EL PROCESO DE LA CONSEJERÍA
Esta reflexión es de hace unos
meses, fruto de una lectura que, lamentablemente, no escribí la referencia (lo
cual suelo hacer). La comparto porque puede serte útil en el entender la
importancia de la ayuda y el proceso de la consejería como forma de ayuda.
¿Necesita realmente la gente
ayuda? La respuesta desde la perspectiva de la creación, la caída y la
redención es un rotundo SÍ. Cada uno de nosotros necesita ayuda y cada uno de
nosotros está llamado a ofrecerla.
Una de estas vías es la
CONSEJERÍA, uno de cuyos objetivos es que la verdad de Dios penetre en la vida
de las personas y en sus relaciones.
El consejero ha de ser capaz de
hacer una aplicación concreta (es decir, para cada caso) de las Escrituras.
El proceso de consejería tiene
cuatro pasos o fases importantes:
1º. Bienvenida. En este paso
buscamos establecer una relación de confianza y entendimiento con el
aconsejado(a), fortalecerla si existe previamente, darle la seguridad de la
confidencialidad que requiera, al ismo tiempo que se busca centrar nuestra
esperanza en Dios y su Palabra.
2º. Comprender o conocimiento.
Es establecer que es lo importante, comprender a la persona y su situación
específica, iniciar un proceso de entender emociones, conocimientos y
conductas, ya que la consejería tiene como propósito aplicar la Palabra de Dios
de modo específico.
3º. Confrontar y consolar.
Ayudar a los aconsejados a verse bíblicamente a sí mismos y a abrazar las
promesas de Dios, así como inclinarlos a la obediencia a la Palabra de Dios, a
entender su caminar como un proceso. Debido al engaño del pecado, todos
necesitamos en algún momento ser confrontados. Necesitamos que nos digan “la
verdad en amor” y, del mismo modo, llevar consuelo y aliento, esperanza. El
cambio es posible en Jesús.
4º. Acción-compromiso. Ayudar
al aconsejado(a) a aplicar las verdades aprendidas acerca de sí mismo, de Dios,
de los demás, de sus relaciones (y de la relación específica que es objeto de
la consejería). En ocasiones, implica nuevos hábitos. La comprensión es
importante, pero insuficiente. Es necesario que el resultado apunte a “estar
enteramente preparados para la buena obra”.