miércoles, 25 de junio de 2014

Para pensar / El dominio propio

EL VALOR DEL DOMINIO PROPIO 
Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.
Proverbios 25.28 (NVI)

 La defensa de una ciudad no era un asunto que simplemente le agregaba una cuota adicional de seguridad a sus habitantes. En los tiempos del rey Salomón, era una cuestión de vida o muerte pues, según la práctica de la época, las batallas y guerras entre los pueblos frecuentemente incluían el subyugar a las poblaciones mediante el saqueo de sus ciudades. En las ciudades se encontraban los centros de administración, comercio y distribución de alimentos. Los pobladores de la zona sabían también que podían encontrar en las ciudades el socorro y la protección que necesitaban frente a la llegada de un enemigo.

Típicamente una ciudad estaba rodeada de un muro. Los muros muchas veces tenían hasta siete metros de ancho y diez metros de altura. En la base del muro, se colocaban terraplenes inclinados, rellenos con pedregullo para dificultar los intentos de escalarlos. El terraplén, en algunos casos, terminaba en una fosa que imposibilitaba el cruce de los ejércitos que buscaban acercarse hasta los muros. Las ciudades tenían pocas entradas y estas estaban construidas con elaborados diseños que impedían el paso de grandes cantidades de personas a la vez. Sobre los muros existían aberturas desde las cuales el ejército defensor podía herir a los atacantes con flechas y otros misiles. También, los muros contenían torres donde se concentraban mayor cantidad de soldados para la defensa de puntos estratégicos. Algunos historiadores afirman que una ciudad construida de esta manera podía, en ocasiones, resistirse durante años a un estado de sitio.

¿Cuál era el propósito de esta defensa? Evitar que el ejército atacante entrara en la ciudad y arrasara con todo lo que encontrara en el camino. Una vez tomada una ciudad, sus edificios eran destruidos, sus habitantes eran tomados prisioneros y sus pertenencias pasaban a ser parte del botín de guerra del ejército conquistador. Como ciudad dejaba de tener utilidad alguna.

Así, dice el autor de Proverbios, es el hombre que carece de dominio propio.

  • Piense en la persona que no sabe callarse. Vive rodeado de pleitos y controversias, y se enreda en todo tipo de dificultades, porque no sabe guardar silencio en el momento oportuno. 
  • Piense en la persona que no sabe decirle que no a los pedidos que otros le hacen. Pierde control de su propia vida y se pasa el tiempo tratando de satisfacer las demandas de todos los que se le cruzan por el camino. 
  • Piense en la persona que no sabe disciplinarse en la comida. Pierde su buen estado de salud y comienza a adquirir un peso en desproporción a su estatura, sufriendo todas las complicaciones propias de la obesidad. 
  • Piense en la persona que no puede resistirse a las seductoras invitaciones del pecado. Pierde su santidad y se hunde en todo tipo de prácticas que debilitan profundamente su vida espiritual. 

Para pensar:
Tener dominio propio es saber tomar las medidas necesarias para cuidar y proteger los recursos que hemos recibido del Señor. Es poseer la disciplina para resistirse a los impulsos naturales de la carne. Es una decisión que, en el momento parece innecesaria, pero que produce un fruto precioso en el futuro. Todo líder debe estar ejercitado en el dominio propio.


Tomado del Devocional para Líderes: Alza tus Ojos.

martes, 24 de junio de 2014

A mis amigos / Oración por un hermano

Carta a mis amigos:
Una familia hermosa, un padre necesitado

 Mi esposa Ana Ysabel Acosta Columna tiene una hermosa familia. Ella es muy cuidadosa con los suyos. Está atenta a ellos. Cada semana trata de visitar a sus padres, don Máximo y doña Susana. Cinco son los hermanos: Fernando, Cristian, Maximito, Rosa y Susana.
Fdo y Adalmilka
Ahora esta hermosa familia vive un momento difícil: Fernando Acosta Columna, el hermano más pequeño, se encontraba de “visita médica” (fue a chequear otra dificultad de salud también muy importante) en Miami. Tenía cita para ser atendido en el Hospital de la Universidad de Miami. El lunes 16, mientras se registraba en un hotel cercano al hospital, sufrió un derrame cerebral. Realmente fue un cuidado de Dios, una bendición, encontrarse a uno o dos minutos del hospital en el que ha sido diligentemente atendido.
Fernando Acosta Columna también tiene una hermosa familia de la cual presento algunas fotos. Su esposa, Adamilka Taveras, sus hijos: Abril, Azul y Fernandito… joviales, felices, contentos, una pareja joven que lucha por ver realizado sus ideales. Fernando, mi cuñado, es un tipo
Azul y Abril
jovial, fuerte, amante de los caballos y los gallos, agradable, honesto… bueno, sería muy larga la lista de sus atributos. Mi esposa Ysabel afirma que Fernando prácticamente murió cuando le dio el derrame, pero gracias a la mano de Dios y a la intervención oportuna de los médicos que Dios puso a su lado en el lugar y momento preciso, pudo ser revivido  y está luchando por su vida. Esta en cuidados intensivos con un tubo en la cabeza para que drene todo el líquido y la sangre derramada en su cerebro, lo cual va sucediendo lentamente.
Fernandito
La Iglesia de la que soy miembro, la Iglesia Cristiana, ha estado en oración por su salud. Ysabel y yo sabemos que estas oraciones están llegando al corazón de Dios.
Ysabel está acompañando a su mamá allá en Miami en este difícil momento.
Hoy hago algo inusual: les pido abiertamente que oren por Fernando, que oren específicamente para que los médicos puedan encontrar la causa del derrame cerebral, para que su mejoría se incremente cada día.
Oren, por favor, por fuerzas para doña Susana, don Máximo y toda la familia Acosta Columna.
Por paz en medio de la tormenta.

Gracias.

Milton T.

lunes, 16 de junio de 2014

Del Pastor / Política y homosexualidad

La política triunfa sobre la moral, los valores y la ética
 Por Pastor Rafael Montalvo

Es sorprendente e indignante el silencio de nuestras autoridades frente a las actividades homosexuales promovidas por la Embajada de los Estados Unidos en nuestro país.
En este sentido queremos hacer algunas puntualizaciones:
·             Vemos, como siempre ocurre, que la política puede más que la moral, los valores y la ética.
·             Vemos cómo las naciones poderosas, con soberbia y prepotencia, avasallan a naciones pequeñas, imponiendo su cultura, forma de pensar y conductas aberrantes, a las cuales no estamos acostumbrados y además chocan con nuestros valores y la Constitución.
·             Vemos cómo estos representantes de naciones poderosas se sienten por encima de todo y de todos, considerándonos, como siempre, una pequeña aldea o el patio de sus casas.
·             Vemos la debilidad moral de nuestros gobiernos y su falta de valentía para expresar en público lo que el corazón y nuestros principios dictan.
·             Vemos cómo los gobernantes con tal de mantener la “gobernabilidad” están dispuestos a vender sus almas al diablo. “El fin justifica los medios”.

Y me pregunto, ¿cuál hubiera sido la reacción de nuestros gobernantes, de los moralistas de nuestra nación, de los nacionalistas, si esta misma situación hubiera sido con el embajador haitiano? ¿Le hubiéramos permitido venir con su “esposo”? ¿Le hubiéramos permitido promover el homosexualismo? ¿O hace rato que ya se le hubiera llamado la atención y declarada “persona no grata” en nuestro país?

¡DA PENA, CÓMO LA POLÍTICA TRIUNFA SOBRE LA MORAL, LOS VALORES Y LA ÉTICA!
¡QUÉ DIOS BENDIGA NUESTRA NACIÓN!
¡QUÉ DIOS BENDIGA A LA REPÚBLICA DOMINICANA!
¡QUÉ DIOS NOS DE HOMBRES Y MUJERES QUE LE AMEN Y QUE CON VALENTÍA DEFIENDAN NUESTROS VALORES!

domingo, 15 de junio de 2014

Poesía / Esperanza

Esperanza

 
Esperanza
 "Y ahora Señor, ¿qué esperaré?, mi esperanza está en ti" Salmo 39,7 

Esperanza no es espera
que canse o desaliente,
es certeza, es confianza,
camino es de valientes.
Esperanza no es espera
de llegar sólo a la meta
sin nadie que esté aguardando
para franquear la puerta.
Esperanza no es espera
que ignore qué hay al final
temiendo siempre encontrarse
vacío y oscuridad.
Esperanza es gozo grande
De saber con gran certeza
Que nos espera un hogar
Con las puertas bien abiertas,
Unos brazos amorosos
Al final de la carrera...
¡Los brazos del Padre Eterno
Que cumple con sus promesas!


 Tomado del nº 3-2013, de la revista Nuestra Labor (UMBE)
Publicado en:

miércoles, 4 de junio de 2014

Biblia / Interpretaciones dudosas

En la Academia Bíblica de Crecimiento hemos terminado el módulo de Hermenéutica. Es un buen momento para aclarar que no hay una sola interpretación de la Palabra de Dios y que algunas pueden ser interpretaciones dudosas. Interpretar adecuadamente la Biblia es condición necesaria, indispensable, para obedecer adecuadamente, sabiamente. Sin embargo, los riesgos son del intérprete.

Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: «He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. De tus hijos que saldrán de ti y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia». Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días. Isaías 39.5–8.

Existen dos desafíos puntuales que nos enfrentan en relación a la Palabra de Dios. El primero de ellos es recibirla. Pareciera que mencionarlo es innecesario, pues esta necesidad es bien obvia y evidente para todos los que desean caminar en rectitud delante de él. No obstante, existe una gran diferencia entre entender que necesitamos su Palabra y experimentar día a día que el Señor le habla a nuestra vida.
El desafío de recibir la Palabra es grande porque todos nosotros estamos ocupados e inmersos en nuestras actividades cotidianas. Para que él nos hable, es necesario que cese -aunque no sea más que por un momento- el bullicio y el movimiento de nuestras vidas. Es difícil hablarle a quien está concentrado en otras cosas. Pero aun cuando cesan nuestras actividades, no tenemos garantía de nuestra capacidad de escucharlo. En nuestro interior también existe un incesante movimiento de las muchas cosas que estimulan nuestros pensamientos y alimentan nuestra preocupación. Por eso es imprescindible que adquiramos la disciplina de aquietar nuestros espíritus. El silencio y el oído atento son condiciones indispensables para poder escuchar al Señor.
Si logramos acallar nuestra alma para recibir con mansedumbre la Palabra habremos ganado la mitad de la batalla. Ahora se nos presenta un nuevo desafío: entender qué significa lo que hemos escuchado. Y es aquí donde frecuentemente nos desviamos de la verdad, pues le damos a la Palabra una interpretación enteramente favorable a nuestra situación personal. El deseo de escuchar del Señor sólo lo que es dulce a nuestros oídos es fuerte en cada uno de nosotros. Las interpretaciones convenientes le salvarán a nuestro espíritu esos momentos de incomodidad cuando la Palabra penetra hasta las profundidades del ser.
Ninguno de nosotros hemos tenido la bendición de que un profeta de la estatura de Isaías venga a proclamarnos la Palabra de Dios. El rey Ezequías, un hombre temeroso de Dios, tuvo este privilegio. Por medio del profeta le fue anunciado que todas sus posesiones, junto a sus hijos, serían llevados a Babilonia. Para un rey sumamente preocupado por las crecientes hostilidades con Asiria, esto sonaba a una alianza estratégica con el país que mejor los podía proteger. Se abrazó a la Palabra y dijo con alegría: «¡esta Palabra es buena!»
Qué equivocado estaba en su interpretación! El mensaje del profeta no anunciaba otra cosa que la destrucción de Jerusalén y el cautiverio para el pueblo de Israel. La lección, para nosotros, es clara. Seamos precavidos a la hora de proclamar el significado de su Palabra.
Para pensar:
El problema principal en la interpretación es creer que hay una sola interpretación posible de lo que se ha dicho. Tenga cuidado con esas interpretaciones en las que todo es acomodado a la conveniencia del intérprete. La palabra de Dios usualmente nos incomoda.