a un nuevo período apenas iniciando un tercer mandato…
Es probable que para muchos fuese mejor proclamar una monarquía… fundamentados en la creencia del predestinado (una especie de Matrix a lo dominicano)… total, que Mammón cambia y tiene aliento y cobra vidas. El tributo de la política dominicana lo paga nuestra sociedad… pero Mammón –el político y el económico- es adorado porque tiene adoradores que han abierto su pecho. ¡Salve, César, los que van a morir te saludan!